Toño Tejerina: “Escribo desde el estómago, por necesidad, lo hecho siempre, seguramente para ahorrarme tratamientos psicológicos”

Toño Tejerina

Manuel Cuenya

“—Soy agnóstico. Además, creo que si te suicidas, nada de homenajes, te salen a recibir a escobazos, a menos que te inmoles por una buena causa... De todos modos habrá que estudiarlo, las religiones son como las compañías telefónicas, hay que ir a la que te ofrezca más.

—Pues la religión no está tan mal, te ayuda a enfrentarte a la muerte...

—Lo que mejor te ayuda a afrontar la muerte es no tener nada que perder.

—Todo el mundo tiene algo que perder.

—Sí, pero si es lo suficientemente insignificante como para poder obviarlo eres libre, y si tienes los cojones necesarios para comprar el billete... estás listo para coger el primer autobús rumbo al infierno.

—¡Vale, Chuck Norris! Pues yo creo que tú dices que lo tienes claro, pero siempre vas a por el billete cuando sabes que la taquilla está cerrada...“.

(Toño Tejerina, de su novela 'Melodías para morir o matar')

Conocido por su labor como guionista y monologuista en el célebre programa 'El hormiguero', que dirige Pablo Motos, Toño (Antonio) Tejerina también es autor de libros como 'Sobrevivir a una mutación', su ópera prima, “con unas magníficas ilustraciones de Luis Silva”.

En este volumen -nos cuenta su creador-, sólo pretendía hablar, de una manera muy somera, de la discapacidad física quitándole dramatismo. “Básicamente desactivar, en la medida de lo posible el '¡Ay pobrín!'”, añade Toño, que se toma la vida con un gran sentido del humor, algo que resulta en verdad saludable. Pues el humor y el quitarle hierro a todo le ha salvado, en su opinión, la vida.

“Cuando yo nací le dijeron a mi madre que iba a durar 90 días. ¿Si la vida me tenía reservado un lugar en el contenedor del darwinismo fallido, porque yo habría de tomármela en serio? Si algún día lo hago, probablemente me tire por una ventana”, así, con contundencia y claridad, se expresa Toño, 'El diablo sobre ruedas', como también se le conoce a este humorista nacido en Ponferrada, que siente nostalgia de su paraíso, el Bierzo, aunque haya vivido la mayor parte de su vida fuera de esta comarca leonesa.

Reconoce que el Bierzo es todo para él porque en esta tierra, mágica al decir de alguna gente, están sus mayores afectos. Y esto se me antoja definitivo, porque lo importante para un ser humano suele ser su envoltorio afectivo. Uno puede vivir en cualquier lugar en el mundo, creo, siempre que tenga la temperatura afectiva adecuada. Siempre que encuentre eso que todos o casi todos los seres humanos deseamos: que nos quieran, sentirnos queridos. Amar y ser amados, acaso lo mejor que nos puede ocurrir.

Cuando yo nací le dijeron a mi madre que iba a durar 90 días. ¿Si la vida me tenía reservado un lugar en el contenedor del darwinismo fallido, porque yo habría de tomármela en serio?

“En el Bierzo es donde yo he sido más libre y donde están mis mayores afectos, y por tanto mi refugio ante las mayores tempestades”, afirma Toño, que fue pregonero de las Fiestas de la Encina de Ponferrada y Botillo de oro.

“Vivo eternamente en esa nostalgia contradictoria del que sabe que no debe volver. Quien más quien menos, ha dicho alguna vez: Lo mando todo a tomar por saco y monto un chiringuito en la playa, probablemente nunca lo montes, pero necesitas contar con la posibilidad. Yo mantengo el Bierzo y mi gente como mi Shangrila particular, pero por eso mismo, me lo tengo que administrar con prudencia para que nunca pierda su poder balsámico”, evoca Toño, con esa su visión bastante escéptica de casi todo, “que permite desarrollar una socarronería que lo hace todo un poquito más llevadero”, precisa Toño, consciente de que el Bierzo ha conformado su carácter y su forma de maniobrar en el mundo.

Melodías para morir o matar, una novela pulp

“Sin ánimo de hacer generalizaciones excesivas, creo que por estos lares somos gente recia, rotunda en el disfrute, y cálida en la acogida”, puntualiza el autor de 'Melodías para morir o matar', “una novela pulp de desahogo, donde me permití matar a Emilio Botín cuando aún estaba vivo”, según él, una novela con muchas referencias al cine ('La chaqueta metálica', 'Psicosis', 'El padrino', 'Taxi driver', 'Pulp Fiction', 'Bienvenido Mr. Marshall'...), repleta de música, de buena música (por ahí aparecen, entre otros, Bob Dylan, los Rolling, James Brown, Lou Reed, Talking Heads, Gainsbourg), me atrevería a señalar –no en vano fue pinchadiscos en el madrileño barrio de Malasaña–. Una obra que nos habla de una España en crisis.

“...Después de ver desplomarse una vez más el Ibex 35 y la prima de riesgo escalar el Karakórum, y cuando creía que no se le iba a ofrecer nada nuevo, se encontró con un consternado director de El Parque de Atracciones que se la- mentaba porque unos vándalos habían entrado por la noche y habían decapitado a uno de los caballos del valioso tiovivo. Un tiovivo modernista de 1927...”.

(Toño Tejerina, de su novela 'Melodías para morir o matar')

Con un estilo realista, nos hace recordar por momentos la escritura de Bukowski y aun de otros narradores americanos, con dinamismo (se nota su habilidad, su ritmo como guionista) la historia de un personaje llamado iago, originario de Vigo (taquillero en El Parque De Atracciones y pinchadiscos en un bar en Malasaña de Madrid) que podría ser, en cierto sentido, un alter ego del autor, que decide suicidarse tras la muerte de su amigo en circunstancias extrañas. Pero que acaba ligando con una chica guapa, explosiva, llamada Patricia.

Una historia, la de Tejerina, contada con gracia, con toques humorísticos (hasta aparece la cueva de Las Médulas en su libro), incluso existencialistas, con sus componentes de soledad, vacío existencial, entre otros.

“Yo escribo desde el estómago, por necesidad, lo hecho siempre, seguramente para ahorrarme tratamientos psicológicos”, afirma Toño, que se ha formado también leyendo todo aquello que le ha resultado interesante, tratando “de robar y pervertir cosas para mí”, asegura este guionista y escritor para quien existe una diferencia entre escribir un guion y un libro, porque “en un texto propio eres totalmente libre, para bien y para mal, a la hora de confeccionar un guion para otros, eres un sastre, que se ha de esforzar en coser el mejor traje que seas capaz, a gusto del consumidor”.

En todo caso, su labor como guionista requiere de velocidad, “la adrenalina de lo diario, el resolver contingencias en el momento, y el trabajo en equipo. Eso hace oficio”, nos recuerda este licenciado en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid.

Vivo eternamente en esa nostalgia contradictoria del que sabe que no debe volver. Quien más quien menos, ha dicho alguna vez: Lo mando todo a tomar por saco y monto un chiringuito en la playa, probablemente nunca lo montes, pero necesitas contar con la posibilidad

Cree Toño que en la provincia de León hay mucho talento, “pero muy individualizado”, faltan herramientas colectivas, a su entender. “Aquí cada cual brilla a sus uñas y por pura cabezonería, tratando de convertir sus devociones en profesión”, matiza, invitándonos a buen seguro a que reflexionemos acerca de esta nuestra idiosincrasia, tan berciana, tan leonesa, tan española, de que cada cual vive en su compartimento estanco, como ya nos avisara el filósofo Ortega y Gasset en su lúcido ensayo 'La España invertebrada'.

En estos momentos, está a la espera de encontrar una editorial que quiera publicar un libro titulado 'A guardia cambiada', que habla, según él, de un viejo boxeador, perdido en un mundo muy cambiante que ya le es totalmente ajeno, y que se aferra a sus propios valores como único refugio confortable y seguro.

Entrevista breve a Toño Tejerina

“Reivindico la carnalidad frente a lo virtual”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Todos los buenos libros resisten varias lecturas, porque en cada momento te sientes concernido por algo diferente según tu situación personal.

El último que he leído compulsivamente y con devoción, ha sido 'Cómo me hice idiota' de Jaime Silva.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Pepe Carballo. Y en mi vida dos, faros indiscutibles, mi abuelo Berti y Óscar Tahoces.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Los libros que se me han hecho duros, o imposibles de terminar, seguramente ha sido yo que no estado a la altura.

Un rasgo que defina tu personalidad.

No lo sé, probablemente, cabezón, tenaz.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Honestidad y lealtad.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

La política actual es un reflejo bastante fidedigno de la sociedad, mucho ruido y pocas nueces.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Disfrutar con mi gente y el rock'n'roll.

¿Por qué escribes?

Porque no tengo licencia de armas ni buena puntería.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No, creo que son otra cosa totalmente distinta, herramientas válidas, pero desde luego no literatura. Y reivindico la carnalidad frente a lo virtual, donde esté una buena conversación con una copa, que se quiten los 150 caracteres.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

La calle, hay mucha literatura escuchando la calle, y mi estado anímico.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Sigo en la actualidad y leo con fervor 'Mi mesa cojea', de José Antonio Pérez Ledo.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Si no puedes hacer más agradable la vida de alguien, al menos no se la jodas.

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