Cine

'El luchador': el chico de la moto

Fotograma de 'El Luchador', protagonizado por Mickey Rourke.

Antonio Boñar

El errático Mickey Rourke resurgía de sus cenizas con la poderosa y conmovedora interpretación de ese luchador de wrestling que, después de haber sido una estrella en los ochenta, se resiste a asumir el ocaso de su carrera y deambula por cuadriláteros de tercera, con la derrota dibujada en su rostro y el cuerpo y el alma magullados de golpes. Los paralelismos que encontramos entre el propio actor y Randy The Ran Robinson son evidentes. Porque el chico de la moto también había conocido el infierno, arropándose durante años bajo su sórdida y autodestructiva sombra. Una caída desde lo más alto que quedó perversamente reflejada en ese bello y seductor rostro deformado por la práctica del boxeo y por los excesos. Un descenso hacia el olvido que parecía irremediable y que, seguramente, ocurrió como describe este diálogo escrito por Ernest Hemingway:  

— ¿Cómo quebraste? – preguntó Bill.

— De dos maneras – dijo Mike –. Primero gradualmente y después de repente.

Darren Aronofosky firmó una espléndida obra que rezuma honestidad, que contiene el amargo sabor de la derrota en cada uno de sus fotogramas y que mira con penetrante lucidez a los ojos del fracaso. La historia de ese hombre vapuleado por la vida que lucha por recuperar la inquebrantable dignidad que adorna a los supervivientes de sí mismos, es un demoledor viaje a la oscuridad que arrastra al espectador hacía ese lugar donde habitan los corazones rotos. Cuenta el director de Pi, fe en el caos (1998), Réquiem por un sueño (2000), Cisne negro (2010) o la reciente La ballena, que fueron muchos los que dudaron de la elección de Mickey Rourke para el papel protagonista en El luchador (2008). La gente me preguntaba cómo me las iba a arreglar para que Mickey cayera bien, explica. A lo que él contestaba: “deberíais verle; cuando te mira a los ojos te parte el corazón”.

Y ese chico de la moto que, como decía el personaje interpretado por Dennis Hooper en el filme de Coppola, nació en la era equivocada y sobre el lado incorrecto del río, hace el papel de su vida.

Y sí, nos rompe el corazón.

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