El cortometraje más premiado de la historia del cine

Cristina García

Un grupo de niños que juega al fútbol en la calle. Su balón cae tras las rejas de una casa particular y su dueña se asegura de que nunca más podrán llegar a jugar con él. La venganza será terrible.

Este es el argumento de “Porque hay cosas que nunca se olvidan” y que, como el propio director argentino lo define, se trata de “una tragicomedia de humor negro ambientada en los 40's en un pueblito de Italia, rodado con niños, animales, en exteriores naturales y con una buena dosis de efectos. Algo así como un ”caos“ de producción, ¿no?”

El tema ha conseguido conectar muy bien con el público, y es que la frustración creada cuando te fastidian tu juguete favorito es algo universal.

Después de estar seleccionado en más de 500 festivales, ha llegado a ser premiado en 300 de ellos, de donde podría decirse que 278 pertenecen a los “grandes premios”. Y todo ello en año y medio.

Figueroa reconoce que no asiste a todos los galardones en los que es premiado y confiesa que se sigue poniendo igual de nervioso en todos sus discursos de agradecimiento (aunque no llegue a acordarse de todos ellos).

La clave para esta difusión masiva ha estado en la existencia de dos distribuidoras. Por un lado la propia del cortometraje; la segunda vino de la mano del festival Madrid en corto, cuyo primer premio consistió en la distribución del corto.

Como datos curiosos destaca el cameo de dos grandes futbolistas italianos, Fabio Cannavaro y Amedeo Carboni. También el idioma, italiano, escogido por el director gracias a la atmósfera que se creaba con él.