La obra de restauración que se acomete en el Palacio Episcopal de Astorga ha devuelto el 'espíritu' de su diseñador, el arquitecto catalán Antonio Gaudí, a la localidad de Jimenez de Jamuz, donde a finales del siglo XIX se fabricaron los ladrillos de barro vidriado que cubren las nervaturas de los arcos ojivales del imponente edificio.
El Ayuntamiento de Santa Elena de Jamuz, que gestiona el Alfar Museo ubicado en Jimenez, recibió el encargo de elaborar una seria de piezas iguales a las preparadas en su día por los artesanos de la localidad elegidos por Gaudí. El alcalde, Jorge Fernández, subrayó que estos ladrillos se han hecho “con la misma arcilla, el mismo vidriado y los mismos motivos decorativos” de entonces, cuando el arquitecto, a pesar de la presencia de empresas ladrilleras en la zona, decidió que fuera alfareros y no ceramistas los que se encargaran de fabricar estos elementos.
“Este es nuestro orgullo. Gaudí vino a Jiménez, donde entonces había unos 50 alfareros y varios de ellos trabajaron durante meses en ese encargo. Vino a Astorga y se acercó a Jiménez y puso en valor su arte”, subraya sobre una trabajo llevado a cabo a partir de unos moldes de madera y latón de lo que se conservan varios originales en el Palacio Episcopal. La decoración de los ladrillos se hizo al gusto de cada alfarero y ninguno de ellos es igual a otro.
Ahora es Jaime Argüello, el maestro alfarero del Museo el que tiene en sus manos los moldes que ideó Gaudí. Orgulloso de poder contribuir de forma tan directa a la obra de restauración del Palacio, las nuevas piezas llevan su huella como entonces quedó grabada la de sus predecesores en los ladrillos que repondrán los dañados por el paso del tiempo.
El trabajo, llevado a cabo con mimo, incluye la decoración de cada pieza al estilo más tradicional, con la segunda pluma del ala derecha de una gallina. Además de las piezas específicas para la obra, se ha fabricado una edición limitada “de la que somos guardianes, para lo que se pueda precisar” tanto en el Palacio Episcopal como en el Museo de los caminos que alberga desde 1964, precisa el alcalde.
El Museo
Inagurado en noviembre de 1994, el Alfar Museo -que subvenciona la Diputación de León- se dedica a mantener viva la alfarería tradicional de Jiménez, que cuenta entre otras joyas con el único horno mozárabe que queda en funcionamiento en toda España y que se enciende una vez al año. Se encarga de las instalaciones el maestro Jaime Argüello, de 31 años, que fue aprendiz del artesano Martín Cordero, al que tiene presente y cuyo ejemplo y consejos reproduce ante los visitantes.
Jaime es el depositario de una tradición centenaria que transmite a las aproximadamente 4.000 personas que cada año pasan por el recinto. La entrada cuesta un euro y medio, un euro para grupos, e incluye una demostración de cómo se elabora una pieza de barro con un torno de pie. A su labor habitual sumó estos días el encargo para el Palacio Episcopal, ya concluido y con las piezas listas para ocupar su lugar.
La obra
La actuación que se lleva a cabo está promovida por la Consejería de Cultura y Turismo a través de la Dirección General de Patrimonio y supone la adecuación de los espacios interiores del Palacio. Se trata de una segunda fase después de la que incluyó el arreglo de las terrazas, con la recuperación de las losas de piedra originales y la subsanación de humedades de la segunda planta a través de su impermeabilización.
Una de las intervenciones de la segunda fase es la reforma de la planta baja, con la restauración de la antigua vivienda del guarda del palacio y el almacén. “Hasta ahora la vivienda era inaccesible para los visitantes. Los arcos estaban cerrados para hacer las divisiones de una vivienda. Se han demolido los muros interiores y han dejado a la luz un espacio con bóvedas que estaban escondidas y en muy buen estado de conservación”, explicó el ecónomo de la diócesis de Astorga, Víctor Manuel Murias, durante la presentación de la obra, que incluye la reposición de los ladrillos hechos en Jiménez de Jamuz' para devolver el espacio a su estado original.
La segunda actuación de esta fase de restauración contempla la provisión de un ascensor para facilitar el acceso a las personas discapacitadas. Hasta ahora era un edificio inaccesible y ahora será visitable por todos los públicos tras el derribo de una escalera interior. También se prevé la adecuación de la segunda planta, que albergaba una exposición de arte contemporáneo. Se ha hecho más diáfana y se destinará a eventos y a exposiciones temporales, además de eliminar las divisiones entre los arcos y dotarla de calefacción radiante y un acceso independiente.