Pablo Gonz: “Cuando uno comienza a desear que los cómics o las novelas que lee de joven acaben de otro modo, ya está empezando a ser escritor”

Pablo Gonz

Manuel Cuenya

El narrador Pablo González Cuesta, conocido como Pablo Gonz, es natural de Sevilla pero con raíces en un pequeño pueblo leonés, Cofiñal, que se halla en la Montaña Oriental, donde naciera su abuelo, uno de los muchos emigrantes que diera esta tierra, que siempre regresaba a su rincón a veranear. Una costumbre que quedó arraigada en la madre de Pablo, quien se la transmitió a sus hijos. Reconoce Pablo que, si bien ha tenido una vida bastante itinerante desde muy pequeño, de modo que se ha acostumbrado a que su patria sea lo que queda a su alrededor, acostumbra a darse una vuelta por Cofiñal, eso sí, siempre que viaja a España, porque ahora, y desde hace casi catorce años, reside en Chile, aunque Pablo sigue pensando en regresar a su país, tal vez a León, la tierra de sus ancestros, que le ha servido asimismo como inspiración para componer algunos de sus relatos, como es el caso de 'El informe de Isoba', o bien una novela breve, 'Experto en silencios', que se desarrolla en gran parte en Cofiñal. Y por la que recibiera el V Premio de Novela Breve Juan March Cencillo. Incluso su primera novela publicada, 'Los hijos de León Armendiaguirre' (Planeta, 1998), aunque está ambientada en algún lugar incierto del País Vasco, nos muestra paisajes y caracteres que beben directamente de las experiencias infantiles en León de su autor.

En cualquier caso, León es, para Pablo Gonz, un inmenso marco para la memoria: la tierra donde aprendió a picar leña, a ordeñar, a rastrillar, a matar al gocho... “Allí probé el vino por primera vez, inicié mi gusto por la investigación histórica revisando los archivos parroquiales, construí una cabaña en un árbol, me perdí en el cierzo, vi jabalíes y corzos... He recorrido sus montes en todos los sentidos y por eso en mi pueblo me pusieron el apodo de Corremontes”, recuerda este novelista, que aventura la hipótesis de que la provincia de León es notoria por su singularidad artística, cuyo origen podría encontrarse –aclara él– en la Edad Media; “más en concreto, en aquella época en que la capital del reino se trasladó a León y la ciudad fue, en cierta forma, avanzada de la Reconquista. Este carácter fronterizo puede haber jugado un papel en el nacimiento de una tradición artística que se perpetúa hasta hoy”. Y, en este mismo sentido, otra región que también sorprende por haber sido cuna de tantos buenos escritores es Aragón, “una zona que también en su día sirvió de frontera o marca entre el mundo cristiano y el musulmán”.

En Cofiñal probé el vino por primera vez, inicié mi gusto por la investigación histórica revisando los archivos parroquiales, construí una cabaña en un árbol, me perdí en el cierzo, vi jabalíes y corzos...

Entre España y Chile

Entre sus novelas, como la que publicara con la editorial Planeta, Pablo rememora con afecto 'Libertad', “que ha vivido una preciosa historia como libro”, ya que la publicó en Chile en el año 2008 y a España solamente llegaron dos ejemplares que fueron comprados de inmediato por dos amigos suyos, quienes los pusieron a disposición de otros, también interesados en leerlo; y así, estos ejemplares únicos llevan años viajando por España, según su creador. “Lo más curioso es que cada cierto tiempo aparecen en mi muro de Facebook fotografías suyas ante diversos monumentos típicos”, precisa este escritor, que también ha escrito y publicado al menos dos libros de minicuentos: 'La saliva del tigre', que es un libro heterogéneo; en el sentido de que los microrrelatos que lo conforman no se ciñen a una temática ni se guían por un estilo concreto. “A la hora de construir el libro, traté de que los sentimientos que inspira cada texto trazaran un arco que parte de lo reverencial y recorre lo trágico, lo vesánico y lo humorístico hasta desembocar en lo misterioso”, matiza Pablo, cuyo segundo libro de minificciones, 'Los cuatro movimientos', “ordena los textos por su mayor o menor parentesco con la unión, la fusión, la ruptura y la separación. De ahí el título”, añade su autor, convencido de que para que un 'micro' sea redondo es necesario que termine justo donde empezó, “pero a su vez es necesario que al llegar a ese punto, uno ya no vea las cosas como las veía al principio. A otros micros se les llama redondos porque son de una concisión extrema. Quizás habría que hablar de ellos más bien como de relatos puntuales”.

Aunque el autor de 'Lavrenti y el soldado herido' ha viajado y vivido en diferentes lugares, no cree que el hecho de viajar o residir en distintos países sea necesariamente bueno para la creación. Ni siquiera el hecho de vivir a uno y otro lado del Atlántico, porque “la vida, si uno se deja, le va llevando por donde quiere; y ella, en fin, es caprichosa”. Un ejemplo de gran escritor, que construyó una obra vastísima sin salir prácticamente de su casa en Croisset, fue Flaubert, según Pablo, para quien lo fundamental es mirar el mundo (el que a uno le toque vivir) con gran intensidad; y asegurarse de que todo ello va quedando en la memoria. “Hay, sin embargo, un tipo de literatura digamos exotista que casi exige, para ser creíble, que sus autores hayan viajado mucho”, aclara este apasionado de la lectura y de los tebeos de Tintín y los de Astérix y Obélix, que reconoce esenciales en el principio de su formación literaria y aun en la actualidad, porque su obra narrativa, dinámica y audaz, siempre ha poseído una cierta cualidad plástica o una vinculación especial con la visualidad típica de este tipo de historias.

Este carácter fronterizo de León puede haber jugado un papel en el nacimiento de una tradición artística que se perpetúa hasta hoy.

“Cuando uno comienza a desear que los cómics o las novelas que lee de joven acaben de otro modo, ya está empezando a ser escritor”. Asimismo, reconoce la influencia en su obra de escritores como García Márquez y Cela, sobre todo en sus inicios. A los que seguiría Valle-Inclán, “un autor que aún no es suficientemente leído”. Y más tarde, aparecen Tolstói y Onetti como dos de sus referentes. Tolstói, reconocido universalmente, y Onetti, cuyo reconocimiento crece minuto a minuto pero debe luchar contra la banalidad y la prisa cada vez más imperantes, según Pablo Gonz, porque “a Onetti hay que leerlo con mucha lentitud, con mucha atención y, si se puede, en voz alta. Entonces se descubren en él profundidades muy raras y sugerentes. Algo parecido le pasa a Antonio Gamoneda”, asegura este narrador avalado por algunos premios, que para él son una buena manera de publicar un libro (y de ganar algo de dinero) para aquellos autores que no han entrado muy a fondo en el mundillo literario (sea o no por gusto personal). Pero que a su juicio pierden todo su sentido cuando están amañados, “lo cual es muy común si el monto del premio es grande”. A este respecto, está convencido de que las editoriales que patrocinan estos concursos no están dispuestas a arriesgar grandes sumas, “de modo que influyen en los jurados (o directamente nombran a sus 'fieles') para que el resultado sea acorde con sus intereses comerciales”.

En la actualidad, Pablo Gonz sigue contando historias, mirando (o leyendo) las cosas que pasan a su alrededor, como una novela de Pedro Ugarte, 'Pactos secretos', un libro de relatos de Eloy Tizón, 'Parpadeos', o bien la autobiografía de Jung y unos cuentos de John Fante, que tiene en su mesilla. Además, le gusta difundir su trabajo a través de las redes sociales.

Entrevista breve a Pablo Gonz

“Vivir es ir por un camino que siempre acaba en barranco”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

'Una novela de ajedrez' de Stefan Zweig.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

portada de Lavrenti y el soldado herido

Don Quijote y Sancho Panza. Los cito a los dos porque, a mi juicio, forman un solo personaje.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

El Cervantes que escribió 'El Quijote de La Mancha'. Prefiero con mucho al de las 'Novelas ejemplares'.

Un rasgo que defina tu personalidad.

La tozudez.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La sinceridad o la bondad. Son sinónimos.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Me parece que la política (sobre todo la alta) ha perdido por completo su vocación de servicio público. Está tan corrompida que incluso decir que está corrompida ha perdido su sentido. En cuanto a la otra pregunta, me gustaría saber si hoy en día existe una sociedad, o sea, un conjunto de personas que se aman porque se necesitan y se necesitan porque se aman. Yo lo dudo.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

El ingenio de las personas inteligentes.

¿Por qué escribes?

En primer lugar, para salvarme. En segundo lugar, para entregarle a los otros historias que pueden hacerles falta.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No. Sirven, quizás, para aprender a convivir.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Soy omnívoro. Todo me sirve: desde las legañas de un pescadero hasta los pensamientos de Joseph Ratzinger.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

En tono práctico, sigo una página que se llama escritores.org donde encuentro las bases de los concursos en los que participo. También tengo un blog, llamado –sigamos en el tono práctico– El blog de Pablo Gonz.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Vivir es ir por un camino que siempre acaba en barranco.

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