Ciencia, ¿por qué?, ¿para qué?

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Manuel A. González, Dr. en Biología por la Universidad de León

Según el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, Ciencia es el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales. Y Aristóteles, algún siglo antes de Cristo, ya la definió como un conocimiento cierto por las causas, donde no hay lugar para la subjetividad.

Mejor o peor, todos tenemos claro los usos, aplicaciones y productos indirectos de la ciencia. Por ejemplo, y muy especialmente, en medicina, ya que nos va la vida en ello. Pero a menudo pasamos por alto el producto directo de la ciencia: el conocimiento.

Como en esta vuelta al cole de septiembre no quiero aburrir a nadie con largas parrafadas de texto (ya las habrá más adelante), voy a intentar ser breve.

El conocimiento producto de la ciencia nos hace más libres, nos enriquece, y por tanto, al igual que la evolución, va moldeando la condición humana. La ciencia nos tiende una mano para entender el mundo y relacionarnos con él. Al igual que cambia el mundo, la ciencia cambia el pensamiento. De no ser así, no estaríamos adaptados a sobrevivir en este entorno tan cambiante. ¡Imaginaros que nuestro pensamiento hoy fuera el mismo que tenía Homo sapiens hace cien mil años! Seguramente no existiría Google... Los valores éticos que hoy funcionan, pueden no hacerlo en un futuro porque la ciencia nos ha hecho entender el mundo de manera distinta. La ciencia nos ayuda a escapar de los modernos y antiguos engaños que proliferan en la sociedad en que vivimos. Además, el conocimiento obtenido a partir de la ciencia nos puede ayudar a saber lo que pudiera suceder en el futuro, de modo que nos da la posibilidad de modificar lo que aún no ha sucedido. ¿Qué más se puede pedir?

Para contestar a las dos preguntas que dan título a estos desvaríos míos, la respuesta es una sola: Ciencia, ¿por qué?, ¿para qué?, porque nos ayuda a cambiar, y para que nos ayude a cambiar. Cada cual cambie a su libre elección, pero que tenga al menos la posibilidad de hacerlo. Sin ciencia perdemos todos, pero sólo unos pocos se dan cuenta de ello.

Ahora volviendo al mundanal ruido de la crisis económica, dejo caer una pregunta: ¿no son los recortes en ciencia una agresión contra los ciudadanos? Muchos pensamos que sí. Suponen la destrucción de una generación de científicos españoles que se ha forjado durante los últimos treinta años a base del esfuerzo de todos. Una generación que supuso el salto de ser consumidores de ciencia a productores de ciencia al más alto nivel. Con la nueva situación, España volverá a ser consumidora de la ciencia que se haga fuera. Una pena, una verdadera pena. ¿Aún queda alguien que considere la ciencia un artículo de lujo del que se puede prescindir y no una necesidad de primer orden? Sí, y se agrupan mayoritariamente bajo el símbolo de los caradriformes (Orden taxonómico que en zoología engloba a las gaviotas y sus parientes...).

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