El viaje de Wael: de un campo de refugiados a entrar de forma clandestina en España

Wael en un momento del viaje.

A.M.

Desde 2011, comienzo de la guerra en Siria, hasta seis millones de personas refugiadas han huido de las bombas y de la muerte en busca no sólo de un futuro mejor, sino de un futuro lejos de la destrucción de la guerra.

Una de esas personas es Walel Hurkos, un técnico informático -y también un refugiado- de 33 años que ha querido documentar parte de su particular viaje, el que le llevó del campo de refugiados de Termópilas, en Grecia, hasta España. Un trayecto de casi 14.000 kilómetros recorridos a lo largo de tres días y medio en el que utilizó diversos medios de transporte -el barco, el avión, el tren y el autobús- para llegar a su destino.

Yolanda, su compañera de viaje

Pero Wael no hizo solo este viaje, estuvo acompañado por la periodista leonesa, Yolanda Gómez, que actualmente trabaja en Aragón TV y que estuvo en todo momento con él en su periplo. “Fue un viaje muy complicado, hay que pasar muchos controles y vives una mezcla de sentimientos, es duro, cansado, te sientes enfadada....”, asegura Yolanda, que realizó esta ruta con la intención de dar a conocer la historia de Wael, pero también la de miles de personas que viven esta situación y compartirla con el resto del mundo.

Aunque Yolanda asegura que acompañó a este refugiado en condición de periodista, lo cierto es que pasó “muchos nervios e inseguridad”, explica, ya que ayudó a otra persona, en este caso Wael, a cruzar a España de forma ilegal. “Yo realmente estaba realizando un trabajo periodístico, documentado ese viaje, pero también es cierto que no pedí permiso para hacerlo y alguien podría considerar que estaba haciendo algo ilegal”, precisa.

El resultado de ese viaje será un proyecto audiovisual que está tomando forma, se encuentra en fase de edición, y cuyo germen tuvo lugar en un viaje de Yolanda al campo al campo de refugiados de Termópilas como voluntaria. “Fue un poco por casualidad, veía por televisión lo que estaba ocurriendo, algo que nos podría pasar a cualquiera y fui. Allí iba para dar clase de música a los niños, pero lo cierto es que después haces un poco de todo”, indica Yolanda.

La “enorme humanidad” dentro del caos

Una vez en Grecia, asegura que lo que más le sorprendió fue la situación de miseria en la que viven los refugiados, algunos de ellos sin nada, pero también la “enorme humanidad”. “Me encontré con una enorme humanidad, de los voluntarios y refugiados, que me ha cambiado por completo la forma de ver la vida. Por eso cuando llegas de nuevo a España, a casa, y ves que desde aquí se les está dando la espalda es algo que no te puedes creer”, insiste.

Allí, en un campo de refugiados que un día fue un balneario conoció a Wael y empezó a fraguarse esta historia. Allí, este técnico informático era muy conocido y apreciado por todos. “Empecé a entablar más relación con él por el idioma, sabía inglés, y empezó a contarme todo lo que hacía allí y cómo ayudaba a la gente”, dice Yolanda.

En Termópilas, Wael se encargaba de hacer de intérprete a sus compañeros gracias a su dominio del inglés, también ejercía como mediador con el Gobierno, con las ONG's, ayudaba a organizar la ayuda, estaba pendiente de las necesidades el resto de personas, en definitiva se trataba de alguien “imprescindible” allí.

Pero, pese a su gran labor humanitaria, que sigue desarrollando desde España, Wael se sentía “atrapado” allí. Por eso, cuando le contó a Yolanda que quería llegar a España ésta se decidió a acompañarle para contar su historia.

“Él quiere contar su historia al resto del mundo para que cambie la percepción que muchas personas tienen de este conflicto. Cree que si todo el mundo tuviera un poco más de humanidad, todo sería diferente”, afirma.

De técnico informático a activista

Así, Yolanda insiste que antes de la explosión de la guerra, Wael ni siquiera sabía lo que era un refugiado. Tenía un puesto de trabajo y una posición económica privilegiada, pero después de todo lo que ha vivido eso ha cambiado.

Su manera de ver la vida ha cambiado y ahora, en España, se dedica íntegramente al activismo y a intentar mejorar las condiciones de vida de los refugiados, tanto los que llegan a Europa fruto de los programas de reasentamiento, como los que aún permanecen en los campos de refugiados a espera de una nueva oportunidad.

Wael quiere llamar la atención de los problemas a los que se enfrentan todos los que han logrado asilo en nuestro país y en el resto de estados europeos, que son muchos. Escasos medios para lograr su adaptación, ninguna ayuda psicológica después de haber vivido situaciones terribles como consecuencia de la guerra o imposibilidad de elegir el lugar en el que quieren vivir.

Además, desde su llegada a España, el pasado octubre, este refugiado y activista también trabaja como voluntario no remunerado para explicar su punto de vista acerca de la guerra de Siria. Dentro de esta labor, el pasado viernes estuvo en León donde explicó cómo los sirios que han logrado escapar del país han tenido que pagar a las mafias y jugarse la vida en el viaje. Así, expuso su punto de vista acerca de la política de la Unión Europea, que considera claramente insuficientes para conseguir acabar con el drama de los refugiados. Un drama que es un problema de todos, no sólo de los Gobiernos, y que Wael cree que podría arreglarse “con más humanidad”.

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