Tras casi 40 años en que el agua condenó al viejo pueblo leonés de Riaño, el espectacular pantano en que el valle se convirtió, los llamados 'Fiordos leoneses', viven una época de explosión turística en gran medida vinculada al agua de su embalse y los paisajes que éste dibujó.
No todos esos paisajes y esas rutas han sido todavía suficientemente aprovechadas. Y esa es la filosofía que emerge detrás de un ambicioso y millonario proyecto turístico que está a punto de comenzar a ejecutarse: la puesta en valor de una zona bastante oculta hasta ahora, el Valle de Anciles, el aprovechamiento de su emplazamiento natural ideal.
El problema estriba en que se trata de una zona bastante accidentada, donde realizar una ruta colisiona con una orografía compleja y hasta peligrosa. Por eso, para conseguir darle continuidad peatonal a lo largo de 6 kilómetros y crear un recorrido con varios miradores que consiga salvar obstáculos y a la vez aumente su atractivo, se ha diseñado un proyecto cuyas obras acaban de ser adjudicadas.
Su precio: casi 3,6 millones de euros. Un dinero que llama mucho la atención que la Junta de Castilla y León, a través de la Fundación Patrimonio Natural de la Consejería de Medio Ambiente, haya decidido financiar no con presupuesto propio sino proveniente del Fondo de Transición Justa europeo, el antiguamente llamado Plan del Carbón que debería destinarse a reflotar las antiguas cuencas mineras tras le cierre de las minas. Y es que la zona está muy lejos de cualquier explotación de este tipo.
El nombre oficial de este proyecto es el de 'Infraestructuras turísticas asociadas al embalse de Riaño, pasarela de Bachende, Ruta del Valle de Anciles y Embarcadero. Ese nombre ya desvela algunas de las llamativas infraestructuras que habrán de construirse de cero y en el plazo máximo de un año desde que se formalice el contrato, que ha recaído en una unión temporal de empresas (UTE) catalana formada por Solutioma SL, de Lleida, y Construcciones Rubau SA, de una localidad de Girona. Fueron los únicos que concurrieron a este contrato.
Acometerán un itinerario que combinará senderos adaptados, elementos de ingeniería integrados lo más posible en el paisaje y algunos nuevos miradores, alguno panorámico.
La ruta partirá del aparcamiento situado a apenas un kilómetro de la localidad de Riaño, en la carretera N-621, es decir, dirección puerto de San Glorio y Cantabria. La senda avanzará en dirección norte hasta el corazón del Valle de Anciles. Salvando diversos obstáculos con varios ingenios, el recorrido lineal, que no circular, concluirá en un nuevo embarcadero a ejecutarse, en el que los visitantes podrán regresar navegando en el exitoso barco turístico que surca los 'Fiordos Leoneses' del pantano. Un incentivo más al creciente turismo fluvial que el pantano viene sumando.
Entre los enclaves más destacados figuran las vistas privilegiadas del Pico Gilbo, también llamado el 'Cervino leonés'- y la posibilidad de ascender al Pico Yordas desde su cara sur, como el primero, una de las más espectaculares de la Montaña de Riaño y Mampodre que conforman el Parque Regional.
Ingeniería para salvar los acantilados del embalse
Para sortear la compleja orografía del entorno, el primer reto era sortear los tramos más inaccesibles sobre todo del borde del pantano. Por eso, para conseguir dar 'un salto' entre las orillas más cercanas del embalse, la actuación estrella será una pasarela colgante que medirá unos 250 metros de longitud. Permitirá volar caminando sobre el agua.
La altura de esta pasarela ha contado con que sea suficiente para que permita el acceso de veleros con mástiles de hasta ocho metros. Su instalación será sin duda lo más complejo, ya que requerirá el uso de helicópteros y también algunas embarcaciones para todo el transporte de material que se empleará en la construcción. Su coste también va acorde con lo ambicioso de la solución: sólo la pasarela se calcula en 1,7 millones de euros para su ejecución material, IVA aparte.
A esta estructura se sumarán también unos 300 metros de diferentes plataformas metálicas ancladas directamente en la roca caliza; una escalera metálica de 85 metros de bajada, para conectar distintos niveles muy complicados del itinerario, y un embarcadero o pantalán final.
Por el camino, el recorrido incorporará también un mirador elevado en el paraje de Los Yedrales, a 1.230 metros de altitud, construido con pórticos de madera laminada para potenciar su integración en el paisaje, según recoge le proyecto. Y se adecuará otro espacio para las vistas, el Mirador de los Osines.
La red de caminos combinará la adecuación de 4.385 metros de senda existente y la apertura de 990 metros nuevos, con firme de zahorra compactada y una anchura de 2,5 metros, rematado todo con su señalización y balizamiento meticulosos, seguridad y mobiliario integrado, por ejemplo, para gestionar posibles residuos de los senderistas.
Un protocolo Junta-Diputación... con sorpresas
Este proyecto es el más cuantioso con diferencia del listado de 21 proyectos que firmaron hace poco más de un año, con forma de protocolo de infraestructuras turísticas, el consejero de Medio Ambiente de la Junta, el leonés Juan Carlo Suárez-Quiñones (PP), y el presidente de la Diputación de León, Gerardo Álvarez Courel (PSOE).
Juntos anunciaron un montante total de inversión de 15 explicando que el 70% lo sufragaría el Gobierno autonómico y el 30% restante el provincial, si bien entonces ocultaron que parte de ello acabaría siendo pagado por Europa y con fondos que deben destinarse a las antiguas cuencas mineras del carbón, como es este caso de Riaño.