Los testigos reconocen que se limpió y manipuló la finca de Pedro Muñoz en la que intentó matar a su esposa

El exconcejal de Ponferrada Pedro Muñoz llegando a la Audiencia Provincial de León.

Elisabet Alba

León —

Los testigos que acudieron a la finca de Toreno la noche que el exconcejal de Ponferrada Pedro Muñoz intentó matar a su esposa reconocen que llegaron antes que la asistencia sanitaria solicitada al Servicio de Emergencias 1-1-2 para la víctima, Raquel Díaz, y que limpiaron y manipularon la escena del presunto intento de asesinato.

La primera persona en prestar declaración este miércoles en la tercera sesión del juicio contra Pedro Muñoz por lesiones agravadas, violencia habitual, injurias, amenazas y maltrato en el ámbito familiar contra la que fuera su esposa fue Manuela F., pareja de Gustavo P., amigo de Pedro Muñoz y el encargado de cuidar de la finca de Toreno.

Manuela reconoció que llegó a la casa y, sin que nadie le mandara, cogió un cubo de agua y una fregona y la pasó para eliminar las manchas de sangre “por imagen”, porque “había mucha gente y lo estaban pisando todos”. También intentó quitar unas salpicaduras de sangre en la pared y la sangre del exterior del domicilio pero que su pareja le dijo que eso lo dejara como estaba.

A preguntas de la Fiscalía, definió las huellas de sangre que borró del interior del domicilio como de “arrastre” y no “goteo”. En cambio, no recuerda si limpió antes o después de que los médicos se llevasen a Raquel al Hospital El Bierzo, si bien Pedro Muñoz aseguró en su declaración que fue después cuando él ya no estaba allí y que en ningún caso le mandó que lo hiciera y su pareja el día anterior manifestó que lo había hecho mientras atendían a la víctima porque “estaban pisando todo”.

Pero es que ésta no fue la única manipulación de la escena en la que se produjo la grave agresión, sino que los hijos de Pedro Muñoz también han reconocido que estuvieron en varias ocasiones en la finca, “ordenando” y metiendo las cosas de Raquel en bolsas de basura, sin aclarar quién lo hizo ni quién se deshizo de algunas de esas bolsas de basura con cosas de la víctima que habrían desaparecido, según la acusación.

Clave ha sido la declaración de una vecina de Pedro Muñoz y Raquel Díaz en Santo Tomás de las Ollas (Ponferrada) que sitúa al exconcejal la noche de los hechos en ese lugar. La mujer asegura que vio al exedil “sobre las nueve menos cuarto o menos veinte”, algo que “Me llamó la atención y se lo comenté a mi marido. Ese lunes habíamos estado con Raquel en el portal; el salía del garaje y pensé que volverían a vivir aquí otra vez. Salía deprisa con el coche, como que marchaba a algún sitio. No le di mayor importancia”.

No le dio mayor importancia hasta el día siguiente cuando vio “un pantalón y una camisa” del exconcejal tendidos cuando “no vive aquí, estaban en Toreno. ¿Qué hace ropa tendida?”, cuestionó. Otra noche, relató que, entre las doce y la una, vio cómo una chica de melena y pelo largo negro sacó “muchísimas bolsas” de ese domicilio, que fuero introducidas en una furgoneta. “Me levanté y le dije a mi marido que creía que habían ido a hacer un registro a casa de Pedro”.

Ella nunca escuchó discusiones ni puede referir agresiones porque su piso y el de la expareja están separados, en cambio otro vecino, que negó ser familia del Mayor de la Policía Municipal de Ponferrada tal y como se había referido en la sala en días anteriores, sí que oyó alguna vez gritos, de los que solo recuerda que Raquel en una ocasión le decía a Pedro “Vete con la furcia esa” y el exconcejal le contestaba “Tranquilízate”.

Ante el jurado ha comparecido también la primera esposa de Pedro Muñoz, quien a la cuestión de si alguna vez había sufrido malos tratos por parte de su exmarido contestó “No, que yo sea consciente”

Controversia por una llamada al 1-1-2

La segunda parte de la sesión de este miércoles se dedicó a la llamada que Raquel Díaz hizo al Servicio de Emergencias 1-1-2 en marzo de 2018 que Fiscalía puso al acusado el primer día del juicio. En ella se escucha a la víctima llorando y gritando “por favor”.

El 1-1-2 dio traslado a la Policía Municipal de Ponferrada que acudió, pero al domicilio en el que había residido Pedro Muñoz con su primera esposa y en el que evidentemente no pasaba nada, en vez de ir a la vivienda que el acusado y Raquel compartían en Santo Tomás de las Ollas.

Según los testimonios de hasta seis policías, la intervención se hizo en la dirección que les dio el 1-1-2, aunque algunas llamadas anteriores hechas desde el mismo terminal estaban vinculadas a Raquel Díaz, porque se había identificado al hacerlas.

El Intendente de la Policía Municipal de Ponferrada, Arturo Pereira, señaló que pudo ser un error que el cuerpo calificase el incidente como “ruidos entre vecinos”, cuando el 1-1-2 lo trasmitió “sin clasificar” inicialmente. “La operativa fue, desde mi punto de vista, impecable”, defendió. 

Además, reconoció haber redactado un manifiesto sobre su honorabilidad tras conocer que se le pensaban atribuir acciones que incluso podían constituir algún delito porque “para mí es importante mi honorabilidad, la personal y la profesional. Cuando se me cita para testificar y se me explica los motivos, me fui con un pesar y con el convencimiento de querellarme. No requerí a la familia; nunca estuvieron en mi despacho. Supieron que me quería querellar y se hizo ese documento. Me pidieron disculpas. Quería tenerlo para, en caso necesario, utilizarlo” manifestó en su declaración.

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