“A mí no me da pena Miguel Ángel Blanco, me da pena la familia desahuciada por el banco”. “Si Aznar regresa de pleno a la política activa, espero que ETA lo haga también”. “Tengo la botella de champán preparada para el día que se retome la lucha armada”. Y así hasta 13 mensajes aireados a través de Twitter han sido suficientes para que el activista y autodenominado poeta comunista de Astorga, Aitor Cuervo, haya visto cómo el Tribunal Supremo ratifica su condena de un año y medio de prisión por un delito de enaltecimiento del terrorismo.
Tras la condena de hace un año, y dos y medio después de su detención y posterior puesta en libertad con cargos, el máximo Tribunal español insiste en que el derecho fundamental a la libertad de expresión no ampara a las manifestaciones de odio en ningún ámbito, tampoco en las redes sociales de Internet.
La defensa del astorgano había recurrido la condena a la que le sometió la Audiencia Nacional ante el Tribunal Supremo entendiendo que se vulneraban los derechos constitucionales a la libertad ideológica y expresión.
A este recurso, la Sala de lo Penal del Supremo desestima ahora la apelación, recordando que “el ejercicio de esos derechos cuenta también con barreras, mínimas y lejanas; pero barreras”. Y en concreto entre estos límites, cita “el respeto a otros” y la “prohibición de alabanza de actividades terroristas que aliente un clima favorable a su reproducción”.
“Objetivamente las frases encierran esa carga ofensiva para algunas víctimas y laudatoria y estimuladora del terrorismo que a nadie escapa. Las explicaciones a posteriori no tienen capacidad para desvirtuarlas”, afirma categórico el Supremo en su auto.