Sanidad advierte a las personas que vayan al campo tomar precauciones contra las picaduras de garrapatas

Garrapata

Jorge Sánchez / Ical

La Consejería de Sanidad, a través del Observatorio de Salud Pública de Castilla y León, advirtió a las personas que visiten el campo en verano que tomen precauciones para prevenir las picaduras de garrapatas. Según el jefe del Observatorio, Rufino Álamo, las garrapatas, al igual que los mosquitos, se alimentan “chupando” la sangre de su portador y, por ello, pueden transmitir enfermedades.

Álamo explicó en declaraciones a la agencia Ical que el ácaro, a lo largo de su ciclo vital, va parasitando desde reptiles y aves, en sus fases de larva, hasta a mamíferos de gran tamaño, como pueden ser los seres humanos, en su edad adulta, por lo que si uno de esos animales tiene algún tipo de enfermedad, la garrapata queda infectada y, en consecuencia, puede contagiar a sus futuros huéspedes.

Una situación que se agrava, añadió, con el concepto de 'una salud', que dice que la fortaleza de los seres humanos está condicionada por la que tengan la fauna y el medio ambiente. “El 65 por ciento de los agentes infecciosos para las personas son compartidos con los animales”, matizó el jefe del Observatorio de Salud Pública. Sin embargo, solo el 10,7 por ciento de las garrapatas estudiadas en 2014 (unas 122 de 1.140) estaba contaminada, apostilló.

La Consejería de Sanidad recomendó el uso de prendas de manga larga cuando se acuda al campo para prevenir el contacto directo de las garrapatas con la piel. En este sentido, aconsejó también colocar el extremo de los pantalones por dentro de los calcetines y emplear ropa de color claro para facilitar la localización del ácaro.

La institución también sugirió caminar por senderos segados y evitar sentarse en sitios con vegetación abundante debido a que las garrapatas, explicó Álamo, “no saltan”, sino que trepan hasta la parte más alta de las hierbas y, una vez allí, “se dejan caer” cuando detectan el calor corporal del huésped. Además, el Observatorio aconsejó aplicar repelentes sobre la ropa si el individuo se expone a zonas de alto riesgo, como pueden ser lugares boscosos o en los que haya existido algún caso de animal descuidado, señaló el jefe de la organización.

La prevención, añadió la Consejería, también se extiende una vez que se llega al hogar. En primer lugar, es recomendable dejar la ropa y a las mascotas en el exterior de la vivienda para inspeccionar si hay garrapatas. “Se debe hacer fuera de casa para evitar que el ácaro pueda entrar y, en consecuencia, aumentar el riesgo de picadura”, apostilló el jefe del Observatorio.

Esta misma revisión se debe hacer también a uno mismo “cuanto antes”, continuó. “Al no tener tratamientos o collares anti garrapatas, las personas resultan más apetecibles para los parásitos”, apuntó Álamo en referencia a que los seres humanos somos también animales, desde un punto de vista biológico. Según la Consejería, las zonas más frecuentes para la punción son la parte de atrás de las rodillas, el área de la ingle, las axilas, las orejas, el cuero cabelludo y la parte posterior del cuello.

Extracción

En el caso de localizar una garrapata, el Observatorio aconsejó acudir al centro de salud más cercano para que sea el personal sanitario quien realice la extracción. Si, por el contrario, se decide retirar el parásito personalmente, Álamo apuntó que se debe hacer “siempre” empleando una pinza de boca estrecha. “Es el único método científicamente testado”, afirmó.

Las fórmulas tradicionales, como por ejemplo quemarlas con cigarrillos o ahogarlas, deben evitarse, aconsejó el jefe del Observatorio. “Estos procedimientos son resolutivos aparentemente, pero lo que hacen es generar un estrés a la garrapata que la lleva a inyectar en el huésped las formas infecciosas que pueda tener”, explicó.

Una vez que el parásito se ha extraído, el personal sanitario suele aplicar un antiséptico en la zona debido a que “la picadura rompe la piel”, señaló Álamo, y, “si se ve conveniente”, puede emplear antibióticos, aunque su uso debe ser “prudente”, ya que está “contraindicado por la Consejería”. El jefe del Observatorio advirtió que su uso genera “resistencias” que, en consecuencia, pueden dificultar futuras curas de mayor gravedad debido a que el virus se haya adaptado al anticuerpo.

Lo que sí se recomienda desde el organismo público es lavar la zona de la picadura con agua y jabón una vez que se ha retirado la garrapata y acudir al médico si se observan erupciones en ese área o si se tiene fiebre durante los días siguientes.

En el caso de que la eliminación de la garrapata se hiciera mal, la reacción más habitual es la aparición de pus en la zona infectada, debido a que el organismo responde a la herida como si se tratara de cualquier “cuerpo extraño”, explicó Álamo, quien indicó que también es posible que penetren en el sistema los agentes infecciosos portados por el parásito y, también, que la persona se vuelva más sensible o vulnerable a los efectos de una futura punzada.

Tipos de infección

“Las garrapatas están presentes durante todo el año”, informó Álamo, aunque su actividad varía en función del clima. “Ellas no pueden beber, por lo que dependen de la humedad del entorno para sobrevivir”, explicó. Esto implica que estos ácaros permanezcan en las partes bajas de la hierba en días con altas temperaturas, añadió. Su actividad, continuó, suele ser en primavera y en verano; en este último caso solo durante las primeras y las últimas horas del día, cuando la temperatura es “más suave”.

Las posibles infecciones de estos parásitos, al igual que su actividad, varía según las condiciones atmosféricas, aunque la más común en la Comunidad es la fiebre botonosa mediterránea, señaló el jefe del Observatorio. Además, la garrapata, en el momento de la picadura, inyecta al huésped una serie de anestésicos y anti coagulantes para pasar desapercibidas y, en consecuencia, alargar su estancia, afirmó Álamo.

Población de garrapatas

El Observatorio de Salud Pública, que empezó estos estudios en 1995, registró un total de 1.140 muestras en 2014, pertenecientes a cinco géneros y diez especies diferentes. Sin embargo, Álamo señaló que la población real es mayor porque no todas las garrapatas son retiradas en centros sanitarios; porque los propios hospitales no siempre envían el total de bichos extraídos; y porque solo se percibe macroscópicamente (a simple vista) al animal en su etapa adulta, en la cual es capaz de poner hasta 2.000 huevos.

Burgos y Ávila fueron las provincias con mayor número de casos, con un 33,16 y un 26,23 por ciento, respectivamente. Por su parte, Palencia, Soria y León abarcaron el 10,88, el 8,16 y el 7,81 por ciento de los casos, respectivamente. Salamanca y Zamora registraron el 6,05 y el 4,12 por ciento, respectivamente; mientras que Valladolid y Segovia dataron únicamente el 1,93 y el 1,67 por ciento, respectivamente, siendo las provincias menos afectadas.

Por meses, el periodo entre abril y julio, correspondiente a la primavera y el inicio del verano, fueron en los que más muestras de garrapatas se tomaron, acumulando el 64 por ciento del total. Por el contrario, el periodo invernal (diciembre, enero y febrero) presentaron únicamente el 5,70 por ciento. El 30,3 por ciento restante se sumó entre marzo, agosto, septiembre, octubre y noviembre, teniendo estos dos últimos meses una actividad media elevada, según los datos del Observatorio.

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