¿Pierde el regusto de la tradición la limonada tirada en grifo?

Tomar un vino con sabor a canela y limón a muchos no les sabe igual de la jarra casera que del grifo 'industrial'. Y no es que se vean altereradas sus condiciones, pero el paladar de los leoneses más puristas acusan este hecho en el regusto de la tradición. Además, a muchos otros les ha sorprendido ver como la tradicional jarra de cristal, contenedora del caldo granate, aderezado con frutas y 'el secreto de cada casa', este año ha sido eliminada, sustituida por un grifo aledaño al de la cerveza.

¿Se pierde el sentido de la tradición?

Se trata de una polémica que responde más al hecho de perder una costumbre, y de industrializar los ritos de la Tierra, según acusan algunos consumidores.

Lo cierto es que los hosteleros que han adoptado esta nueva práctica tienen sus razones: “Es una forma mucho más cómoda de servirla, más rápida y más higiénica también. En estos días todos tenemos mucho trabajo, y el cliente quiere su limonada fresca, y rápido, sin que se le haga esperar. Servirla de la garrafa a una jarra, o tirarla directamente a través de un grifo no cambia en nada”, apunta el dueño de un bar, que compra su limonada a una de las grandes distribuidoras, “como marca la ley” -apunta-, y luego le da su toque personal. “El grifo te lo ponen con una compra miníma de litros, y la mayoría de los bares doblamos esa cantidad”, explica por su parte otro bar en la misma zona del barrio de Eras.

Pero también hay quién asegura que quienes compran a la distribuidora -en casi todos los casos es la misma aquí en Léon- no se molestan en alterar para nada el vino recibido, sirviéndolo tal cual llega en los garrafones, y “adornando el vaso con alguna fruta como mucho”. “El sabor se nota. No está tan buena como las caseras. Te das cuenta cuando es limonada industrial”, comentan unos leoneses de limonadas por los bares del Húmedo.

Está claro que a los bares más modestos les sale más rentable hacer su propia limonada, o comprar pequeñas cantidades que luego alteran a su gusto, pero también los hay grandes -incluso de los más famosos por el barrio Húmedo- cuya limonada es casera, y a pesar del gentío siguen sirviéndola en jarras o botellas de cristal.