Más que un susto, un auténtico peligro, fue el que vivieron en las instalaciones del vertedero provincial de León situado en la localidad de San Román de la Vega, cerca de Astorga, hasta el punto de tener que intervenir la Guardia Civil.
Según se relata en una nota de prensa oficial, efectivos del Equipo de Desactivación de Explosivos (EDEX) de la Zona de la Guardia Civil de Castilla y León, procedentes de la Comandancia de Valladolid, tuvieron que actuar el pasado lunes 16 de junio para desactivar en condiciones de seguridad, mediante una mini-explosión controlada, de un proyectil de mortero de calibre 50 milímetros.
El proyectil, de grandes dimensiones, se encontraba en avanzado estado de oxidación y deterioro, pero tal como se pudo comprobar sólo tras la aplicación de los medios de desactivación, le había sido extraída con anterioridad su espoleta y carga antes de que su propietario decidiera deshacerse de él arrojándolo a un contenedor de basura convencional.
El proyectil, a pesar de su mal aspecto, se encontraba aparentemente disparado, pero sin embargo las mismas fuentes indican que presentaba su ojiva y cuerpo intactos.
Las actuaciones se iniciaron cuando trabajadores del Centro de Tratamiento de Residuos (CTR) de San Román de la Vega (municipio de San Justo de la Vega) descubrieron el artefacto entre la basura en proceso, que suele pasar por una cinta transportadora al abrirse las bolsas de residuos domésticos. Tras el susto, al desconocer los trabajadores el estado del proyectil, el personal del CTR se puso inmediatamente en contacto con la Guardia Civil de León a través del teléfono de Emergencias 062.
Una patrulla del puesto de Astorga se trasladó al CTR, confirmando el hallazgo. Se tuvo que acordonar toda la zona y proceder a activar a los miembros del Grupo de Desactivación de Explosivos. Componentes del GEDEX de la Comandancia de la Guardia Civil de Valladolid se personaron, identificando el objeto como una granada para mortero ligero de calibre 50 mm. Se calcula que estuvo en servicio entre unos 80 a 60 años atrás, por lo tanto después la Guerra Civil. Este proyectil en particular era de un raro modelo, perforante de carga hueca, algo extremadamente inhabitual entre los morteros. Tras hacerse cargo del artefacto, los 'tedax' lo retiraron a un lugar apartado y seguro, procediendo a la destrucción del mismo. No hubo finalmente ningún daño.