“París está triste pero se le ve bravo”

París

Antonio Vega

'Rentre bien'. Esta es la frase con la que quizás se queda César González -un joven leonés residente en París desde hace un año y medio- de la trágica noche de este viernes en la que una ola de atentados yihadistas han costado la vida hasta el momento 129 personas y causado más de tres centenares de heridos. Una frase viene a ser un buen deseo de llegada a casa, con la que un vecino de París le despidió asegurando que todo iba a estar bien.

César salió con tres amigos de botellón a 'le quai de la Seine', en la Isla de la Cité en pleno corazón de París, tras descartar acercarse a la zona de Oberkampf, cercana a los lugares del atentado. El ruido incesante de sirenas de ambulancias y policía rompió la noche pasadas las nueve y media puesto que la zona es lugar de tránsito corto hacia los distritos 10 y 11 de París, afectados por varios de los atentados.

Una llamada a uno de sus amigos franceses por parte de su madre les despertó definitivamente de la extrañeza de lo que sucedía con tanto tráfico policial y de ambulancias Las redes sociales y los medios digitales fueron los elementos que empezaron a gotear la información sobre la cadena de atentados, con un número creciente de víctimas según pasaban los minutos. “Estábamos aturdidos, no éramos conscientes de lo que acababa de pasar”, relata César. Un momento que además se vivió con incesantes llamadas a amigos de París y familiares, para asegurarse de que todos estaban bien, como afortunadamente en su entorno ha sucedido. Todos pudieron saber también que nada había pasado gracias a una aplicación de Facebook que notificó a sus amigos virtuales que se encontraba bien.

Pero para César además de la incredulidad de que ocurran unos hechos como éstos en el S. XXI lo mejor fue la reacción de los vecinos de París una noche como ésta, como “muy humana” califica. Calidez entre las personas frente a la barbarie terrorista.

César, leonés residente en París: Cuando nos enteramos de los atentados estábamos aturdidos, no éramos conscientes de lo que acababa de pasar

Sin ganas de seguir de fiesta y con un halo de tristeza envolviendo la ciudad la vuelta a casa también se tornaba complicada. La línea de metro que lleva a César a su casa pasa por los 'arrondissements' 10 y 11, epicentros de los atentados y por tanto cerradas. Sin casi taxis por la ciudad la opción fueron las bicicletas municipales, que también le permitieron hablar sobre lo sucedido con muchas personas con las que se encontraba camino de casa. Un trayecto en el que pasó cerca de las calles afectadas pero que le valió también para recibir un cordial consejo de un vecino, “vete a casa que no va a pasar nada. Tenemos que ser fuertes”. Por eso César cree que a los parisinos “se les ve bravos” pese a lo sucedido. Lo mejor del ser humano surge en el horror, recordando como muchos de ellos ofrecieron sus casas a desconocidos que no podían llegar a las suyas a través de las redes sociales.

Aunque la ciudad estaba siendo objeto de uno de los peores atentados terroristas de Europa César no percibió miedo en las calles, quizás porque hasta que no vieron vídeos de lo sucedido no se podía ser plenamente consciente del horror desatado.

Su llegada al piso que comparte con Jonathan y María pasadas la una de la madrugada en el distriro 18 se celebró a la manera francesa, con abrazos y vino por estar todos bien.

Si que ha visto este joven leonés este sábado a la ciudad “triste, sales a la calle y te sientes mal, es una situación complicada” pero aunque las zonas afectadas permanecían más vacías en esta jornada de luto, la vida, más pausada, ha seguido fluyendo en la capital de Francia. Una ciudad triste pero que sacó lo mejor de sí misma ante la barbarie.

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