Junta y CHD admiten que se estudian 20 nuevos embalses en Castilla y León

Protesta contra los proyectos de dos pantanos en las proximidades de Carrizo, en León.

ICAL

Castilla y León necesita almacenar 350 hectómetros cúbicos de agua en balsas y embalses que se sumen a los 3.800 actuales. La sequía del último año y medio es la 'excusa' perfecta, junto al objetivo oficial de alcanzar en 2027 las 660.000 hectáreas de regadío modernizadas.

Este es el reto que han desvelado hoy la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta y las cuatro confederaciones hidrográficas con competencia en la Comunidad, entre ellas principalmente la del Duero. Al respecto, la titular del departamento agrario, Milagros Marcos, apeló a las bondades de ahorro económico y medioambiental que supone la modernización de regadíos, proyectos y obras que “sólo se pueden acometer si existen garantías de almacenamiento de aguas”. Actualmente, sólo se puede usar el 26 por ciento de las aportaciones del agua para regadío en la Comunidad, afirmó.

Marcos añadió que 350 hectómetros cúbicos sería un mínimo, pero habría que construir pantanos hasta alcanzar los 800 para afrontar con seguridad años de sequía como los dos últimos y con acumulación plurianual y recargar los acuíferos.

En concreto, el presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), Ignacio Diego, concretó que ese aumento del agua embalsada procedería de algunas de las 20 zonas en las que pronto “se estudiará su viabilidad económica y medioambiental” para levantar los embalses, y que ya se contemplaban en el Plan Hidrológico de 1998. “Es el momento de plantear estos estudios para llevarlos a efecto, pero no las regulaciones puntuales”, urgió Diego.

El encuentro celebrado en Valladolid sirvió para consensuar un documento de necesidades que se trasladarán al Pacto Nacional del Agua y que unió alrededor de la mesa también a los presidentes de las confederaciones del Ebro, Raimundo La Fuente; del Miño-Sil, Francisco Marín; y del Tajo, Juan Carlos de Cea.

La prioridad del regadío por encima de todo

La consejera consideró que resulta “prioritario” optimizar los recursos para aspirar a mayor acumulación. Castilla y León, dijo, ha hecho un “enorme esfuerzo” en modernización de los regadíos, hasta alcanzar las 120.000 hectáreas desde que se puso en marcha el Plan Nacional de Regadíos en 2002, a las que hay se incorporan las 40.000 hectáreas planificadas en el Mapa de Infraestructuras Agrarias de Castilla y León, para las cuales se invierten más de 294 millones y en las que colaboran los propios activos agrarios. En la actualidad se ha alcanzado ya un nivel de ejecución del 27 por ciento.

Castilla y León tiene establecida una planificación de nuevos regadíos recogida en el Mapa de 20.000 hectáreas, de las cuales ya se ha actuado o se está trabajando sobre el 40 por ciento, esto es, casi 8.000 hectáreas. El resto, las otras 12.000, se iniciarán este año, hasta cumplir con el cien por cien de los objetivos fijados. La previsión hidrológica, que comprende de 2022 a 2027, contempla la transformación en regadío de otras 90.000 hectáreas más en Castilla y León.

En total, detalló Milagros Marcos, y con el plan hidrológico vigente, la Comunidad tiene una capacidad para regar hasta 570.000 hectáreas, pero en 2027 alcanzaría las 660.000, por lo que precisaría de 350 hectómetros cúbicos más a sumar a los 3.800 de capacidad de regulación que ahora tienen uso para regadío.

A nivel socio-económico, espetó la consejera, el regadío favorece una mayor incorporación de jóvenes (6,5 veces superior en zonas con alta intensidad de riego respecto a secano), mayor inversión de agricultores (es un 240 por ciento superior a las no modernizadas), mantiene población en el medio rural (la densidad de población es tres veces mayor y en mujeres un dos por ciento, y las tasas de actividad son muy superiores al secano) y aporta mayores sinergias con la industria alimentaria.

El máximo responsable de la CHD asumió que las más avanzadas “regulaciones”, es decir, pantanos, dentro del plan vigente en el que trabaja su departamento se encuentran las subzonas del Cega, Carrión y Órbigo, las dos últimas que afectan a la provincia de León, en el primer caso porque recibe agua del embalse leonés de Riaño y en el segundo por las dos enormes balsas ya proyectadas y que la comarca leonesa rechaza frontalmente.

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