Declaraciones de ruina a medida, el truco del Ayuntamiento de León para derribar el patrimonio de la ciudad

Pasadas las seis de la tarde del pasado sábado la maquinaria pesada comenzó a derribar parte de la fachada del número 8 de la plaza de San Pelayo de la capital leonesa, un muro que guarda en un solar parte de la más importante historia romana de la ciudad. Una fachada catalogada como de nivel III de protección en el Plan General de Ordenación Urbana de León y que supone que se debe conservar, aunque ahora el consistorio dirigido por Antonio Silván (PP) ha permitido su derribo parcial. Este lunes la parte superior de la fachada ya está completamente demolida y sólo falta por eliminar el andamiaje pendiente.

Alegando un estado de 'ruina inminente', según recoge Diario de León, se ha procedido a derribar el piso superior para que se puedan quitar los andamios que 'afean' una plaza en pleno proceso de reforma. Pese a que en la misma se han encontrado restos romanos “espectacularísimos”, éstos se han enterrado “para protegerlos” con la promesa política habitual de su puesta en valor, sin fechas ni presupuestos ni ningún dato que pueda atisbar algún cumplimiento de la misma.

El 'truco' de la ruina es ya un clásico del equipo de Urbanismo que dirige Ana Franco, pues es el mismo usado para permitir el derribo de la casa más antigua de la ciudad en la carretera de los Cubos en mayo del 2017. Aquel edificio tenía grados de protección II y III, que obligaba a que sus estructuras permanecieran en pie, pero actualmente solo queda parte de un muro original. Un informe de parte sobre su ruina avaló arrasar con la estructura pese a su catalogación, obviando la responsabilidad de propietarios y Ayuntamiento en la conservación patrimonial de la ciudad.

El Ayuntamiento de León barajó inicialmente modificar el Plan General de Ordenación Urbana para rebajar el nivel de protección del edificio y posibilitar así una salida, un procedimiento mucho más lento y garantista que finalmente descartó por la 'ruina inminente' que permite una actuación rápida, incluso en fin de semana como ha ocurrido en este caso.

Lo mismo ha sucedido en la plaza de San Pelayo. El Ayuntamiento anunció al dar a conocer la excavación arqueológica que intentaría adecentar la fachada, buscando a una solución al andamiaje que puso el propio consistorio en el año 2004 para preservar la fachada ante la inacción de su dueño. Este solar es polémico ya que su promotor pretendía construir un edificio de viviendas que se paralizó por la importancia de los restos encontrados en el mismo, que serían las termas del 'Praetorium', la vivienda del general o Legado de la Legio VI Victrix en los denominados 'Principia' o asentamiento fundacional de la ciudad. Otro trozo de esa vivienda se ha localizado en la propia plaza ahora ya adoquinada.

También una 'ruina inminente' sirvió al Ayuntamiento de León para autorizar el derribo de unas viviendas en la calle Puerta Moneda que acabaron llevándose por delante todo el edificio donde nació uno de los políticos más insignes de León, el veterinario y presidente de la República en el exilio Félix Gordón Ordás. En este caso la autorización de derribo del edificio contiguo acabó siendo un derribo total, pese a que la autorización obligaba a la permanencia de la fachada, en una vivienda catalogada de nivel IV en el Plan General de Ordenación Urbana. El consistorio abrió un expediente al constructor, pero no ha trascendido qué ha pasado con él.

La 'ruina inmimente' fue también el procedimiento usado por el consistorio para abordar el derribo de dos viviendas aledañas a la muralla en la calle Conde Rebolledo del Barrio Húmedo. El estado de las viviendas se agravó tras el derrumbe parcial que sufrió la muralla en unas obras de restauración aún no concluidas. Esos edificios no tenían catalogación alguna y suponían un peligro para los viandantes de la calle.

Al Ayuntamiento de León le cuesta, por contra, mucho más actuar ante ruinas inminentes de otros edificios de la ciudad que no forman parte del catálogo patrionial, como ha sucedido en la plaza Padre Severvino Ibáñez del barrio de La Palomera. Los vecinos se pasaron meses reclamando una actuación ante unos edificios que eran un peligro para los viandantes, hasta el punto de recoger firmas para exigir una actuación, y sólo ahora el consistorio ha iniciado el procedimiento de ruina, optando en este caso por la vía ordinaria, más garantista pero más lenta. Una situación que contrasta con la que hacen cuando el edificio está parcial o totalmente protegido.

Desde la oposición municipal denuncian el “abuso” selectivo de la figura de la ruina inminente en casos que evidencia que el Ayuntamiento de León no ejerce su función de preservación del patrimonio de la ciudad, que es lo que se esconde tras estas declaraciones. Las 'ruinas' de momento merman el catálogo de edificios protegidos, dejando muretes como excusa de una protección que queda reducida al mínimo.