Así arde en menos de un minuto un monte en un incendio forestal

León —
23 de agosto de 2025 22:02 h

“¡Mira como corre el fuego chaval! ¡Se ha comido cien hectáreas en nada!”. Dos paisanos del valle de Fornela en El Bierzo se quedan completamente alucinados viendo cómo un incendio forestal se come la ladera de un monte en pocos segundos.

Esta imagen, grabada en vídeo, muestra la enorme virulencia que han tomado los incendios forestales en el noroeste de España, con especial incidencia en la provincia de León, que lleva dos semanas sin bajar de seis incendios de nivel 2 de peligrosidad activos de forma simultánea y que en su peor momento llegaron a diez de extrema gravedad, arrasando bosques, campos e incluso poblaciones enteras.

En concreto, este que se ve es el de Anllares del Sil, que pasó las estribaciones montañosas hacia el Valle de Fornela el lunes 18 de agosto, teniendo que evacuar a todas las poblaciones.

Las imágenes son estremecedoras. Nuestran en primera persona la intensidad y el avance imparable de uno de los incendios forestales de los llamados de sexta generación. Las imágenes, subidas a las redes por el usuario @Jorge__ Monroy, captan el fuego ascendiendo rápidamente por una ladera, envolviendo el paisaje en llamas y destruyendo el entorno en cuestión de segundos. La brutalidad de la escena ha dejado atónitos a vecinos y testigos, que se ven obligados a contemplar cómo el incendio devora el monte cercano a sus poblaciones. Aquí se puede ver retuiteado a su vez por el bombero forestal Ignacio Villaverde (@WinlandFirefig) que indica cómo el fuego puede destruir “en condiciones ideales” para las llamas una gran cantidad de terreno “en menos de lo que se tarda en comer un plato de lentejas”. En otro tuiX seguido a este de abajo comenta que esto es “la era del fuego”. “Contra eso de nada valen los hidroaviones. Y tampoco tiene por que ser una zona sin limpiar”, en referencia a “los que tanto les gusta el término” sobre la política forestal. “Con que haya vegetación vale. ¿Entendemos ahora de qué va todo esto?”, termina.

Los dos vecinos de Fornela, de los que se desconoce su nombre, llegan a decir que arden “cien hectáreas” de golpe, lo cual puede ser una exageración provocada por los nervios. Pero lo que sí se puede ver es que, como mínimo, más de diez desaparecen en segundos bajo las llamaradas. Un campo de fútbol estándar tiene, de media, unos 7.140 metros cuadrados, con lo que en esa medida tan conocida por todos los españoles (y que tiene muchas críticas por no ser del todo adecuada), estaríamos hablando de 14 de ellos calcinados en menos de ese minuto. Si no muchos más, al ser prácticamente imposible determinar desde esa distancia el terreno consumido por el fuego. Más de cien mil metros cuadrados esfumados en decenas de segundos en una estimación más a pie de monte que rigurosa, pero que muestra la extrema voracidad de este tipo de siniestros forestales en condiciones de sequía repentina.

En las imágenes se aprecia cómo el fuego consume la ladera en un instante, amenazando con cruzar carreteras y alcanzar las zonas habitadas, mientras los testigos, sobrecogidos, exclaman frases cargadas de incredulidad y angustia ante el avance nunca visto de las llamas: “¡Su puta madre! Pero que está quemao, tío. Hostia, que llega aquí en cero coma. No. No cruza la carretera, eso es impensable ya te lo digo yo”... para darse cuenta inmediatamente de lo espectacular y terrorífico de la situación al ver cómo las llamas se comían el monte en un mirar para atrás.

— ¡Que está del otro lado, tío! ¡Mira lo que está tardando en subir arriba del todo! Meca, meca, meca, chaval... —le dice uno a otro, para continuar resoplando mientras no se creían lo que veían—. Mira, chaval. ¿Viste lo que está tardando en quemar 100 hectáreas de ahí? Yo creo que es por detrás, en la misma ladera. Nunca vi algo así, tío Madre mía. Ahora va a por otra ladera.

Esto es lo que se escucha en el terrorífico vídeo. En las respuestas al tuiX en el que lo colgó Jorge Monroy –se desconoce la identidad de los paisanos y por tanto su autoría–, se destacan la “virulencia de las llamas” y cómo arrasan “una ladera entera en tan poco tiempo”, y otras respuestas expresan solidaridad con los afectados y cuestionan cómo sería posible detener un fenómeno tan destructivo. “No se puede si no lo haces en invierno”, contestan algunos como críticas al abandono de los montes por parte de la Junta de Castilla y León que ha reducido su presupuesto para la Prevención y Extinción de Incendios Forestales y se niega a oficializar a los Bomberos Forestales.

150.000 hectáreas calcinadas en el noroeste de España

El incendio forestal, que comenzó el 8 de agosto en Anllares del Sil, ha puesto en jaque al Valle de Fornela y forzado la evacuación de siete núcleos rurales, entre ellos Anllarinos del Sil, ante el avance sin freno de las llamas. Este es tan sólo uno de los 26 focos activos en León, Zamora y Orense, ya ha arrasado más de 150.000 hectáreas, una gran parte de ellas en la Región Leonesa (ya que en Salamanca también se han producido fuegos graves), convirtiendo el verano de 2025 en uno de los más destructivos en términos de superficie quemada. En el resto de la Comunidad autónoma, sólo dos provincias de la región castellana vieja han sufrido incendios de importancia, en Ávila en el Valle del Tiétar y en la Montaña Palentina, muy apegada a León, donde las llamas cercaron Guardo, una localidad de cinco mil habitantes y han afectado gravemente al Parque Natural y la zona osera.

Las labores de extinción de Anllares, declaradas de nivel 2 por la gravedad del incendio, se ven dificultadas por el viento y el terreno escarpado propio de esta zona, y requieren el esfuerzo conjunto de bomberos forestales, la Unidad Militar de Emergencias (UME) y voluntarios de la zona. La población local, especialmente en Fornela, participa activamente para contener algunos focos.

La crisis afecta brutalmente a la provincia leonesa, que lleva dos semanas con un mínimo de seis incendios de nivel 2 activos simultáneamente, pero llegó a tener diez a la vez durante varios días, que comenzaron con la destrucción del Patrimonio Mundial de las Médulas y se fue agravando al llegar al Valle de Laciana, el sur de la provincia donde varios pueblos ardieron en La Valdería, las zonas de Babia y Omaña, el Monumento Natural Lago de la Baña, la Tebaida Berciana en el Valle del Silencio, el Parque Natural de la Montaña de Riaño e incluso entró por Caín al Parque Nacional de los Picos de Europa donde los vecinos de Valdeón se quedaron para luchar contra las llamas. La provincia leonesa es la demarcación territorial que más reservas de la Biosfera de la Unesco tiene en todo el planeta, con siete, está viendo con terror cómo prácticamente todas están siendo pasto de las llamas.

Más de 350.000 hectáreas calcinadas en dos semanas en España

Pero no sólo es León. Más de 350.000 hectáreas han ardido en toda España en solo dos semanas –la mayoría, eso sí, en el oeste peninsular al estar también gravemente afectada Extremadura y Asturias–, configurando un escenario de emergencia nacional. Expertos atribuyen la violencia del fuego a la conjunción de altas temperaturas, sequía extrema y, posiblemente, factores humanos, mientras las investigaciones sobre el origen de los focos continúan.

La comparativa de los datos de Copernicus (Sistema Europeo de Incendios Forestales) con las cifras de superficie quemada del Ministerio de Transición Ecológica señalan que este 2025 –en el que han ardido cerca de 400.000 hectáreas en España– sería la peor temporada de fuegos desde al menos 1994. Aquel año ardieron miles de hectáreas en un infierno de humo y llamas que se cebó especialmente con las provincias del Mediterráneo.

En esta información de elDiario.es se pueden ver infografías y datos que explican lo ocurrido en este mes de agosto, donde han ardido 350.000 concentrándose sobre todo en Orense, León y Zamora, seguidas de Extremadura. El oeste peninsular, junto con los grandes fuegos de Portugal han sembrado la alarma en las autoridades europeas que han enviado toda clase de medios para intentar ayudar a atajar la situación, que no parece que vaya a ceder en, al menos, otra semana. Es una de las crisis de incendios forestales más importantes del siglo XXI en el continente.

Para los habitantes de Fornela, el Alto Sil y el Bierzo Alto y toda la provincia de León que ha visto cómo sus mejores zonas naturales están siendo arrasadas, además de varias poblaciones completamente calcinadas como Lusío en El Bierzo o Palacios de Jamuz en el sur de la provincia, ante la impotencia de los bomberos –y todavía no se sabe cuántas más han ardido y cuántas casas y granjas se han perdido– el fuego supone un golpe devastador a su modo de vida. Más cuando más de 12.000 hectáreas agrícolas también se han perdido y los pastos para que se alimente el ganado han prácticamente desaparecido.

Las impactantes imágenes captadas en Fornela atestiguan no solo el alcance de la tragedia ambiental, sino la social y económica, que estos días mantiene el corazón encogido en un puño de todos los leoneses que han visto cómo se perdió la minería y ahora, lo único que les quedaba –su hasta ahora inmensa riqueza natural–, prácticamente ha ardido con tal virulencia que temen que se pierda el reconocimiento de la Unesco del SIPAM (la recién etiqueta otorgada por la FAO por su único Sistema Importante de Patrimonio Agrícola de Montaña), las reservas de la Biosfera y el Patrimonio Mundial de Las Médulas si no se recupera “a toda velocidad” lo destruido.

Es decir, que sin este riquísimo patrimonio forestal y medioambiental, León quedaría como tierra completamente arrasada y sin posibilidad de futuro. En un lugar extremadamente envejecido, con la penúltima peor tasa de actividad de España, en la que sus jóvenes no tienen ya más posibilidad que formarse y emigrar... “¿Qué quedaría hacer sino morirse?”. Si por todo ello reclama su propia autonomía —porque más de un 70% de los leoneses consideran que compartirla con la región de Castilla la ha perjudicado notablemente estos 40 años–, confiar en que el Gobierno autonómico del PP en Valladolid gestione adecuadamente su reconstrucción es prácticamente imposible para sus habitantes. Que se temen lo peor de cara a al futuro desde ya un negro presente.

Más cuando todo el mundo pide la dimisión del presidente Alfonso Fernández Mañueco y del consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez Quiñones por el caos organizativo de los medios contra el fuego que prácticamente han colapsado en esta terrorífica campaña y la inoperancia manifiesta de su política de extinción de incendios forestales.

Como para creer que van a mejorar en las tareas de reconstrucción.

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