Un aniversario con pocas cazuelas

Una cacerolada con mucha fuerza, pero pocas cazuelas. Muy escasos han sido los ciudadanos que se han acercado este miércoles a la plaza Botines en señal de protesta para mostrar su rechazo al sistema y al Gobierno de Rajoy. La 'cacerolada' convocada por el movimiento 15M en su segundo aniversario para las 20.00 horas no ha tenido mucha repercusión social.

A pesar de ello, los impulsores de la idea mantienen vivos los motivos de lucha dos años después del origen del movimiento. “La crisis se ha agudizado, la degradación de los derechos sociales es cada vez más manifiesta: la privatización de los servicios públicos y la falta de democracia”, ha declarado uno de los portavoces del movimiento en León.

Además, los jóvenes indignados han insistido en la continuidad del movimiento social gracias a su labor de información a la hora de mostrar la fractura entre la parte política y económica, y el pueblo, la clase trabajadora, “afectada por recortes y políticas neoliberales al servicio del poder financiero”.

A pesar de que la respuesta popular ha sido mucho menos que en otras ocasiones, los representantes del movimiento han insistido en que “la gente cada vez está más concienciada” y en que “existe una doble dinámica: la de las manifestaciones, que son más visuales; y en el trabajo a la sombra del tejido asociativo, que se ha ido enlazando”. Con este nuevo tejido, los manifestantes se han referido a los grupos, plataformas y asociaciones como los que luchan por una vivienda digna y no como mercancía, y los que potencian las mareas de educación pública y sanidad.

“Falta un último impulso para conseguir una transparencia total en España que pase por un nuevo proceso constituyente que devuelva el poder y la voz al pueblo para la elaboración de una nueva constitución y nuevas leyes económicas, políticas, y sociales”, ha uno de los manifestantes.