Hay parajes naturales de la provincia leonesa, y de la Cordillera Cantábrica que la separa de Asturias, que son rincones de una belleza extraordinaria y en los que la naturaleza supone un auténtico espectáculo. Uno de ellos es el Puerto de Ventana, situado a prácticamente 1.600 metros de altitud, y que deja con la boca abierta a quien lo transita bien por carretera o en cualquiera de sus rutas de senderismo o montañismo.
Frontera de la comarca leonesa de Babia, en el municipio de San Emiliano, y el concejo asturiano de Teverga, el puerto y los valles que genera sus altos picos presentan en este época de principios de verano un aspecto verde y fresco, húmedo incluso por momentos, a pesar de que las olas de calor reinen en gran parte de España. Pero hay fenómenos, tan llamativos como poco comunes, que ensalzan todavía más las tierras altas de la Montaña Occidental leonesa. Y ser testigo de ello en vivo y en primera persona se convierte en un regalo único en la vida.
Fue lo que le pasó, entre otros, a Hermógenes Domingo. Ocurrió el lunes de la última semana de junio, cuando viajaba por la zona y algo le forzó a detenerse. Veía un fenómeno en el que las nubes, que parecían nacer de la nada en uno de los altos de la zona, se deslizaban “a ras del suelo por toda la ladera del puerto, a modo de cascada o semejante a la lava de un volcán”, describe con total certeza, porque tal es la impresión que daba.
Por eso, cuando detuvo el coche, como algunos otros, y prestó un poco de atención, descubrió un momento que no sólo se le grabó en la retina. Cámara en mano, pudo hacer algunas fotografías espectaculares. Pero fue una grabación en vídeo, la que acompaña a esta información, la que da muestra del discurrir de esa cascada de nubes que cubría todo el entorno con suavidad y majestuosidad.
Las cascadas de niebla se producen cuando una masa de aire caliente pero a su vez con una buena carga de vapor de agua, como el que esos días había en la zona, colisiona contra una alta cumbre. Se produce entonces un viento húmedo que sube, baja de temperatura de manera muy brusca y por eso forma constantemente nubes que discurren ladera abajo.
Ocurre cuando ese viento sobrepasa la cúspide de la montaña y empieza a bajar calentándose de nuevo con rapidez, y eso es lo que causa esas lenguas de nubes que se desparraman. Pero una cosa es describirlo y otra muy distinta quedarte boquiabierto viendo una de esas cascadas, y más en un paraje natural ya impresionante de por sí. Gracias a la grabación, para la posteridad quedará reflejado este fenómeno que hizo las delicias de un privilegiado y pequeño grupo de personas pero que así se puede compartir para disfrute de todos.