La tensión entre los sectores agrícola y ganadero, a costa del boom de proyectos de producción de biogás, vive una cruenta guerra que se libra en comarcas como el sur de la provincia de León que por momentos está elevando los ánimos.
La última de las batallas se ha librado a partir de un claro posicionamiento del Consejo Regulador de la Denominación de Origen León de vinos del sur leonés, una DO de creciente peso en el sector que aglutina a un número creciente de bodegas. A través de una nota de prensa, los responsables de la figura de calidad de estos vinos leoneses ha manifestado su “enorme preocupación y rechazo” ante la “desmedida proliferación de proyectos de ganadería intensiva y plantas de biogás, destinadas fundamentalmente al tratamiento de purines, dentro del área de producción vitivinícola de su territorio en el sur y sureste de la provincia de León y norte de la de Valladolid”.
La DO León de vinos se hace eco de la suma de proyectos que se impulsan en un espacio de territorio no muy amplio, justo donde se cultivan también buena parte de las viñas de sus caldos. En concreto, como ya publicó ILEÓN, sólo en un radio de 15 kilómetros cuadrados existen cuatro proyectos industriales distintos que compiten por encabezar la producción de metano a partir de residuos agroganaderos, de los animales de las granjas, y que se enmarcan en los municipios de Valencia de Don Juan, San Millán de los Caballeros y Algadefe.
El Consejo Regulador observa también con preocupación que estas biorefinerías se instalarían en el entorno de las vegas de los ríos leoneses Esla y Cea, donde remarcan que se concentra la mayor parte del viñedo adscrito a la DO, y además en terrenos colindantes o muy próximos a los viñedos. De ahí que “su presencia supone, más allá del preocupante deterioro del paisaje y la imagen del territorio, un grave perjuicio para la calidad de vida y la economía de esas zonas”, indican.
Y además del perjuicio que supondría para “producción vitivinícola y el desarrollo inminente de propuestas enoturísticas”, el Consejo alerta de las consecuencias “para la actividad hortícola y, por extensión, para todo el sector agroalimentario”, muy relevante en el sur de León. Hasta tal punto que, recuerdan, es “uno de los pilares del desarrollo económico y laboral de la provincia por su peso en el producto interior bruto y la importancia creciente en las exportaciones”.
La DO insiste en que “hay alternativas viables para el desarrollo de este tipo de proyectos en otras áreas rurales que no afecten a viñedos y bodegas e incluso a otros productos agroalimentarios, ya que no tienen vinculación con ningún territorio concreto y pueden ubicarse en cualquier otra parte sin merma para su capacidad de producción”.
Asaja: “Enfrentar a agricultores y ganaderos”
Esta oposición frontal ha provocado, sin embargo, la inmediata reacción contraria, y muy crítica, del sector ganadero e incluso del campo en la comarca. Al menos así lo explica el sindicato Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) en la provincia, a través de otro comunicado en el que exige a la DO León de vino que “se abstenga de enfrentar a agricultores y ganaderos”.
Asaja asegura que no entra a valorar las plantas de biogás y su impacto, sino que lo hará “cuando los proyectos se sometan a la evaluación de impacto ambiental”, si bien advierten que “en principio son proyectos que tienen un aparente interés tanto desde el punto de vista del sector ganadero como del agrícola”. Y basándose en eso, el sindicato afirma que “no permite al Consejo Regulador ni a sus representantes, con nombres y apellidos, que enfrenten a los ganaderos con la ciudadanía de la comarca, que hagan un mal uso en tono despectivo del mal empleado término de ‘macrogranjas’ ni que quieran abanderar la generación de riqueza y empleo en una comarca donde, ese mérito, corresponde sobre todo al sector de la ganadería, en particular, vinculado a la producción lechera”.
En un tono de indignación, la organización que en León lidera José Antonio Turrado añade que “no permiten a los bodegueros (que no viticultores) que se quieran hacer amos y señores del territorio, que le moleste la ganadería y quieran prohibirla con sus gestiones ante el Ministerio (como dicen)”.
Finalmente consideran que “deberían de reflexionar sobre qué pensarían ellos si los ganaderos se opusieran a sus proyectos y a las muchas subvenciones que reciben, enumerando los presuntos efectos perniciosos para la salud de una bebida que es alcohólica”. Y concluyen atacando: “Asaja cree que el Consejo es un metepatas, y conmina a los bodegueros, artífices de la nota, a hacer buen vino, pagar bien la uva a los viticultores (que no lo hacen), y contribuir y no torpedear, el desarrollo económico y social de la provincia, y en particular de las comarcas del sur de León”.
La postura de la DO León se ha sumado a la manifestada por la Denominación de Origen Ribera del Duero, que se dice afectada por el mismo problema, al instar a la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas a trasladar al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación la preocupación compartida también con otros territorios en relación con la expansión de proyectos de energías renovables y macrogranjas que “afectan a los viñedos y paisajes históricos vitales para sus regiones”, en este caso la región castellana y la leonesa.
No es algo nuevo, sin embargo. Hace años que en similar estilo se han manifestado los cultivadores, viticultores y bodegueros de la comarca de El Bierzo ante proyectos de proliferación de macroplantas sobre todo solares en suelos con cepas de vino o muy cercanos.