La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León ha dado el visto bueno a la declaración de impacto ambiental para la construcción de una gran planta de digestión anaerobia en el polígono industrial de Cistierna, ubicado en Vidanes, por parte de la empresa Apaycachana-6 SL.
El proyecto, que se describe como una inversión estratégica para la economía circular, permitirá transformar 86.000 toneladas anuales de residuos orgánicos en biometano y productos fertilizantes, en concreto con una producción estimada de 6.200 toneladas al año de biogás, 11.780 de fertilizantes sólidos y otras 4.797 de fertilizantes líquidos. Se trata de reducir emisiones y fomentar el aprovechamiento energético, tal y como resalta el proyecto 'bendecido'.
Tal y como se ha publicado ya en el Boletín Oficial de Castilla y León (BOCyL), la instalación se prevé que ocupe una amplia superficie de 31.541 metros cuadrados, dos parcelas que desde hace años la empresa dedicaba al cultivo de tomates de invernadero, la principal actividad de la compañía desde hace años bajo la marca 'Nuestra huertina'. Fuentes de la compañía aseguran que aunque en estas dos parcelas ya no se mantenga el cultivo, sí seguirá en el resto de las instalaciones de invernadero con la misma calidad y bajo la misma marca que hasta ahora.
La empresa también había diversificado con una planta de compostaje de residuos, Abono vivo, para el procesamiento de estiércol procedente de la ganadería de cebo de vacuno con capacidad para 12.000 reses y restos vegetales procedentes del invernadero, con una capacidad de proceso de hasta 100.000 toneladas anuales. Por último, disponen de una planta de cogeneración energética con una potencia de 7,6 Mw para uso propio, principalmente.
La Dirección General de Infraestructuras y Sostenibilidad Ambiental de la Consejería les 'bendice' ahora su nuevo proyecto en el Polígono Industrial de Vidanes. La instalarán contará con tres digestores de gran capacidad y una planta de upgrading para purificar el biogás que se produzca, el cual se inyectará en la red gasista cercana que va desde La Robla (León) hasta Guardo (Palencia).
Para ello, el proyecto incluye un gasoducto de 195 metros para conectar la planta con la red, y prevé el uso de agua y energía procedentes de las infraestructuras existentes. Entre los residuos que se tratarán figuran estiércol de vacuno, restos que se denominen genéricamente “material inadecuado”, restos vegetales, lodos de matadero y también de quesería, así como lodos urbanos y agroalimentarios.
El estudio ambiental descarta afecciones a la Red Natura 2000 y establece medidas para minimizar impactos sobre el suelo, las aguas y la atmósfera, incluyendo sistemas de control de olores, ruidos y emisiones. Durante la fase de construcción se exigirá señalización, protección de cauces y uso de áridos reciclados. En funcionamiento, la planta deberá aplicar las mejores técnicas disponibles, garantizar la estanqueidad de los depósitos y cumplir estrictamente la normativa sobre residuos y subproductos animales.
El proyecto no recibió alegaciones en el periodo de información pública y cuenta con informes favorables de los organismos consultados, entre ellos la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) y el Servicio Territorial de Sanidad, que condiciona la autorización a la formación en el manejo de biocidas y productos químicos. La declaración de impacto ambiental tendrá una vigencia de cuatro años, plazo en el que deberá iniciarse la ejecución.