“A la Agrupación Socialista de León. 7 de mayo de 1936 [...] Convendría hacer una exposición clara sobre la preparación y desarrollo en León del movimiento, dando los nombres de todos los que componían los comités y grupos de las milicias obreras, para que sin ser exactamente juzgados, saber en todo momento, y de una manera clara, con quién y con quién no, se pueda contar, el día, en que el Partido Socialista Obrero Español vuelva a dar orden para un movimiento revolucionario para tomar el poder violentamente (no hay otro medio), y arrancarle de una vez para siempre para la clase trabajadora, cosa que por un camino u otro está cerca. Sin más vuestro y de la causa obrera. Modesto S. Cadenas”.
Este es el último párrafo de una carta dirigida al PSOE de León del dandy y afamadísimo pintor Modesto Sánchez Cadenas, uno de los líderes de la fallida Revolución de Octubre del 34, que detalla su posición ante el enconado debate que surgió en el Congreso Provincial Ordinario de la Agrupación Socialista en abril y mayo del 36 sobre volver a tomar las armas contra la República. Cadenas, pese a ser de una familia millonaria, era el ejemplo de intelectual comprometido con el movimiento obrero, de tal modo que en el inicio de esa misma critica duramente a aquellos que abandonaron sus puestos en 1934 “con grave daño de los que creyeron contar con ellos y sobre todo de la clase obrera en general” y “de otro lado, la oposición de aquellos otros que por su posición de llegar al poder por reformas y no violentamente, posición anti socialista a mi modo de ver”. Cadenas llegó a escribir un diario de las operaciones de aquel levantamiento fallido que publica hoy en exclusiva iLeon.com 83 años después.
Las palabras de Cadenas en sus memorias, halladas por el autor de los libros 'Crónicas de la burguesía leonesa: sobre un episodio de la Guerra Civil en León' y de 'Los leoneses que financiaron a Franco', Francisco Javier González Fernández-Llamazares, se contrastan con un informe usado en un juicio militar del Ejército sublevado sobre los hechos de la toma del Gobierno Civil en León y la Casa del Pueblo, en el que se cita la declaración de de Antonio García Pérez al que pilló 'de rebote' el alzamiento en la delegación del Gobierno de la República en la capital leonesa.
En esta 'declaración' (supuestamente sacada a la fuerza por parte de los golpistas a la República) de este confitero de 26 años, de Valencia de Don Juan y miembro de Juventudes Socialistas de aquella localidad, se menciona ese congreso socialista “de abril o mayo” en el que se exigieron “responsabilidades a los dirigentes del movimiento revolucionario” de octubre del 34, entre los que se citan a Alfredo Nistal, Antonio Fernández Martínez y el propio Modesto Sánchez Cadenas. En el que se apunta que se informó de que “existían planos y listas de los individuos comprometidos [...] y otras lista de personas a las que convenía inutilizar por poder ser un obstáculo al desarrollo de los acontecimientos”.
“Para el mes de octubre del año corriente (1936)”
El atestado de la Justicia Militar afirma que García Pérez apuntó la existencia de otra “reunión secreta a las 12 de la noche” del día que se celebró en la que Alfredo Nistal comunicó “que por confidencias de Santiago Carrillo [...] había preparado un movimiento revolucionario para el mes de octubre del año corriente ya que decía que los republicanos no eran capaces de controlar la situación y que en su día se darían las órdenes oportunas para formar los comités que habían de actuar en cada provincia”. En ese reservado cónclave, según el informe, también se habría hablado de elaborar un listado de puentes y de la cantidad necesaria de dinamita “para que la revolución no pudiera fracasar”. También se indica que se habría acordaba solicitar en una circular que las agrupaciones locales realizaran una relación de “agrupaciones fascistas, católicas, clubs deportivos, etc, para conocer su importancia” y otra “en la que se daba órdenes e instrucciones para la constitución de las milicias socialistas, o mejor dicho antifascistas, que aunque se metieran en ellos elementos de algunos otros partidos habían de procurar los marxistas tener siempre la preponderancia”.
Esta, evidentemente, fue una de las declaraciones con las que los militares quisieron 'justificar' documentalmente la represión que vendría después, pero que se iba a producir sí o sí, según las terribles palabras de Mola en agosto del 36: “Todo esto se ha de pagar y se pagará muy caro. La vida de los reos será poco. Los aviso con tiempo y con nobleza. No quiero que se llamen a engaño”. Así que hay que tomarla como una declaración forzada. Sin embargo, coinciden con las memorias de Sánchez Cadenas, que sí fueron escritas con total libertad (aunque también hay que tomarlas como una opinión de deseos y vivencias personales).
El 'rollo' procesal finalmente apunta que esas milicias revolucionarias a las que se refiere el confitero de Valencia de Don Juan que se planificaba crear “se organizarían en escuadras de doce hombres”, que “los congresos provinciales de unificación tendrían por objeto atraer a las masas y hacer el recuento de las fuerzas que tenían, y ver el espíritu de dichas fuerzas”. Se habla además, de esperar como “una señal [...] la sublevación de varios regimientos de Madrid, en cuyo momento se echarían a la calle los comités provinciales con sus masas”. También firma el teniente de caballería Suárez López —el redactor de este 'testimonio' dirigido al comandante de Caballería Julián Gómez Seco, Juez militar instructor—, la versión de que “estaría financiado dicho movimiento por una potencia extranjera”.
Los documentos y memorias del líder revolucionario Cadenas, encontrados hace dos años en el Ferrol
La documentación de Modesto Sánchez Cadenas fue encontrada por Francisco Javier G. Fernández-Llamazares (conservador del Archivo de la Banca Fernández-Llamazares) hace dos años en el Archivo Militar Intermedio del Noroeste del Ferrol, adjuntos a la causa 1144/36 en la que se encuentra la descripción castrense del teniente Suárez con la que se 'justificó' la brutal represión de los socialistas en León.
“Son unos documentos muy importantes, puesto que provienen del archivo personal de uno de los líderes más importantes del movimiento revolucionario socialista durante la República, un joven de familia millonaria que todo tenía que perder si le capturaban”, explica Fernández-Llamazares. “Además, confirman que mucho de lo que los militares usaron para llevar al paredón a los socialistas había ocurrido -asegura-, porque lo sabían bien y tenían perfectamente claro a por quién ir y por qué”.
“La policía, como es lógico, estaba muy bien informada de los antecedentes políticos de la mayoría de los hombres políticamente más influyentes dentro de una población que no sobrepasaba los 35.000 habitantes. Realiza un buen número de selectivos registros domiciliarios durante los días siguientes al 20 de julio de 1936, la mayoría con resultado negativo o infructuoso. Pero, entre los registros positivos, localiza especialmente dos: por un lado, se incauta, entre otros importantes documentos, de unas memorias localizadas en el domicilio (calle de La Sal) del reputado pintor Modesto Sánchez Cadenas, en las que éste explica con detalle su propia implicación (dando buen número de nombres propios y detalles) en el frustrado plan de tomar por la fuerza en octubre de 1934 el Cuartel de Infantería del Cid en León, así como el aeródromo de La Virgen del Camino, entre otros planificados objetivos”, desvela.
“Es decir, la policía encuentra una prueba irrefutable de lo que no se pudo demostrar en lo que podríamos denominar el 'macro-juicio' de la época que siguió a los sucesos de octubre de 1934 y que provocaron la extrema irritación de buena parte de los mandos del Ejército español, que llevó a la ruina completa a los socialistas en la provincia y terminó arrastrando a todos los demás demócratas”.
“Lo que queda absolutamente claro es que la intención de los radicales socialistas, que estaban completamente enfrentados con los moderados como Miguel Castaño, Gordón Ordás o Ramiro Armesto, era repetir el movimiento revolucionario aprendiendo de sus errores manifiestos en octubre del 34. O al menos Sánchez Cadenas apostaba firmemente por ello junto a otros compañeros, dejando, de paso, fuertes críticas a la actuación de Alfredo Nistal, que no cumplió su cometido en aquella ocasión fallida y que, además, en los sucesos de la sublevación militar del 36 salió huyendo. Cosa que no pasó con Modesto Sánchez Cadenas que ya se había exiliado en el 34 en Bélgica y que en el 36 se quedó con todas las consecuencias. Y terminó fusilado por defender sus ideas, no como Nistal”, indica el descubridor de las memorias del afamado artista.
Fernández-Llamazares ha cedido a ileon.com varios documentos de Cadenas en las que critica ferozmente a Alfredo Nistal, como, por ejemplo, esta carta incautada en su domicilio enviada a la Agrupación Socialista de León:
“Estimados camaradas: aun a trueque de perder el tiempo en mi afán depurador –que no propugno por simple deseo expiatorio– ante una posible corriente in-sancionista [sic], como ha sucedido en la Juventud Socialista Local, me dirijo a vosotros para que sean pedidas en el momento oportuno explicaciones a los compañeros que se citan por nombres o cargos, y se apliquen las sanciones a que haya lugar en buena norma socialista.
Agapito Fernández, que diga por qué habiendo recibido el telegrama de aviso del movimiento el día 4 de octubre a las 8 de la noche, no lo entregó a quien se lo había ordenado hasta el día siguiente, día 5, a las diez de la mañana.
Alfredo Nistal, que diga por qué no se acordó, en la reunión del “Buenos Aires” del día 5 a las once de la mañana, la ejecución del ataque de los objetivos previsto en la reunión del día 3 en la C. del P.[1]
Por qué no se efectuó el ataque al aeródromo la noche del día 5.
Por qué dio órdenes a los mineros de Laceana de retirarse en la mañana del día 6 cuando llegaron cerca de León.
Por qué acudió al trabajo el día 6.
Como el día seis a las dos de la tarde nos dijo Manuel Arias, de Armunia, a Cadenas, Tazón, Domingo Pascual y al que suscribe que de parte de Nistal que nos concentráramos en San Andrés a donde [ilegible] y por la noche en San Andrés nos dijo Carlos Valle que a los mineros se les había ordenado retirarse y a San Andrés no fue nadie.
Si recibió la visita de Antonio Fernández el día 6, la de Tazón el día 7; la de Carlos Valle, éste [varias palabras ilegibles] y las visitas de Carlos Valle de parte del que suscribe.
Si el día 8 recibió en presencia de Carrillo, o solo, la visita de mi emisario de un grupo de mineros concentrados en la [palabra ilegible].
Cómo no procuró salir y estar fuera de León para evitar una detención segura que le inutilizaría para actuar, y en cambio se paseó por la capital, lo que implica dejarse detener.
Juan Monge, que diga por qué no realizó los objetivos que se le encomendaron y anduvo luego por León desde el primer momento al alcance de la policía.
Juan Antonio Álvarez Coque, que diga por qué no se realizaron los objetivos que se le encomendaron, y por qué no escucha como jefe de la Agrupación [tres palabras ilegibles manuscritas] que se averigüe quiénes desempeñaban las funciones de jefes de grupo y jefes de otras unidades, y qué misiones se les encomendó a cada uno y cómo no las cumplieron.
Ni que decir tiene que en lo que a mí afecta estoy dispuesto a dar toda clase de explicaciones“.
“Es curioso que al final la Historia ofreciera una calle a Alfredo Nistal en la capital leonesa y olvidara a Modesto Sánchez Cadenas, que sí actuó en la Revolución de Octubre del 34 y se quedó a defender sus ideas en la sublevación militar del 20 de julio de 1936, para terminar ajusticiado”, manifiesta Javier G. Fernández-Llamazares. “Pero puede tener explicación en que Nistal tuvo predicamento entre los socialistas porque alcanzó altos cargos en la Administración Republicana y murió en 1952 exiliado en Chile, y Cadenas fue olvidado convenientemente por todos”, remacha.