Juan Pedro Aparicio: “A León le han robado su historia, tapada por la preponderancia de Castilla”

Agencia EFE

El escritor Juan Pedro Aparicio afirmó este lunes que al Reino de León “le han robado su historia, que ha estado tapada por la preponderancia de Castilla, más cercana a Roma y a Francia, que era desde donde se marcaban las directrices”.

Aparicio ha abierto las actividades de una nueva temporada de los clubes de lectura de la Biblioteca de Pinilla, en San Andrés del Rabanedo, y se ha reunido con sus lectores para presentar su última obra, El sueño del emperador, basado en el reinado de Alfonso VI El bravo.

Ha afirmado que el interés de ocultar a lo largo de los siglos la historia de León se debe a que siempre ha dado mal ejemplo, en muchos casos por no someterse a la directrices que marcaba la Iglesia, y por eso su papel ha sido monopolizado por Castilla, mucho más cercana a Roma y Francia, lo que le ha permitido tener un papel más relevante en lo que se conoce como la historia oficial.

“Nuestra historia está oculta, esta tapada, y si no es historia castellana no nos dejan tenerla”, ha recalcado para explicar que uel mejor camino para conseguir poner a León en el lugar que se merece es conseguir la autonomía propia que demanda una buena parte de la sociedad. “En caso de no conseguirlo, espero que los amantes de la verdad puedan lograr al menos que tenga el lugar en la historia que se merece”, ha zanjado.

Además, ha avanzado que piensa seguir novelando el antiguo Reino de León y a El sueño del emperador le seguirá una nueva obra sobre el denominado 'motín de la trucha', considerado como una de revueltas burguesas que se sucedieron en el norte de la península ibérica durante el siglo XII.

Sucedió cuando en el mercado de Zamora un pescadero estaba vendiendo la última trucha del puesto e irrumpió en el puesto el criado de Gómez Álvarez, noble de la villa, pidiendo para sí la compra del mismo género, alegando su preferencia como consecuencia de un supuesto privilegio nobiliario.

La situación originó una airada discusión que congregó a una gran parte del público asistente al mercado, la mayoría partidaria del comprador plebeyo, que se llevó la pieza.

Ante los hechos, los nobles decidieron apresar a los líderes del tumulto y se reunieron en la iglesia de Santa María, mientras que los ciudadanos, temerosos de las represalias y capitaneados por Benito El pellitero, los encerraron en el templo y le prendieron fuego.

Ante el temor de las seguras represalias, los amotinados huyeron hacia Portugal y enviaron mensajeros al rey Fernando II de León para solicitarle su perdón y la destitución de Ponce como tenente de Zamora.

El rey aceptó las peticiones de los amotinados a cambio de su vuelta a Zamora y de que reedificaran la iglesia, desde entonces Santa María la Nueva. Por su parte, el conde Ponce de Cabrera pasó al servicio de Sancho III de Castilla, hermano del rey de León, Fernando II.