Tradición de filandón en defensa del patrimonio leonés
Todo surgió hace unos cinco años con la idea de mantener vivo el antiguo filandón, muy tradicional en la provincia de León, y ahora se ha convertido en la publicación del primer libro-disco de este grupo, 'Romanza&Mimbre', que recoge la esencia de esta costumbre. Se presentará esta tarde en Valcabado del Páramo (León) donde el precio de la entrada, de dos euros, irá destinado íntegramente a las tareas de restauración del artesonado de la iglesia del pueblo, posiblemente el de mayor relevancia en toda la Ruta de la Plata. También parte de la recaudación de la venta de este libro-disco se dedicará a este fin, a la espera de que pueda acometerse la reparación con la colaboración de las administraciones.
Roberto Carro puso en marcha esta iniciativa con el objetivo de que el filandón, aquella reunión nocturna que se hacía en los pueblos en torno al fuego, en la que se hablaba de cuestiones domésticas y se cantaban cuentos y tradiciones, se diera a conocer a las nuevas generaciones, una vez que la televisión y la llegada de las nuevas tecnologías favorecieron su desaparición. Para ello, se quiso recrear el ambiente del filandón, incluso la figura del artesano que acompañaba esta costumbre. “Empezamos por hacer la parte musical y luego metimos al artesano que contaba cómo iba haciendo una cesta de mimbre” porque el filandón contemplaba una presencia artesanal -originariamente consistente en hilar lana- que se consideró que era “necesaria”.
Con esta estructura base dieron sus primeros pasos hace unos años, y a medida que pasaba el tiempo se fue poniendo sobre la mesa un proyecto “más ambicioso” dando un toque “más moderno” a la música folk tradicional, con lo que empezaron a incluirse sonidos más eléctricos. Con esta evolución, el grupo ha dado forma a este libro-disco que ahora ve la luz con una primera edición de 500 ejemplares.
Roberto Carro fue el impulsor del proyecto y una de las voces, y junto a él se encuentran Olga Sanz, que es una joven de Montemayor de Pinilla (Valladolid) que pone la voz y la guitarra acústica; Luis Fernando Sanz, también pone la voz; y Manuel Sanz, que toca varios instrumentos como el acordeón, el bajo o la guitarra eléctrica. De forma puntual se unen al proyecto Luis Hueto, un artesano de la zona del Páramo que es el encargado de hacer mimbre; Eduardo Nicolás también es multi instrumentista; e incluso José Manuel Rodríguez, que también colabora en tareas musicales.
El libro cuenta con unas 45 páginas y pretende desglosar “lo que es el filandón partiendo desde el origen”, con una explicación histórica de lo que fue esta tradición en sus comienzos y cuál ha sido su evolución con el paso del tiempo. Entre los aspectos que recoge también hay curiosidades como el momento en el que surgió la censura por parte de la Iglesia “porque históricamente se decía que los filandones eran centros de reunión donde la figura femenina estaba muy presente, pero de ahí a que hubiera excesos...”, aunque Carro insiste en que los sacerdotes de la época “hacían reprimendas a los filandones cada domingo”. Por último también se alude al deterioro de esta costumbre, que se fue perdiendo pero que ahora “tiene mucho sentido”.
En el libro también se menciona una retrospectiva “desde cuándo la cestería es cestería” y una última parte en la que el grupo relata su aportación durante sus cinco años de existencia. “Creo que hemos conseguido el objetivo, porque las sensaciones van llegando”, declara Carro, quien se felicita de que haya gente que “ha vuelto a percibir esa esencia” mediante el repertorio de once canciones que han sacado a la venta.
Destinado al artesonado
El libro-disco se presenta esta tarde en Valcabado del Páramo con un precio de la entrada de dos euros. Además, una vez que se hayan cubierto los gastos de edición de este trabajo, el resto de la recaudación irá destinado al mismo fin que la recaudación de la entrada: aportar un granito de arena a la restauración del artesonado de la iglesia de la localidad, que está considerado por los expertos como uno de los más importantes de la Ruta de la Plata, en especial por las dimensiones que tiene, ya que ocupa toda la nave de la iglesia, y por sus motivos decorativos, pero que no ha sido tratado desde sus orígenes, por lo que los técnicos aseguran que “está tocado” y alertan de la posibilidad de que pueda perderse esta pieza.
El pueblo está volcado con esta iniciativa y respalda la restauración de este artesonado. De hecho, esta será la primera de las actividades que está previsto llevar a cabo para seguir recaudando fondos para la recuperación de esta pieza del patrimonio del Páramo, ya que también se contempla que la recaudación de la inscripción para la próxima San Silvestre vaya dedicada a este fin, a la espera de que puedan llegar subvenciones más fuertes.
Artesonado de la iglesia de Valcabado del Páramo. / Peio García / ICAL
Un artesonado relevante
El artesonado de la iglesia de Valcabado el Páramo es un elemento arquitectónico que se considera especial dentro de los nueve que se pueden apreciar en otras tantas iglesias de la zona. Con unas dimensiones de 24 metros de largo por ocho de ancho aproximadamente, es además conocido como 'cinta y saetino', que es un tipo de técnica de cuajado de madera. Otra de las características que lo hacen 'especial' es el almizote, que parece estrellado o de lazo, y que resulta especialmente llamativo por esos motivos ornamentales.
De hecho, los técnicos en Patrimonio, Ignacio Gutiérrez y Cristina Torinos reconocen que esta decoración coincide con la que se puede apreciar en el artesonado de la Sala Capitular del Parador de San Marcos de León. “La mitad de estrellados es similar, con lo que podemos interpretar, aunque no se sabe a ciencia cierta, que podía haber estado policromado o había intención de ello”. Estiman que pudo realizarse mediante encargo atendiendo precisamente al modelo de ese artesonado de la capital leonesa para equipararlo al mismo estilo, aunque se cree que es posible que se agotaran los fondos y el artesonado tuviera que quedar a madera vista.
La ruta de los artesonados
Entre las localidades de Alija del Infantado y San Feliz de la Vega se pueden visitar un total de nueve iglesias con sus respectivos artesonados mudéjares, de entre los siglos XI y principios del siglo XIV, pertenecientes al antiguo Camino de Santiago. Esta riqueza patrimonial ha llevado a impulsar la posibilidad de crear una ruta que permita atraer visitantes a esta zona cada vez más despoblada y que quiere apostar por sus atractivos para conseguirlo. Para ello, los técnicos Ignacio Gutiérrez y Cristina Torinos realizaron un estudio técnico y una propuesta de intervención del artesonado de Valcabado del Páramo.
Reconocen que algunos de esos artesonados pierden la pureza del mudéjar, aunque el de los artesonados es un patrimonio que se encuentra “muy en auge” porque tiene un papel primordial en el conjunto de la iglesia. Además, si ese artesonado se encuentra en buen estado, permite resguardar mejor los posibles bienes culturales o patrimoniales del templo, de ahí que las Diputaciones, la Junta e incluso alguna Diócesis estén ayudando a impulsar la restauración de cubiertas y artesonados.
Con estos ingredientes, ya se lleva un tiempo trabajando en este proyecto de difusión cultural, que impulsaría el turismo, la cultura y otros temas de relevancia en la zona, y que ya se ha dado a conocer a la Junta de Castilla y León con un gran interés por su parte. En estos momento se está acometiendo un estudio de viabilidad de la ruta para conocer en detalle las posibilidades, ver cómo se puede enfocar y quién se va a hacer cargo de ello,con el deseo de que dentro de un tiempo esta ruta pueda ser una realidad.