Ni sí, ni no, ni todo lo contrario. La Junta de Castilla y León ha evitado hoy pronunciarse sobre si debe materializarse el trasvase de agua de los pantanos leoneses de Riaño y Porma a un embalse de Portugal, como está pactado en un convenio internacional y se realiza desde hace 24 años, a pesar de la situación de sequía y posible falta de riego que denuncian los agricultores de la provincia de León. Unos agricultores que protagonizaron esta semana una manifestación histórica unidos ante la reivindicación de que se anule o renegocie ese convenio internacional, que data de 1998, bajo Gobierno de José María Aznar, y que siempre ha estado en vigor.
Ni el consejero de Presidencia, anteriormente de Agricultura y Ganadería, Jesús Julio Carnero, ni el portavoz del Gobierno autonómico, Carlos Fernández-Carriedo, respondieron a la pregunta directa de si la Junta es no partidaria de mantener el convenio, así como tampoco si en el actual contexto de bajos niveles de agua embalsada en León deben entregarse ahora los 24 hectómetros cúbicos que se reclaman con él en la mano. Lo que se limitaron a manifestar tras la protesta del lunes fue nuestra solidaridad y sensibilidad con los agricultores y ganaderos de la provincia“, expresó Carnero.
Lo que sí unió en la respuesta a ambos consejeros fue la reclamación de que se construyan más pantanos, balsas y cualquier otro tipo de infraestructuras para incrementar la capacidad de almacenaje de líquido, ante eventuales escaseces. El ahora responsable de Presidencia insistió en que “una mayor regulación de la cuenca hidrográfica del Duero” es una de las dos 'patas' de la solución , considerando que esta cuenca “es la que menos tiene en este momento” en España, al tiempo que abogaba también por “incrementar el número de hectáreas en regadío”.
Esa mayor petición de más infraestructuras como pantanos “es algo que hemos alegado al Plan Hidrológica Nacional del Duero”, insistió, porque “la realidad de sequía que estamos padeciendo habla de una situación que hay que ponerle freno con más regulación”.
Por su parte, Fernández-Carriedo se escudó en que “no conocemos al detalle las relaciones internacionales”, en referencia al convenio en vigor que plantea el polémico trasvase. “Es verdad que (Portugal) es un país amigo pero también que tenemos un problema con el cual podríamos hablar con este país amigo”, resumió vagamente. Pero incidiendo en que el verdadero “problema de partida” es que “si tuviéramos hechas algunas infraestructuras hidráulicas” como m´ás pantanos “habría mayor dotación y condición de proveer de estas necesidades a los agricultores leoneses”.