Por segundo año consecutivo, no habrá corros del tradicional juego de las chapas, ese juego que forma parte de la tradición de la Semana Santa en la provincia leonesa, pero también en las de Valladolid, Palencia, Burgos, Segovia y Zamora.
El popular y simple juego de apuestas de caras y cruces en el que los protagonistas son dos monedas con cara y cruz y un grupo de persanas que se juegan su dinero al resultado que obtengan tras su lanzamiento es considerado por la Junta de Castilla y León una actividad 'de riesgo' cuando aún persiste la pandemia sanitaria que ha provocado hace ya un año en coronavirus.
De momento, desde la Delegación Territorial de León confirman que a pesar de las restricciones en vigor, incluso antes de su endurecimiento para los días principales de Semana Santa, el número de solicitudes formales planteadas por diferentes establecimientos hosteleros se había reducido este 2021 a la mínima expresión. Aún así, estaban pendientes de contestaciónsobre si la Junta permitía los corros o no.
Ahora, la Consejería de Presidencia, que ejerce las labores de Interior en la Comunidad autónoma, ha tomado la decisión definitiva de prohibir estos apasionados juegos para 2021 y así se lo ha trasladado ya a las diferentes delegaciones territoriales donde se debían tramitar los permisos. La denegación de todos ellos será la clave, confirman.
En un primer momento, bastó para negarse a los corros de chapas la interpretación que se hace del Acuerdo 76/2020, en la parte en la que se refiere a las “reuniones con objetivo lúdico-recreativo-social”. Se explica que el límite, con carácter general es de cuatro personas (salvo convivientes), ya sea en espacios públicos o privados“.
En este caso, aunque los jugadores se limitaran a esos cuatro, contando al 'baratero' -la persona que dirige el juego-, la Junta estima que se trata de un evento que concita a mucha más gente alrededor y, por lo tanto, es en realidad “un evento multitudinario” potencialmente. Una situación que compromete “cumplir la distancia de seguridad interpersonal, tanto para espacios cerrados como al aire libre”.
Los corros de chapas, antaño prohibidos sobre el papel pero admitidos con las autoridades que miraban hacia otro lado, se comenzó a controlar por parte de la Junta limitándolo únicamente a los días más destacados de la semana Santa, es decir, desde el Jueves Santo al Domingo de resurrección.
El reparto por provincias
Ahora, el juego estaba lleno de formalismos que cumplir, empezando por plantear por escrito la petición de autorización, que debía ser resuelta favorablemente por la administración autonómica. Además, los organizadores autorizados tendrían que disponer hojas de reclamaciones por ejemplar triplicado, para formalizar posibles quejas o reclamaciones, estando obligado el organizador o, en su caso, el baratero, de concurrir alguna, a entregar dos de los ejemplares al jugador interesado, que enviará uno de forma inmediata a la Delegación Territorial que concedió la autorización de práctica del juego.
En el último año de chapas, 2019, se autorizaron en toda la Comunidad 117 corros de apuestas. La provincia que más tuvo fue Valladolid, con 37, seguida de León, con 33. También se dio permiso para jugar a las chapas en Palencia, donde recibieron licencias 28 locales; seguida de Burgos, con ocho; Segovia, con siete; y Zamora, con cuatro.
La dinámica tradicional
El juego de las chapas recuerda el momento en el que los soldados romanos se jugaron la Túnica Sagrada de Jesucristo a cara o cruz. Se juega con monedas que son dos 'perras gordas', que era la moneda de 10 céntimos de la época de Alfonso XIII, en cuyo reverso se traza, normalmente pintada, una cruz o aspa.
Se trata de lanzar las dos monedas al aire con la posibilidad de que salgan dos caras o dos cruces, que es lo que genera las apuestas ya que si salen cara y cruz no gana nadie y se repite la jugada. El lugar en el que se desarrolla el juego es el 'corro' (los jugadores se suelen colocar en círculo para rodear al lanzador, el organizador, el 'baratero'. Él, además de lanzar las monedas al aire para saber quién inicia el juego, se encarga de animar las apuestas y de cuidar el orden de la timba y el pago de las apuestas, de las que percibe un porcentaje.
Tras colocar las chapas cruz con cruz, las monedas se lanzan al aire lo más vertical y horizontalmente posible -si hay techo y las monedas lo tocan queda anulado el lanzamiento-. Si al caer al suelo salen caras ganan los que hayan apostado a caras y si salen cruces los que hayan apostado a esta posibilidad.