2,6 millones de euros públicos que se gastarán en un proyecto de dos nuevos pantanos en la provincia de León y al mismo tiempo en idear la forma de no ejecutarlos. Esa es la sorprendente estrategia que desvelan los boletines oficiales de los últimos días respecto a la polémicas intenciones de construir en la provincia leonesa, y en concreto en la comarca del Órbigo, dos nuevos pantanos en una provincia ya muy explotada en este sentido, presas que exigen los regantes del sur de León y a las que se niegan gran parte de los habitantes del norte.
El problema es que la gran cantidad de dinero público que cuesta la falta de compromiso claro en el sentido de construir los pantanos o de ejecutar alguna alternativa a los mismos por parte del Gobierno, a través del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) y más en concreto de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) a la que pertenece esta cuenca fluvial leonesa.
En marcha se encuentra desde hace meses la contratación de la redacción del proyecto de los dos pantanos diseñados muy cerca de las localidades de Carrizo de la Ribera y La Milla y de Villanueva de Carrizo, La Rial y Los Morales, unas presas que deben almacenar en conjunto 34 hectómetros cúbicos de agua, 23 sólo el primero de ellos.
Su ejecución es una vieja reivindicación de los regantes que ahora dependen del agua del pantano de Los Barrios de Luna, el cual amenaza con quedar escaso si se suceden las sequías y que desde hace décadas ya pedían un nuevo pantano en la comarca de Omaña, finalmente desechado no sin luchas y protestas.
A principios de este año, cinco después de tramitar favorablemente la evaluación de impacto ambiental, el Miteco licitó la contratación por parte de la Dirección General del Agua de la redacción del proyecto de construcción de los pantanos sobre los arroyos de La Rial y Los Morales. Su coste sería de 1,6 millones de euros y la fecha límite de ofertas el 31 de enero, para unos pantanos que sumarían una inversión final de 63 millones desde los 44 inicialmente cuantificados.
Curiosamente, esa fecha se ha pospuesto ya tres veces vía Boletín Oficial del Estado (BOE): primero se corrigió la fecha de apertura de esas ofertas al 23 de marzo; después al 30 de marzo; y este pasado miércoles, en la víspera de ese último plazo, se volvió a alargar hasta el 27 de abril. Justo un mes antes de unas elecciones municipales que en los municipios del Alto Órbigo estarán marcadas por la polémica construcción o no de las presas, a las que la comarca de manera masiva se lleva años oponiendo.
Sin embargo, este penúltimo día de marzo se ha anunciado en el BOE la contratación, igualmente por la Dirección General del Agua, de la “redacción de la ampliación y actualización del estudio de regulación de la cuenca del río Órbigo y afluentes”, es decir, del prometido plan de alternativas a los pantanos que les prometió la nueva presidenta de CHD a los alcaldes socialistas de la zona. El coste en este caso parte de 950.771,67 euros y se aducen oficialmente “consideraciones de tipo social”. En este caso, el plazo de presentación de ofertas casi es idéntico al de los proyectos: el 25 de abril.
La sucesión de ambos caros contratos, aunque claramente contradictoria entre sí, habrá de marcar la decisión final de que se ejecuten los dos pantanos o que se analice la posible ejecución de balsas de menores dimensiones en otros puntos de los ríos afectados, aún por determinar. Lo único que se sabe es que la primera opción, los pantanos, suma una gran resistencia local frente a mucha presión política a favor, especialmente de la Junta de Castilla y León durante años y muy particularmente del PP también estuvo al frente del Gobierno central.
Se trata de unos pantanos que no hay que olvidar que se han incorporado al nuevo Plan Hidrológico de la cuenca del Duero con fecha de 2027 y que se han situado en el debate de si forman parte no sólo de una garantía de riego para zonas inmediatas sino incluso más remotas como el Páramo Bajo, que actualmente recibe agua procedente del pantano de Riaño, la cual se liberaría para garantizar la perpetuidad en el tiempo de que esa gran cantidad de líquido siga viajando hacia las provincias de Valladolid y Palencia para sus riegos, abastecimientos e incluso polígonos industriales. Para eso ya van teniendo creciente y millonaria infraestructura construida por la Junta de Castilla y León como esta nueva balsa de 10 hectómetros en el Canal Cea-Carrión.