Las primeras Unidades de Gestión Clínica empezarán a funcionar en enero en los hospitales y centros de salud autorizados, en lo que supondrá la implantación de un modelo organizativo que da “más poder” y autonomía a los profesionales de acuerdo con las necesidades de sus pacientes y en el que se recogen incentivos de todo tipo, también económicos, vinculados a unos resultados de calidad, actividad, gasto, seguridad, formación e investigación.
El consejero de Sanidad, Antonio María Sáez Aguado, explicó hoy las novedades del decreto por el que se regula la constitución y funcionamiento de las Unidades de Gestión Clínica del Servicio de Salud de Castilla y León, aprobado por el Consejo de Gobierno. Tras un “periodo dilatado” por el trámite de información pública, se acordó la puesta en marcha de un modelo, con el que se pretende un “cambio tranquilo y progresivo” en la organización del trabajo de los profesionales.
La norma, aprobada por el Ejecutivo, refuerza la naturaleza jurídica pública de las unidades de gestión clínica, su funcionamiento de acuerdo con las normas de los hospitales y de la atención primaria, el mantenimiento de los profesionales como trabajadores públicos y la voluntariedad para formar parte de estas unidades, destacó el consejero.
“El cambio es dar más poder a los profesionales y que los políticos cedan capacidad”, explicó Sáez, que precisó que apartir de ahora los equipos clínicos elaborarán un plan de propuestas para cuatro años en el que plantearán unos objetivos de asistencia, gasto, resultados, calidad, formación e investigación y la Consejería decidirá. En este momento, manifestó que existen 110 grupos de hospitales y atención primaria que han expresado su interés en constituirse en unidades de gestión clínica, que se tendrán que valorar por su departamento.
Sáez defendió que “lo más prudente” es empezar por un número reducido de unidades de gestión clínica y, aunque la adhesión es voluntaria, afirmó que la previsión es que las primeras estén formalmente autorizadas en enero y puedan empezar a funcionar en algunos hospitales y centros de salud.
Por otro lado, explicó que no suponen ni ahorro ni aumento de gasto, algo que “no influye en la orientación del decreto”, y añadió que se prevén incentivos, también en el plano económico a partir de su primera año de funcionamiento, en función de los resultados.
De esta forma, según el decreto, se promueve una estructura organizativa que permite una implantación evolutiva, flexible, que deberá adaptarse a las necesidades asistenciales que han de definir los profesionales en su proyecto que incluirá la actividad asistencial prevista, los resultados en salud, los indicadores de calidad y de seguridad, el gasto previsto y los procedimientos de mejora y de evaluación. Hasta ahora estos planes de gestión eran comunes para todo el hospital o toda la atención primaria de una provincia y se pretende que se los equipos profesionales adapten estos planes a las características de cada unidad.
El decreto prevé cuatro grados de autonomía en la gestión de estas unidades que se alcanzarán progresivamente en función del cumplimiento de los objetivos previstos en el Plan de Gestión presentado. Por otra parte, la evaluación positiva de las unidades de gestión clínica será tenida en cuenta en el acceso de los profesionales que participen en las mismas a los programas de docencia, formación e investigación de la Gerencia Regional de Salud, además de la carrera profesional y en el cobro del complemento de productividad, a partir del primer año de constitución.
En el ámbito nacional, la promoción de la gestión clínica se recoge en acuerdos suscritos por el Ministerio de Sanidad y diversas organizaciones sanitarias el pasado año, entre ellos con el Foro de la Profesión Médica y con el Foro de la Profesión Enfermera integrado por los colegios profesionales de Enfermería y el sindicato de enfermería Satse. Además, se ha implantado en comunidades como Andalucía, Galicia, Asturias o Valencia.