El Camino de Santiago en solitario

Peregrino del Camino de Santiago en el Castillo Templario de Ponferrada.

👉 Viene de la decimoquinta parte

Cada peregrino tiene una historia detrás y los motivos que le empujan a emprender el Camino de Santiago son personales e intransferibles. No existe una fórmula matemática que defina o englobe a todos. Cada uno está en un momento determinado de su vida y elige hacer el Camino según unas necesidades puntuales. Lo podemos hacer en grupo o en soledad, acompañados por nuestra mascota o en pareja, hay tantos peregrinos como personas. Pero dicho esto, son muchos los que aseguran que la manera más genuina de hacerlo es consigo mismo, únicamente pertrechados con nuestras cavilaciones y una mochila en la que cabrá nuestra vida durante las próximas semanas.

¿Por qué hacer el Camino solos?

Para crecer como personas, para tomar distancia sobre nuestra realidad cotidiana y valorar en que momento estamos y cuales son nuestras prioridades. El Camino en soledad nos proporciona algo impagable en estos días llenos de urgencias: todo el tiempo del mundo para reflexionar.

Para conocer gente. Esto puede parecer una paradoja, pero lo cierto es que al caminar solos podemos confrontar nuestra realidad con la de otros peregrinos, escuchar sus historias y hacer verdaderas amistades. Aunque empecemos nuestra aventura en soledad, durante el Camino nunca estaremos solos. Durante las largas e intensas jornadas siempre hay tiempo para compartir largos tramos de la ruta con otros. Y al llegar al albergue el ambiente se llena de camaradería y se comparten conversaciones y cenas. 

Para cumplir algún tipo de promesa espiritual y agradecer a Dios o a la vida por algo bueno que nos haya sucedido. Cuantas veces hemos dicho, si apruebo este examen o consigo este trabajo voy andando hasta Santiago para dar las gracias al Apóstol.

Para asumir un reto físico, para ponernos en forma, adelgazar o dejar de fumar.

Para recordar la belleza que esconde la naturaleza, para caminar en silencio con nuestros pensamientos mientras surcamos montañas, valles o rectas infinitas.

Para conocer nuestro país de la mejor manera posible, caminándolo. O para conocer España y practicar nuestro idioma si eres extranjero. No hay mejor manera de saborear toda la riqueza cultural y gastronómica que hacer el Camino de Santiago.

Algún consejo para peregrinos solitarios

La seguridad en el Camino es prácticamente total. No es extraño coincidir con peregrinos que llegan de latitudes más conflictivas y que te cuentan que lo que más valoran de España es precisamente eso, la seguridad. Les parece increíble que puedes recorrer el país andando sin encontrar ningún problema. Eso es libertad, exclaman algunos entusiasmados. Aún así, y para los asustadizos, siempre cabe la posibilidad de escoger rutas más concurridas donde sentirse protegidos.

Por supuesto, y como cualquier peregrino, tendrás que hacerte con tu guía o tu aplicación telefónica para llevar contigo toda la información que necesitarás durante el viaje. También os recomendamos visitar la Asociación de Amigos del Camino de tu ciudad de origen antes de partir. Allí podrás conseguir tu Credencial y aclarar todas las dudas que tengas.

Valora los momentos de soledad, pero habla también con otros peregrinos. Tu introspección no debe estar reñida con el afán por conocer a gente de todo tipo y condición llegada desde casi cualquier punto del planeta. Se suele empezar el Camino solo pero se suele acabar en compañía.

Si vas a caminar solo debes estar atento a la batería de tu teléfono móvil. En caso de problemas será tu mayor aliado. También es aconsejable evitar caminar de noche.

Y si te pierdes no dudes en preguntar a los lugareños. Ya sabemos que ahora el peregrino lleva en su móvil aplicaciones con GPS y mapas, pero también es una verdad como un templo que lo de preguntar ha funcionado durante siglos, además de ser una forma de embeberse no solo de paisaje, sino también de paisanaje.

👉 Sigue en la decimoséptima parte

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