La lección que no acabamos de aprender

Leído en Facebook el último escrito de Javier Callado, 'Leonesismo, elecciones y lecciones', no tuve más remedio que hacer de inmediato un comentario, dejándolo escrito con la calificación de elegante y preciso. Al propio tiempo me invadía el ánimo la decisión de no dejar pasar la oportunidad de comentar, no de contestar, para exponer mi punto de vista sobre UPL, las elecciones y algo más, materias que el propio autor toca.

Como no iba de un día para otro, y ya tenía en espera otras “opiniones”, hoy, creo que sin demasiada dilación, estoy tratando de darme la satisfacción de cumplir la promesa que me hice.

A lo largo de la última etapa de mi madurez como leonesista, puede que con aprovechamiento, no he cejado en el empeño de decir cosas sobre leonesismo, el que siempre he entendido como un sentimiento de pertenencia a lo leonés. En el escrito aludido he interpretado que Callado se estaba refiriendo, en especial, al leonesismo como movimiento reivindicativo político, en el que UPL participa, y hoy es el máximo exponente.

En este medio, en 'La píldora del día después' ya dejé dicho mi opinión sobre el resultado decepcionante de UPL en la elecciones Generales, así como en 'Elecciones Generales Habemus', artículo previo a ellas, intenté desgranar mis pareceres sobre la formación citada y los candidatos cabeza de lista elegidos, temiéndome lo peor. No solo por ellos, sino por la dureza de comprensión de las conveniencias netamente leonesas de los votantes

En el premonitorio, sin que le otorgara ese papel, decía que hubiera preferido a Callado encabezando la lista para el Congreso. Y no era yo solo, se decía, puede que demasiado sotto voce, y no tomaba cuerpo la objeción, puede que para nocensurar la decisión soberana de UPL, en todo caso, por miedo a ser peor. Parto de este supuesto, para los leonesistas, a fin de que no “cundiera el pánico”. En realidad esto último, va como frase hecha, no cual realidad palpable.

Parecía un intento muy razonable probar, mediante el voto de los leoneses, a acceder al Congreso y al Senado, en momentos tan decisivos, tras cuarenta años de sufrimientos y humillaciones en el ente autonómico. En no menor número de años en el Parlamento de la nación no hemos tenido ni una voz leonesa favorable (desde que nos amarraron al Estatuto) ya que los del PP o del PSOE, elegidos por León, o si se prefiere por la región leonesa, presionando el botón indicado por su partido ya cumplían. Su incomprensión para con el pueblo es imperdonable.

Con el máximo respeto debo decir, pues sería un grave error por mi parte silenciarlo, que al resultado final en las últimas elecciones, concurren las dos circunstancias ya citadas, la primera y creo que muy importante: la persona elegida para encabezar la lista, una y otra, lo eran por decisión del aparato del partido, no por planteamiento y conveniencia del momento político y condiciones de idoneidad del candidato. La prueba, y pretendo ser objetivo, es que los votos de Callado fueron superiores en número.

Ahí nos quedará siempre la duda: ¿Habría alcanzado los suficientes, para conseguir el escaño al parlamento nacional Javier Callado, con una bien orquestada y defendida campaña electoral? Capacidades tiene. No debe quedar esto en el aire, pienso que se debería hacer un sondeo, comprender y valorar, pensando en las próximas, y estas pueden ser la repetición de las Generales.

Quien haya llevado la manija de la formación, al menos en fase electoral, ha de recapacitar.

La otra circunstancia, y no menor, somos ni más ni menos los leoneses, quienes, una y otra vez, nos ahogamos en las urnas de los grandes sin garantía de defensa de lo leonés. Para llegar a esto contemplemos escuetamente la trayectoria: Transición, injerencia castellana, gran manifestación de mayo 84 y otras. Fruto de la impotencia y del estupor subsiguientes: autarquía acomodaticia leonesa dentro del amarre autonómico. Nuestros políticos se tornan colaboracionistas. Colonialismo. Nos retro-nutrimos de historia, tradiciones, folclore más bien lugareño, y el papanatismo del voto ideologizado obnubila el raciocinio sobre el estatus deprimente leonés sobrevenido… ¡¡¡Y así nos va!!!

Lo preocupante es que no conseguimos aprender la lección de que los políticos leoneses, tanto del PP como del PSOE, por conveniencias de poder, no están representando al pueblo leonés, sino el afán partidista de quienes les colocan y controlan.