
Hay gran cantidad de malentendidos sobre LA PRODUCTIVIDAD. Vamos a desmontarlos todos. Venga. En tres mil caracteres. La gente tiene tendencia a crear empresas que produzcan cosas para venderlas luego. Error. Las cosas son un engorro y hace falta una nave para almacenarlas y luego hay que distribuirlas y venderlas… Mal. Uno: Una empresa solo necesita un nombre y un número fiscal. Luego ya, crece orgánicamente. CEPROLESA o NUTRENANXA ya puede (pro)crear un número infinito de negocios irrastreables. O perfectamente rastreables pero de momento no se van a poner a hurgar. Eso ya cuando hayas hecho unas cuantas pifias —el récord de España está en cinco mil y pico—. Tus empresas dan trabajo. No sueldos. Eres un benefactor. Un empresario. Un santo. Recuerda que sin empresarios en España no habría bienestar; ni fútbol; ni paella; ni hermosas mujeres que bailan la jota. Ni procesos fotosintéticos. Hay que crecer. Eso es básico. A lo bobo. Afortunadamente tu empresa no hace nada. Únicamente posee y aparenta. Con lo que no hay que producir más. Solo hay que tener más presencia, alquilar más cosas y dar más voces. El dinero en metálico no existe. Los papeles son interpretables. Lo de pagar las cosas lo hacen los pobres y los pringaos. Y los progres. Tú no eres un pobre ni un pringao. Ni un progre. Hay que hablar. Pero jamás sueltes un euro. En parte porque no lo tienes. O porque está en otro sitio. Eso es otro tema. Dos: No hay por qué ir a los juicios. Si te salen juicios —a veces pasa— puedes acudir o no. Según. Ten en cuenta que en este tipo de actos rara vez se decide nada. Si quieres pasarte, pues sales en los telediarios, que siempre viene bien para que te den mesa en los restaurantes. Elige pose: soberbio o soberbio con cigarrito. Salir en la prensa es bueno. Al igual que en los telediarios. El texto que te pongan es indiferente. Probablemente digan que te has llevado hasta los ceniceros. Envidia. Exige foto. En ella puedes salir entregando un premio o dando una ponencia sobre economía y desarrollo. Tu abogado debe tener más jeta todavía que tú. Pero, ojo, que no chupe más cámara. Ten en cuenta que él puede salir más veces y con más clientes. Que sea un sinvergüenza se da por supuesto pero que quede claro quién es el figura. Que no se te olvide. Di que Eméritez es amigo tuyo. Qué cojones. Tres: Pedir créditos no es una deshonra. Pagarlos, sí. Y cuatro: Codéate con extranjeros. Ventajas: no les conoce nadie y, como son extranjeros, por algún extraño motivo la gente cree que tienen liquidez. Si ya tienen pinta de saudíes —sólo pinta, pueden ser de Porriño o de Coslada— pues te van a hacer la ola. Desventajas: ninguna. La cárcel no es una opción. O sí. Al contrario de lo que nos han enseñado las películas, ninguna carrera acaba con la cárcel. La deshonra y el honor mancillado y que robar sea malo igual pasaba cuando Calderón de la Barca. Ahora la gente famosa no sale de la cárcel cabizbaja y arrepentida. Si te ocurre, saca pecho, llama a la prensa y a unas influencers. Agarra con firmeza una botella de whisky, di que vas a tirar de la manta y móntate en un coche de lujo. SIEMPRE habrá quien te aplauda. Ya está. Hala. A crear riqueza.