Qué debes saber antes de empezar el Camino de Santiago

Peregrinos del Camino de Santiago paseando por Molinaseca, en el Bierzo.

👉 Viene de la primera parte

¿Qué ruta queremos hacer? ¿Cuál es la mejor época del año para hacerlo? ¿Qué necesito llevar en mi mochila? Son muchas las preguntas que asaltan al peregrino antes de emprender una aventura como esta. Aquí podéis encontrar la respuesta a muchas de ellas:

La credencial

No por obvio resulta menos importante: antes de partir tienes que solicitar la Credencial del Peregrino. Este documento será nuestro pasaporte para acreditarnos y acceder a los albergues. Se puede conseguir en las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, albergues, parroquias, la Oficina del Peregrino o en las Cofradías del Apóstol Santiago. A lo largo de nuestro viaje iremos sellándolo y nos permitirá obtener la Compostela cuando lleguemos a Santiago.  

Elegir tu itinerario

Son muchas las rutas que confluyen en Compostela: el Camino Francés, el del Norte, el Portugués, el Primitivo, el Inglés, leo Olvidado, la Vía de la Plata…

Hay que saber que no todos los caminos tienen la misma exigencia física y que unos son más duros que otros debido a su orografía, longitud o condiciones climatológicas. También hay que tener en cuenta que en los últimos años el más popular de todos, el Camino Francés, está demasiado masificado durante los meses de verano.  

Planificación

Da igual que quieras o puedas caminar 15 kilómetros diarios o 25, siempre es recomendable planificar tus etapas dependiendo de tu estado físico o del tiempo que dispongas para hacer el Camino. Y hay algo esencial que hasta el peregrino más despistado descubre muy pronto: el Camino no es una carrera, no se trata de competir, más bien todo lo contrario, se trata de disfrutar cada paso. Esta es una ley no escrita que todo peregrino aprende a los pocos días de iniciar su Camino.

Para no perderse

Nada más empezar el peregrino se hace amigo inseparable de todas esas flechas amarillas y mojones con la concha de vieira pintada sobre ellos que nos indican la senda a seguir y que nos orientan cuando nos despistamos. Y aunque en estos tiempos todos disponemos también de aplicaciones con GPS en nuestros teléfonos, recurrir al antiguo y humano recurso de preguntar a los lugareños sigue siendo la mejor manera de disfrutar el Camino.

Cuando hacer mi Camino

Si bien el Camino puede hacerse en cualquier época del año, es entre los meses de mayo y septiembre cuando la mayoría decide hacerlo. Hay que tener en cuenta varias consideraciones, como el cierre de muchas infraestructuras, el frío intenso y la lluvia en los meses de invierno; o la masificación de ciertas rutas y el excesivo calor en verano. Es por esto que la recomendación sería hacerlo en los meses de primavera u otoño, cuando el clima es benigno y no tenemos que competir con otros peregrinos por un lugar en los albergues o una mesa en los restaurantes.

¿Tenemos que estar en forma?

El Camino supone un gran esfuerzo físico y mental. Y debido a eso es muy recomendable prepararnos antes con caminatas en nuestro lugar de origen para evitar sobrecargas y lesiones. También es importante no utilizar calzado nuevo y usar uno al que los pies ya se hayan adaptado, así como dosificarse y escuchar a nuestro cuerpo durante los primeros días. Después el propio Camino nos irá infiriendo de un vigor físico que será el que nos ayude a cumplir nuestro reto.

¿Qué llevar en la mochila?

Uno de los mayores errores del peregrino novato es cargar su mochila con demasiadas cosas que, al poco de partir, se antojan innecesarias y pasan a convertirse en peso muerto y gratuito. No hay que olvidar que uno de los mayores desafíos del caminante es transportar sobre su espalda ese peso que exige un plus de energía. Es bastante habitual encontrarse a peregrinos en las oficinas de correos de los pueblos del Camino enviando de vuelta a casa todas esas cosas que ha descubierto que no necesita y que le pesan un horror. Por eso es fundamental organizar nuestra mochila antes de empezar. Lo ideal es que no supere los 8 kilos (nunca más del 10% de tu peso en cualquier caso) y que cuente con lo imprescindible: saco de dormir, capa o chubasquero impermeable, toalla, neceser, pantalón, dos o tres camisetas, dos o tres mudas de ropa interior, unas chanclas… tu espalda y tus pies lo agradecerán.

¿Tengo que reservar antes?

Hay alternativas para todos los gustos, pero si vas de albergues públicos has de saber que no admiten reservas y las camas se asignan en estricto orden de llegada (con prioridad para los peregrinos que llegan a pie). En los meses menos concurridos no tendrás ningún problema pero en verano te tocará madrugar. En cualquier caso en el trayecto encontrarás también albergues privados, pensiones u hostales. 

Al llegar a Santiago

La llegada a nuestra meta, después de haber superado penurias e inconvenientes y de haber vivido intensamente la experiencia, es el gran momento del peregrino. Una mezcla de satisfacción y temprana nostalgia por los días de Camino nos invade. Es el momento de obtener nuestra Compostela y disfrutar de la maravillosa ciudad de Santiago: visita a la Catedral y misa del peregrino, los vinos en la calle del Franco, la celebración con otros caminantes, los paseos por sus calles empedradas, la rica gastronomía gallega…

👉 Sigue en la tercera parte

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