Juan Acebal: “El Bierzo es un verdadero paraíso agrícola”
Si por las calles rodaba el sol,
si en nuestros ojos vivía la luna,
si mis palabras solo eran una,
si nos cantamos en sí bemol,
si convertimos la catedral
en una foto de nuestros besos,
si nos besamos hasta los huesos
y sus paredes fueron mural
en que pintamos dos corazones,
es porque aquel día los dos juntamos
en pentagrama los mismos sones
y nuestros cuerpos fueron canciones,
dulces canciones, en las que amamos,
encadenando las ilusiones.
Y, desde entonces, nuestra canción
es del más bello barrio que hay en León.
(Juan Acebal, 'Barrio Húmedo)
Existen magníficas coincidencias. Como ocurriera con Juan Acebal, al que conocí en un viaje relámpago a Asturias en compañía de dos poetas leonesas, con el fin de ver en Llanera a otra poeta, en este caso a la actriz, poeta y diputada murciana Magdalena Sánchez Blesa, que logró emocionar al auditorio. No en vano, el polifacético Juan Acebal es el autor del prólogo 'Yo contra mí', de Sánchez Blesa.
Cuenta Acebal que la poeta Magdalena Sánchez Blesa es su amiga del alma. Y su idea fue dejar constancia de su manera -especial artesanía-, de trenzar versos así como hacer hincapié en la filológica concepción que, consciente o inconscientemente, destila para ello.
“Se lo debía y lo hice con gusto y consecuentemente. También le hice un introito para su libro, 'Nana para dormir a mis abuelos', que fue prácticamente un canto sobre su valores y cualidades como mujer y poetisa”, recuerda el autor de 'Treinta poemas de amor y una leyenda de azahar', que es hijo y nieto de mineros, nacido en Aller (Asturias), aunque ciudadano del mundo, que llegó a Ponferrada de la mano de su madre cuando él tenía nueve años para residir con unos primos suyos -la señora Amparo y Antonio, de muy grato recuerdo- en el poblado de la MSP, en el barrio de Flores del Sil.
“Parece ser que ya habían acordado internarme en el seminario (apostólica) que los Padres Paules, como así ocurrió, tenían en Villafranca del Bierzo. Bueno, excuso decir que a mí la supuesta vocación sacerdotal no me rozó ni de perfil, así que no muy voluntariamente, aunque sí con muy buen provecho, transcurrieron los cuatro primeros años -los pertinentes en dicho centro- de mi paso de la infancia a la adolescencia, he de decir que con notas más aceptables y un extenso menú de lecturas que, sin duda, sembraron los surcos de mi actual cosecha cultural”, rememora Juan Acebal, que conserva un buen recuerdo de los curas y de sus compañeros. Aunque sí recuerda que las cartas que les escribía a sus padres, en las que les pedía reiteradamente que lo librasen de aquella disciplina conventual que él, evidentemente, no había elegido, las leían previamente los curas, con lo cual sabían que Juan no tenía devoción sacerdotal.
“Mis progenitores habían emigrado a Alemania con el fin de procurarse y procurarnos a sus hijos una vida mejor y librarnos, tanto a mi padre como a nosotros, de un presente y un futuro condenados al trabajo bajo tierra, al grisú, a la silicosis y a un temprano y duro envejecimiento. Y de esta manera, burla burlando que dijo Lope, un año en Ponferrada y cuatro en Villafranca formaron el quinquenio que abarca mi estancia vital en el Bierzo”, evoca el autor de 'Duendes y hadas', para quien el Bierzo representa un vergel, con un microclima especial, incrustado entre tres comunidades -Galicia, León y Asturias- que antaño fueron reinos, “yo diría que es la guinda del pastel, ”un verdadero paraíso agrícola con sus árboles frutales, sus hortalizas, verduras y sus vides, autoras estas últimas de excelentes vinos. Como nota curiosa he de decir que en las tierras del monasterio de Villafranca los seminaristas vendimiábamos nuestras -las suyas de la Congregación de la Misión- propias viñas y nuestro vino de misa, excelente y natural, que, por otra parte, era enviado al Vaticano (de Roma) para alegrar sus celebraciones rituales“.
También recuerda que el Bierzo fue cuenca minera, con su antracita de primerísima calidad explotada por la Minero Siderúrgica de Ponferrada, propietaria también de la mina de La Camocha en Gijón, en cuyas galerías nació el sindicato CCOO. “Pero esa es otra historia”, señala este todoterreno que sigue rememorando con cierta nostalgia aquellas 'Flores de Primavera' que se celebraban “en los jardines de Villafranca, extraordinaria villa medieval y cuna de Enrique Gil y Carrasco, y en los que tuve el privilegio de acompañar a poetas ilustres de la época, como Crémer, Gamoneda, Panero, etc. con un ¿soneto? de mi autoría que me permitieron recitar entre mi nerviosismo y sus risas”.
Posteriormente, tuvo la ocasión de leer a Luis Mateo Díez en sus relatos, “de los que quiero recordar el incomparable, triste y existencialmente maravilloso 'Albanito, amigo mío'. No quiero dejar pasar mi relación amistosa con Julio Llamazares con el que, coincidiendo como miembros del jurado en un premio nacional de periodismo convocado por el Colegio de Periodistas de Murcia, acordamos enviarnos un libro de autoría propia. Él me envió 'El río del Olvido' (en Tolibia transcurrieron los primeros e inolvidables veraneos de mi primera infancia, plenos de pasajes y situaciones peculiares, pero esa es otra historia) y yo le remití el de 'Recetas de cocina para mujeres deliciosas'. Quid pro quo”.
La escritura creativa forma parte de su vida, en su opinión, desde que tenía cuatro años, que fue cuando escribió, ilustró, editó e imprimió (de su propia mano) y vendió -a una 'perrona' el ejemplar- sus primeros cuentos. “Yo diría que tengo 'muchu cuentu' desde siempre”, se sonríe Acebal, que recuerda hasta el título: 'Pedrito Tiracantos'. Luego llegarían sus sonetos, la participación en concursos, como el de redacción (León) de Coca-cola, algunas colaboraciones, hasta que en 1976 sale a la luz su primera impresión en un libro, 'Kiker, expresionismo poético-satírico' de Ediciones Simancas de Valladolid, con otros escritores como J. Villa Pastur, A. Corral Castanedo y Víctor Alperi.
Mis progenitores habían emigrado a Alemania con el fin de procurarse y procurarnos a sus hijos una vida mejor y librarnos, tanto a mi padre como a nosotros, de un presente y un futuro condenados al trabajo bajo tierra, al grisú, a la silicosis y a un temprano y duro envejecimiento. Y de esta manera, burla burlando que dijo Lope, un año en Ponferrada y cuatro en Villafranca formaron el quinquenio que abarca mi estancia vital en el Bierzo
Literatura y gastronomía
“Es cierto que una de las actividades fundamentales de mi existencia -de algo hay que vivir- ha sido la referente a la hostelería. Eso redujo mi actividad literaria, aunque no consiguió anularla”, afirma Acebal, en cuyo restaurante en Alhama de Murcia -en el comedor principal se encontraba una biblioteca de unos quinientos ejemplares sobre enología y gastronomía-, procuró numerosas tertulias y encuentros culturales de diversa índole.
Conserva aún el Libro de Firmas, que es, según él, una preciosidad, en el que participaron personajes de muy alta 'alcurnia' social y cultural... o la construcción de un hórreo-panera en la fachada del restaurante, que estaba llamado a ser un museo etnológico de Asturias (y León), de una bodega -entonces no estaban de moda en los restaurantes- con más de doce mil botellas. “Adquirí la cosecha del 82 (etiquetada, diseñada, embotellada y certificada por el enólogo) en su totalidad de Palacio de Arganza (Villafranca del Bierzo) para mi restaurante, siendo el 'vino de la casa'. Entonces, no eran conocidos los excelentes caldos bercianos en la Región de Murcia y creo honestamente que este fue un paso notorio y decisivo para consolidar un merecido prestigio”, explica Acebal, que ha sido colaborador de diversos medios como 'Cuadernos del Norte', entre otros.
“Colaborar en medios de comunicación, como periódicos, revistas, radio o televisión, ha sido una constante en mi vida literaria. Por tanto, nada es más destacable que la propia inercia de lo habitual. Sin duda, me enriquece la variedad de temas en que participo: biográficos, gastronómicos, sociales, artísticos, etc.”, precisa él, que ha sido organizador y coordinador de libros homenaje como el dedicado al poeta José Agustín Goytisolo 'Veintisiete voces para un único poema, veintisiete miradas para un mismo rostro', o bien el libro homenaje al poeta José Hierro, entre otros.
“El organizar y coordinar libros-homenaje a otros escritores y artistas es una necesidad de dar valor, en principio, a creadores que merecen un homenaje y, también, el aglutinar a otros artistas en torno a su obra y sus méritos”, detalla el creador de 'Recetas de cocina para mujeres deliciosas', donde tanta importancia tiene la gastronomía, tema en el que se ha movido profesionalmente durante muchos años y, por tanto, resulta innegable en su quehacer diario.
El libro esconde una trampa, una clave oculta como El nombre de la rosa. Acebal nos pone a prueba. Resulta que el palimsepto no es un recetario, sino un poemario. Las palabras que componen el texto de las recetas no son significantes del significado que aparentemente designan. Son palabras poéticas que, con aparente sencillez, ocultan metáforas, metonimias, metafrandos, anáforas, sinécdoques, oximorones y otras tantas figuras retóricas que el lector inteligente tiene que descubrir. Es lo mismo que aquel cuadro famoso de Magrite que representaba lo que con toda evidencia realista era una pipa, aunque el pintor tituló su lienzo con el texto: Ceci n'estpas une pipe. Por tanto, este recetario no es un recetario, es, como digo, un poemario. Y no podía ser de otra manera, porque hemos convenido que Acebal es un poeta integral y todo lo que escriba, aunque sea una guía de ferrocarriles, se le convierte en poesía. Poesía secreta, unas veces. Criptograma, otras, como es ahora el caso, con este código secreto disfrazado de recetas. Este libro de Juan es también un tratado de amor galante, un brindis a la mujer sensual.
(Francisco Carles Egea, fragmento del prólogo a 'Recetas de cocina para mujeres deliciosas')
“Me muevo en un mundo que conozco bastante bien y creo que tengo una 'clientela' también bastante aceptable. Hace muchos años que colaboro en un programa radiofónico (Comer y Charlar), amén de colaborar puntualmente en otras emisoras, sobre artes diversas, fundamentalmente la gastronómica, y creo que navego con fluidez por estas aguas”, expone el creador de la novela 'Aziz el moro o el viaje que nunca existió', que también ha publicado poemarios, cuentos, canciones, crónicas de viaje, recetarios de cocina, biografías de personajes...
Respecto a la pandemia que nos ha asolado durante los dos últimos años, cree que nos ha 'tocado' la pertinente de cada siglo. “Por una parte, los medios científicos y sanitarios actuales son superiores a los de otras pandemias, aunque también es notorio que la situación de globalización que vivimos ha hecho posible su extensión ecuménica de manera mucho más veloz que las anteriores.Mi opinión, una entre ocho mil millones posibles, es que, como ayer y, presumiblemente, mañana, cada jornada estamos destruyendo un poco más la casa que habitamos y la tierra y el agua que nos alimenta. No soy pesimista; soy realista”.
El organizar y coordinar libros-homenaje a otros escritores y artistas es una necesidad de dar valor, en principio, a creadores que merecen un homenaje y, también, el aglutinar a otros artistas en torno a su obra y sus méritos
Y en cuanto a la invasión de Rusia sobre Ucrania, está convencido de que es un disparate, uno más, un sacrilegio por encima de la razón y el entendimiento. “Rusia es la autora; USA, la provocadora; Ucrania, la mártir necesaria y pecadora; la Unión Europea, la colaboradora pecaminosa; y China, la observadora interesada. Quiero hacer notar que también me parece despreciable -y aquí cabemos todos- la diferencia de trato con los refugiados ucranianos -a los que, sin duda alguna, hay que acoger,- con otros refugiados, como los palestinos, los sirios, los libios o los del África subsahariana”, subraya con lucidez Acebal, que ahora está con un 'Decimario' que consta de doscientas décimas.
“También estoy recopilando cuatrocientos rubaiyat, que realicé estos últimos diez años, basados en instantáneas fotográficas y pictóricas recogidas por una mujer, Carmen Francés, ya fallecida, y que creo que deben ver la luz -fueron diariamente publicados en Facebook-, aunque solo sea en su memoria. Algunas cosas más hay; ya veremos”.
Entrevista breve a Juan Acebal
“Si vosotros no hacéis política, la harán otros y la harán contra vosotros”
¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?
Decenas. Ahora mismo estoy con 'Las mil noches y una noche', traducida del francés del Dr. J. C. Mardrus por Vicente Blasco Ibáñez. Una delicia. Recientemente he releído 'El Señor de Bembibre', de Enrique Gil y Carrasco. El romanticismo en estado puro. También 'León el africano' de mi amigo, AminMaalouf. Y no quiero dejar en el olvido el 'Sostiene Pereira', de A. Tabuchi. También me apetece, tal vez mañana, volver a leer 'El río del olvido', de Julio Llamazares, por cuestiones, además de literarias, de recuerdos infantiles de mi estancia en Tolibia.
Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).
Nadie es imprescindible. Necesarios: Aristóteles, Paracelso, Carlos Marx (y Groucho), Góngora, Neruda, Bertolucci, Clarín, Mozart, Julieta (la de Romeo), Catalina la Grande, Mercedes Sosa..., miles por suerte.
Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).
Todos y todas a los y las que nunca leeré. Miles también, por desgracia. Verbigratia: Sánchez Dragó.
Un rasgo que defina tu personalidad.
Difícil me lo pones, amigo Cuenya. ¿La pasión, tal vez?
¿Qué cualidad prefieres en una persona?
La solidaridad.
¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
Me hace usted preguntas cuyas respuestas darían para escribir quijotes. La política es necesaria para vivir. Como dijo Antonio Machado a los estudiantes, en 'Juan de Mairena', si vosotros no hacéis política, la harán otros y la harán contra vosotros.
¿Qué es lo que más te divierte en la vida?
La risa. Y la brisa. Y, sobre todo, los parabrisas.
¿Por qué escribes?
Por la misma razón por la que bebo, como y follo. Para sobrevivir.
¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
Sin duda las redes sociales sirven para ejercitar mi estilo literario y el de todos los que 'literaturizan'. Y para muchas cosas más; buenas, malas y encarnizadas.
¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
Siempre he situado a cuatro poetas en el origen de mi siniestro modus operandi literario: Góngora y Quevedo; Neruda y Hernández.
¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
Facebook. Me resulta útil. Sin más. Y sin menos.
Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.
Un poema cortito que llevé con una rosa blanca a una recién nacida, un día de viento y lluvia, tras producirse la noche antes la segunda invasión de Irak: Una rosa de champán/ cuando llueve y suspiran las espadas.