El centenario del nacimiento del escritor Ramón Carnicer (Villafranca del Bierzo, León, 1912 - Barcelona, 2007), que se cumplirá este lunes, 24 de diciembre, ha motivado en el presente año una serie de actividades para recordar su amplia y valiosa labor intelectual, programa cultural que ha incluido varios homenajes así como la recuperación editorial de algunas de sus principales obras literarias. Tal es el caso de uno de sus libros de viajes más aplaudidos, 'Nueva York. Nivel de vida, nivel de muerte', publicado por primera vez en 1970 y que Cálamo ha rescatado en una cuidada edición, encuadernada en tapa dura e ilustrada en esta ocasión por Alfredo, artista reconocido como un excepcional dibujante del mundo urbano.
Además de este libro, el centenario ha devuelto a las librerías otro de los títulos de viajes más valorados de Carnicer ('Donde las Hurdes se llaman Cabrera', obra de 1964 editada este año por el sello Gadir), y se ha publicado una versión revisada de la biografía que el escritor César Gavela dedicó a Carnicer, presentada este mes de diciembre en el Instituto Leonés de Cultura, entidad de la Diputación de León que impulsó la iniciativa.
'Nueva York. Nivel de vida, nivel de muerte' es una muestra de la genialidad de Ramón Carnicer en el género de la literatura de viajes
Publicado dentro de la colección 'Pasajero' de Cálamo, dedicada a la literatura de viajes, 'Nueva York. Nivel de vida, nivel de muerte' es una muestra de la genialidad de Ramón Carnicer en este género. El libro surgió a raíz de su estancia en esta gran ciudad americana como profesor universitario en 1968, un año de grandes acontecimientos y convulsión social en los Estados Unidos (Guerra de Vietnam, asesinatos de Luther King y Robert Kennedy, manifestaciones de estudiantes, huelga de basureros...).
Esta nueva edición cuenta con un breve prólogo de su esposa, la profesora Doireann MacDermott, donde explica la génesis del libro y subraya la vigencia de su contenido. Carnicer retrata la vida neoyorquina con una mirada aguda y crítica, pero a la vez amena y comprensiva. Cálamo se inclinó por recuperar este texto para conmemorar el centenario por tratarse de una obra de plena actualidad, premonitoria de las radicales transformaciones sociales y económicas que se están produciendo en el mundo.
Homenaje en Barcelona
Hace escasos días se ha celebrado también en el Ateneo de Barcelona —ciudad en la que residió y trabajó Ramón Carnicer la mayor parte de su vida— un homenaje donde intervinieron el poeta y crítico Enrique Badosa, gran amigo de Carnicer; y Jordi Gracia, catedrático de Literatura de la Universidad de Barcelona y uno de los grandes expertos en las letras españolas del siglo XX.
Según explica el periodista Alonso Carnicer (que participó en este acto y ha desarrollado a lo largo de todo el año una amplia labor para difundir la obra de su padre), Carnicer “se reunía en el Ateneo barcelonés de modo habitual con sus amigos escritores, pasó muchas horas en su hermosa biblioteca redactando trabajos periodísticos e investigando, y allí escribió algunos de sus primeros libros como Cuentos de ayer y de hoy o Vida y obra de Pablo Piferrer”.
Carlos Pujol, acostumbraba a decir que Ramón Carnicer tenía el don de los grandes narradores
Otra gran personalidad de las letras hispanas de las últimas décadas, Carlos Pujol, fallecido en enero de este año, dijo de Ramón Carnicer que “tenía el don de los grandes narradores”. Se doctoró en Filosofía y Letras y fue profesor en las universidades de Barcelona, Zaragoza y City University de Nueva York. Asimismo, fundó el Curso de Estudios Hispánicos para extranjeros y la Escuela de Idiomas Modernos en la Universidad de Barcelona, ciudad en la que residió durante casi siete décadas.
Carnicer fue autor de una amplia y variada obra literaria que incluye algunos de los libros de viajes más destacados del siglo XX en España, como este 'Nueva York, nivel de vida, nivel de muerte', 'Donde las Hurdes se llaman Cabrera' (1964), 'Gracia y desgracias de Castilla la Vieja' (1976), 'Las Américas peninsulares' (1986) y 'Viaje a los enclaves españoles' (1995).
Además de recoger sus memorias en 'Friso menor' (1983) y 'Codicilo' (1992), Carnicer también cultivó con éxito la narrativa: 'Cuentos de ayer y de hoy' (1961), 'Los árboles de oro' (1962), 'También murió Manceñido' (1972), 'Todas las noches amanece' (1979), 'Las jaulas' (1990) y 'Pasaje Domingo' (1998). Escribió varias biografías y numerosos ensayos y monografías sobre el lenguaje (su especialidad universitaria), además de centenares de artículos, ya que fue colaborador habitual de decenas de publicaciones periódicas de España y del extranjero.