Pepe Kubrick: “Escribo la poesía que a mí personalmente me gusta leer. La que me sacude. La que me provoca”

Pepe Kubrick

Manuel Cuenya

Ahora que estoy sentado en el vestíbulo

de una estación,

sugiero que mi vida nuevamente vuelva a

zarpar hacia la aventura,

prodigio de esta edad maravillosa

en la que la mayoría de mis amigos han

envejecido y perdido todo rasgo de

bonhomía.

No envidio sus novias,

ni sus trabajos,

ni sus astutas responsabilidades.

Ellos deberían envidiar mis pesares,

mis conflictos,

mis pesadillas,

mis deudas con Dionisos.

Así se escribe la vida,

con cicatrices feroces marcadas por el

Johnnie Walker,

con llantos imposibles de amores más

imposibles,

con el veneno cruel que recibimos al nacer,

y ser inquieto como una hiena,

esa es la única salvación en un mundo de

estatuas afligidas,

y asesinar,

asesinar el tiempo como quien asesina un

niño en una guerra,

revolcarse en el fango,

olvidarse de las madrugadas azules,

trabajar sin compasión el difícil arte de la

estética,

limpiar los botines,

planchar el abrigo,

buscar otoños más pálidos que estos y

muchachas más bellas que estas,

quemar los pasquines políticos, incluidos

los del Partido Comunista,

devorar la vida a bocados distrayéndose.

Y eso me lo enseñó Vinicius:

“A coisa mais divina que hay no mundo,

e viver cada segundo,

como nunca mais...“

...lástima que los demás se olvidaron de

zarpar

(Pepe Kubrick, 'Prodigio de mis veintipico años', incluido en 'Enfermera de noche')

Conozco a Pepe Kubrick desde hace años. Y me alegra que haya publicado recientemente 'Enfermera de noche y otros asuntos del delirio' (Tualmonteyoalmar, 2018), un poemario que a buen seguro no dejará indiferente a nadie, porque es la suya una poesía arriesgada, transgresora. Confieso que me he quedado gratamente sorprendido con su forma de encarar la lírica, pues no conocía, hasta hace poco, esta faceta suya.

Él mismo es consciente de que puede provocar rechazo en quienes no han conocido o no se han interesado por los rincones oscuros de nuestras mentes, pero sabe que está gustando a lectores/as más afines a movimientos rupturistas o transgresores.

“Escribo la poesía que a mí personalmente me gusta leer. La que me sacude. La que me provoca. La que no me deja tibio o indiferente. No quiero hacer apología del malditismo, no se lo recomiendo a nadie. No creo que haya nada ilustre en acabar tus días como Leopoldo María Panero, quien parecía casi una caricatura de ser humano, el pobre, pero no puedo evitar sentir un irrefrenable atractivo por esa parte de la condición humana, por el fracaso como 'la más resplandeciente victoria', citando al propio Panero. En ese sentido la poesía, o mi manera de entender la poesía, me permite bajar a mi propio infierno y exorcizar mis propios demonios, por mucho que yo sea luego una persona de lo más normal que se levanta por las mañanas para ir a trabajar a una oficina y los fines de semana desconecta viendo deporte por la tele o películas de ciencia-ficción”.

Precedido por un homenaje al poeta Baudelaire, “donde quiera que esté, por invitarme a aspirar el aroma de sus flores del mal de las cuales nacen deudores estos versos corrompidos”, 'Enfermera de noche', “envuelta en blanco y maquillada de esperma”, es una invitación a adentrarnos en el malditismo y aun en el surrealismo como la única manera posible de concebir la realidad. “¿O acaso existe otra manera para no volverse loco en este miserable mundo, que no sea precisamente renunciar a la cordura?”, se cuestiona Pepe Kubrick, quien, ya en la introducción, nos dice que su obra nace en la cama de un hospital y enfermo de tuberculosis pleural.

“Esos son los padres, esa es la herética madre, ese es el podrido contexto. Raíz de ponzoña. Palabras e imágenes golpeando a borbotones sobre un viejo cuaderno de anillas. Manuscrito del delirio pero a la vez tabla de salvación de aquellas semanas de forzoso encierro físico...”, especifica. Y añade que sus grandes obsesiones poéticas y literarias a lo largo de su vida son el malditismo, el simbolismo, el dandismo disoluto y la mayor y absoluta perversidad y depravación posible. “Escribir como acto de inconformismo. Como el epítome Lucifer de la rebeldía”, explica.

La escritura como ejercicio psicoanalítico

Dividido en dos grandes bloques, 'Enfermera de noche' y 'Asuntos del delirio', beben del simbolismo francés y del modernismo. Y nacen –en palabras de su propio creador– bajo la escritura automática que defendían los surrealistas. “Opino, al igual que ellos, que escribir de este modo es un ejercicio de psicoanálisis, de llegar hasta tu propio subconsciente. A partir de ahí salen a la luz muchos miedos, angustias, hipocondrías... el paso del tiempo... pero también pasión por la vida y la carne, mucho sexo”.

Este poemario, ilustrado por Daniel Buitrón con una estética impactante, está editado por 'Tú al monte yo al mar', un sello editorial que hasta el momento era tan sólo una discográfica, cuyos responsables Tomás e Inés han hecho un bonito libro “como objeto”, del que su autor ha quedado muy contento.

Otro personaje imprescindible para mí es Oscar Wilde, quizás el literato más resplandeciente que haya existido nunca, y cuyo trágico final hace su figura todavía más fascinante

Nunca se habría acercado a la poesía, a la literatura en general, o al menos a la literatura tal y como él la concibe actualmente –precisa Pepe–, si no hubiera descubierto a Baudelaire en los primeros años de su adolescencia, así como el simbolismo francés de Rimbaud, Verlaine... “Para mí fueron los antecedentes de estrellas del rock and roll más 'cool' como Brian Jones... Otro personaje imprescindible para mí es Oscar Wilde, quizás el literato más resplandeciente que haya existido nunca, y cuyo trágico final hace su figura todavía más fascinante. Él mismo reconocía desde la cárcel de Reading que era el preso más desdichado de los presentes, ya que la mayoría de sus compañeros de presidio no habían conocido otra vida que la de la pobreza, miseria o delincuencia, y el venía de ser recibido por reyes”.

Asimismo, siente fascinación por lo que “Luis Antonio de Villena llama 'fin de siècle', con los movimientos continuamente rupturistas y transgresores que se van produciendo a velocidad de vértigo, hasta llegar al modernismo español e hispanoamericano”, aclara Pepe, que también ha leído a Bukowski, “fundamental para no tener una visión tan amable de la vida pero sí más cruda y real”, y la Beat Generation, aunque se muestra bastante selectivo con los textos de esta generación.

Dentro del mismo Kerouac, por ejemplo, tengo distintas opiniones. 'En el camino' es para mí un libro de cabecera, iniciático, vital... pero 'Los vagabundos del Dharma' me parece un coñazo. He llegado a leer que tanta diferencia en la prosa se debe a las drogas que consumía en cada momento

En el ámbito literario (en concreto en el panorama leonés de las letras), reivindica a Antonio Pereira, “otro villafranquino, que sigue alumbrando también pese a su ausencia”. O bien al que fuera su profesor en el instituto, el escritor José Luis Suárez-Roca, que le parece un genio infravalorado, “un loco adorable con una visión de la vida única”.

Cree, por lo demás, que siempre ha habido un gran movimiento cultural en León, con publicaciones como 'Espadaña' o 'Claraboya'. “Y con un poeta tan rompedor como Agustín Delgado, quien es claramente un nombre a reivindicar en la poesía española”.

Cuenta Arcadio Augusto González Gallego, el prologuista de 'Enfermera de noche' (que tanto me hace recordar el título buñuelesco de 'Belle de jour'), que “Kubrick es tan paradójico, tan real, tan de verdad, que no puedes más que rendirte ante su capacidad de obtener lo excepcional desde las vísceras de lo cotidiano”, que “logra a base de arrebatos de tinta a medio camino entre el exhibicionismo y el reparo... Bajo su mirada, gris como el techo del Bierzo, yacen el espíritu de Mencía y mil dosis paralelas de euforia adolescente y gravedad existencial”.

A Pepe Kubrick (nacido en Ponferrada a principios de los 70 siendo José Rubio Fontal) lo conocí como actor en la compañía Skené teatro, que dirigía Carlos Gil. Incluso tuve la suerte de compartir escenario con él, y aun con otra gente, en una obra titulada 'Moros en la costa'.

Recuerda que como actor era bastante disciplinado. Y sus experiencias con todos los directores con los que trabajara fueron muy enriquecedoras. “Espero que por la otra parte opinen lo mismo. Siempre entendí muy bien la conexión actor-director”. Pero desafortunadamente (habida cuenta de que fueron años realmente muy felices para él) dejó el mundo teatral hace ya tiempo.

Aparte de actor y poeta, fue locutor de radio en Radio Cima, en la capital del Bierzo, presentando y dirigiendo programas como 'La línea del frente', 'Piknik Caleidoscópico' o 'La naranja mecánica', entre otros.

Su buen amigo Roberto Marcos, que en la actualidad regenta el restaurante King Kong de Ponferrada y es coorganizador del imprescindible festival musical Freakland, le puso el nombre artístico porque ambos coincidieron en Radio Cima.

“Dentro del mismo Kerouac, por ejemplo, tengo distintas opiniones. 'En el camino' es para mí un libro de cabecera, iniciático, vital... pero 'Los vagabundos del Dharma' me parece un coñazo. He llegado a leer que tanta diferencia en la prosa se debe a las drogas que consumía en cada momento. En los tiempos de 'En el camino' parece ser que le daba a la anfeta, por eso tenía esa prosa sincopada, nerviosa, con un ritmo del demonio, mientras que en 'Los vagabundos...' era un jipi que fumaba 'maría', ¡no es una mala teoría!”

El que presentaba Pepe, como ya había adelantado, se llamaba 'La Naranja Mecánica', en honor a la adaptación que el famoso cineasta británico hiciera de la novela de Burguess. “Afortunadamente no dijo Pepe Burguess, que hubiera sido un nombre menos impactante”, recuerda él con humor, que ya en aquellos tiempos empezaba a escribir en algún fanzine o revista, por lo que necesitaba un “nom de plume... Y los nombres con 'k' tienen buena sonoridad”, matiza este artista berciano, que ha sido también componente de las bandas musicales Thee Butchers y The Cheerleaders.

En aquella época, siendo joven e impresionable -en su opinión-, un director con la potencia visual de Kubrick le parecía supremo. En todo caso, él, que se define como un gran apasionado del cine, al que le fascinan muchas películas, reconoce que sus gustos cinematográficos tienen un aire más clásico, no tan ampuloso, como los casos de Raoul Walsh o Howard Hawks, “que huían de exhibicionismos técnicos pero eran auténticos maestros”.

Renacentista

Como músico (parafraseando él mismo a Cervantes: “la gracia que no quiso darme el cielo”) manifiesta que es un pésimo intérprete, pero le encanta escribir canciones, y sigue rasgando la guitarra en casa de vez en cuando.

León ha dado, a su juicio, buenísimas bandas de pop y rock and roll como Cardiacos, Flechazos, Buffalo, The Crepitos, Cooper... aunque cree que todavía no del todo valoradas.

“Este año me volví a subir a los escenarios con dos de los miembros originales de Thee Butchers, mi primera banda, en León, y volví a sentir ese estremecimiento que dan las tablas y el saber que el ruido del amplificador viene de tus manos. Son momentos muy mágicos. Al igual que sucede con el teatro... Creo que todo chaval o chavala debería probar este tipo de cosas, ya no sólo por enriquecimiento propio, sino por lo que te aporta el remar en una misma dirección con más gente y aprender a trabajar en equipo. Uno de los ejercicios más comunes en arte dramático y que define perfectamente este trabajo es el de cerrar los ojos y dejarte caer de espaldas al suelo, sabiendo que vas a darte una costalada tremenda... cosa que lógicamente no sucede porque un compañero te sujeta antes de que eso suceda. Aprendes a confiar en el otro, pero teniendo tú que corresponder. Eso sucede también en los deportes de equipo. Algo también totalmente recomendable y que todos los chavales deberían probar alguna vez en sus vidas para aprender a convivir en un vestuario”, nos alienta Pepe Kubrick, que mantiene dos blogs: El Tirador Melancólico (dedicado a los deportes) y aun otro más, El Eyaculador de Palabras.

En el fondo, es un “hombre del Renacimiento” o al menos aspira a serlo, convencido de que todo ser humano que pasa por el mundo debería intentar ser multidisciplinar en las artes, por lo menos para su propio disfrute. “Otra cosa es el recorrido que puedas darles a esas disciplinas, pero por ejemplo escribir un poema debería ser un pasatiempo tan recurrente como resolver un sudoku, ¿por qué no?”, se plantea este berciano inquieto, enamorado de su ciudad natal, Ponferrada, y del Bierzo en general.

“No puedo dejar pasar un mes sin al menos regresar un fin de semana y empaparme del aroma de sus calles. Para bien o para mal, ser hijo de Ponferrada ha marcado mi personalidad. Una ciudad tan envuelta en la neblina a la fuerza acentúa un alma brumosa. Es una ciudad llena de genios subterráneos y de locos maravillosos, de talento disoluto dilapidado en las barras de los bares”.

Desde Madrid, donde vive desde hace años, ve su ciudad natal herida de muerte por la crisis salvaje y rematada por la desaparición y el desamparo del pequeño comercio, de la tienda del barrio de toda la vida. Pero sigue deseando volver, como el salmón que vuelve al río a acabar con sus días. “Precisamente el llevar casi década y media siendo ciudadano de Madrid me hace valorar mucho más la calidad de vida que te permite un lugar como Ponferrada, donde la prisa no está tan presente a cada instante. Eso sí, echo de menos que no haya más rock&roll en los bares”, expresa este artista, que conserva tanto material acumulado que cree que podría sacar un libro por año simplemente con las cosas que tiene guardadas.

“No puedo dejar pasar un mes sin al menos regresar un fin de semana y empaparme del aroma de sus calles. Para bien o para mal, ser hijo de Ponferrada ha marcado mi personalidad. Una ciudad tan envuelta en la neblina a la fuerza acentúa un alma brumosa. Es una ciudad llena de genios subterráneos y de locos maravillosos, de talento disoluto dilapidado en las barras de los bares”.

“Pero están en mi cabeza rondando varias ideas para cosas nuevas. Lo que sí he aprendido en esta vida es que cuanto más hablas de proyectos, menos se hacen realidad, o sea que prudencia”, finiquita.

Entrevista breve a Pepe Kubrick

“Vivimos en un país constantemente 'guerracivilista' y cainita”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Durante varios años he leído el 'Werther' de Goethe al menos una vez al año.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Mi madre.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Ray Loriga.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Improvisación.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

El sentido del humor.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

No me considero una persona especialmente política, pero como muchos ciudadanos, a raíz de la crisis de 2008, volví a adquirir cierta conciencia. Pero huyo de dogmas y de verdades absolutas. Personalmente creo en el socialismo de estado, pero entiendo y respeto otras posturas. Lo que me interesa de verdad son los temas sociales. La lucha contra el hambre o la pobreza, la preocupación por las guerras, por las desigualdades sociales, por el maltrato a otros congéneres o a otros seres vivos... todo ese tipo de cosas no creo que pertenezcan a ninguna ideología en concreto. Si tuviera que definirme de alguna manera sería “humanista”. Creo que el gran error de la sociedad actual es haber abandonado el humanismo, y cuanto más veo que es despreciado más me convenzo de su necesidad. Bajo un punto de vista humanista, por ejemplo el maltrato animal sería inconcebible, ya que precisamente la responsabilidad del ser humano como el ser más importante en la creación es proteger a las criaturas más débiles, no abusar de ellas. Pongo este ejemplo porque nunca he entendido que me llamen cosas como “animalista” o “feminista” o “ecologista”, no, yo soy humanista, y a partir de ese humanismo entiendo un mundo que viva en igualdad y justicia. Lo que sí tengo claro es que no quiero enfrentarme nunca a nadie por ideas políticas. Vivimos en un país constantemente guerracivilista y cainita. Siempre crispados y buscando más lo que nos diferencia que lo que nos une.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Improvisar.

¿Por qué escribes?

Supongo que hay un componente onanista en ello. Procurarse placer. Sobre todo cuando, como es mi caso, es una afición y no un modo de vida. Lógicamente me encantaría que llegara el día en el que pudiese vivir de ello y tuviese que tomármelo como un trabajo, con una disciplina horaria y una cierta productividad, pero como de momento no es así, la respuesta que más se adapta a la necesidad de escribir es la del placer.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

Tengo una relación amor/odio con las redes sociales y con Internet en general. Admitiendo además que ya estoy totalmente abducido. Pero dudo mucho de las bondades de la Red. No creo que estemos más y mejor informados, ni que seamos más libres (¿cómo podemos ser libres desperdiciando nuestro tiempo libre delante de una máquina, por mucho que detrás de estas máquinas haya humanos?). Al contrario, Internet es el mayor medio de manipulación y de fabricar bulos y noticias falsas que ha conocido la historia de la humanidad. Intelectualmente nos ha cambiado, nuestra manera de procesar información, y por tanto de leer y de pensar y de escribir ha sufrido una metamorfosis. Estamos acostumbrando nuestros cerebros a otro tipo de procesos, en los que la cantidad de la información sustituye a la calidad, por no hablar del peligro que supone para el intelecto y la memoria que con un click accedas a un dato que estabas rastreando en un cerebro. Creo que tardaremos varias generaciones en conseguir hacer un uso realmente racional y positivo de este medio.

Por otro lado, literariamente es tentador. No creo que me ayude a mejorar mi estilo, pero sí es cierto que en muchas ocasiones no me puedo resistir a escribir largas (largas dentro de lo que se estila en una red social) reflexiones que quizás estuvieran mejor guardadas y pulidas en un cajón esperando el momento adecuado para ver la luz, por ejemplo en forma de libro, pero la inmediatez es tentadora y es difícil resistirse a la posibilidad de que al minuto de haber escrito algo tengas las reacciones de varias personas. Lo que no me interesa nada es Twitter, ¿a dónde vamos con 280 caracteres (ya no te digo con 140)?

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Simbolismo, modernismo, surrealismo, dadaísmo... en general, la mayoría de las vanguardias de finales del siglo XIX y primera mitad del XX.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Yo tengo dos blogs, uno de baloncesto llamado 'El tirador melancólico'. Es una de mis pasiones y me apetecía poder contarlo intentando mantener un buen estilo que desgraciadamente no suelo encontrar en el periodismo deportivo, aunque hay excepciones, y algunas precisamente en baloncesto (recomiendo a quien le interese que lea a Gonzalo Vázquez) Y otro, 'El eyaculador de palabras', en el que he querido ir recopilando muchos de mis escritos y artículos y en el que de vez en cuando dejo reflexiones sobre algún tema de actualidad. Desgraciadamente no les puedo dedicar el tiempo que me gustaría, pero sí creo que son unos buenos campos de prueba, unas estupendas pistas de entrenamiento para la escritura.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Receta para la vida: sorprenderse, enamorarse y embriagarse.

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