Óscar García Sierra: “Casi toda la gente que conozco tiene una relación amor-odio sobre el lugar en el que viven o nacieron”

Óscar García Sierra

Abel Aparicio

El pasado 6 de mayo algo cambió para siempre en la montaña central leonesa. Dos de las tres torres de la central térmica de un pueblo de cuyo nombre no quiero acordarme fueron derribadas. Este acto, que no fue más (ni menos) que algo simbólico, vino a demostrar lo que tanto en esta comarca como en el resto de comarcas mineras ya era un hecho: el fin de la minería del carbón.

El escritor leonés Oscar García Sierra, a través de su libro Facendera (Anagrama, 2022) nos muestra de forma novelada, dialogada y ficcionada (aunque quizá no siempre) como es el día a día en un pueblo donde el carbón lo fue todo y a día de hoy es solo un recuerdo.

Lo primero que me vino a la cabeza al ver el libro fue una pregunta, ¿qué te impulsó a escribir una novela sobre los años poscarbón en una cuenca minera?

Por un lado, es lo que conozco. Me resultaba más natural ambientar la novela en el ambiente en que me he criado. Por otro, los temas relacionados con dicho ambiente me parecían más interesantes para lo que quería contar y, en cierto modo, necesarios.

El título, Facendera, es una palabra propia de al lengua asturleonesa. Durante la novela a través de varias palabras se puede apreciar un guiño a esta lengua. ¿por qué?

La lengua leonesa está bastante perdida en mi zona, pero se conservan bastantes restos a nivel léxico. A mi hermana y a mí siempre nos han interesado las palabras que usaban mis abuelos y que ya no es no oigamos fuera del pueblo, sino que casi parece que solo se mantienen dentro de nuestra casa (obviamente no, pero es la sensación). Aparte de eso, igual que quería representar el ambiente de un pueblo minero también me parecía interesante tratar el tema del idioma en la zona.

Hay una imagen que repites varias veces que me parece muy potente, que lleva a pensar en esa posición deteniendo la lectura. Una persona sentada en la taza del wáter con la tapa bajada y los pantalones subidos...

En general con muchas imágenes de la novela, y ya no solo con eso, también en su forma, quería jugar un poco con la ambigüedad. La imagen de encerrarse en el baño es algo que me ha parecido muy representativo desde pequeño a nivel digamos, doméstico, y que por ejemplo he visto que se mantiene cuando he crecido y he visto que en ambientes de fiesta o del trabajo pasa lo mismo en situaciones de agobio.

Muestras a pecho descubierto el problema de la ansiedad, el miedo, las dudas o la desconfianza que surge en un pueblo al ver que con el fin del carbón no quedan apenas salidas laborales ¿Qué te trasmiten tus lectores de cuenca minera?

De momento no he tenido muchas, pero todas las de colegas van en la línea de que se sienten identificados.

¿Y los lectores de urbes como Madrid, ciudad en la que resides?

Creo que un poco lo mismo. El dolor de tripa no es exclusivo de los jóvenes de pueblos mineros, sino que afecta también a todas las franjas de edad de las zonas mineras y de fuera de ellas.

A nivel personal, ¿qué sentiste con esa voladura el viernes 6 de marzo?

Un poco lo que me esperaba, que ya en cierto modo sentí al escribir la novela, como cuando se hace de día sientes que se está acabando una fiesta, pero en este caso sí que quieres volver a casa.

El nivel de detalle a la hora de describir los personajes y los lugares denota que te llevo tiempo analizar una realidad y una zona como la que utilizas situar tu novela. ¿Cómo fue el proceso de creación de la obra?

Por un lado tenía un serie de temas que quería tratar (cotilleos, inseguridades amorosas, ansiedad, zonas mineras) y por otro imágenes, frases sueltas que a lo mejor había desechado de poemas y escenas o pequeños relatos. Con el tema de la Facendera de batallitas pude unirlo todo en un marco narrativo que me permitía tratar los diferentes temas y generar un poco la sensación de agobio e inseguridad que estaba buscando.

En los personajes se ve una relación de amor-odio sobre el lugar en el viven o nacieron y no dejan de volver...

A casi toda la gente que conozco le pasa. A mí me pasa también con Madrid, no solo con mi pueblo. Más que por el sitio, supongo que es cosa nuestra, culpa del ritmo de vida actual y esas cosas, que siempre sentimos que nos estamos perdiendo algo en otro sitio.

Para finalizar, recomiéndanos un libro, una película y una canción que giren en la órbita de Facendera.

El libro, Intrusos y huéspedes, de Luis Magrinyà, la película documental El año del descubrimiento, de Luis López Carrasco y la canción, ASMR para ti, de Triángulo de Amor Bizarro.

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