El idioma asturleonés cumple veinte años de oficialidad con el mirandés en Portugal

Menos mal que nos queda Portugal. Pese al sangrante olvido de la Constitución Española del asturleonés como idioma cooficial, o más bien negación de su existencia —pese a que así lo reconoce (y denomina) la Unesco en su atlas de lenguas en peligro de extinción—, al menos uno de los idiomas de la familia de lenguas asturleonesa está protegido por el Estado. Aunque sea en el vecino.

Y ya desde hace veinte años, ya que el 29 de enero de 1999 la República Portuguesa reconoció a la 'lhéngua mirandesa' (la que nosotros llamamos mirandés) como su segundo idioma oficial.

Y mientras en la autonomía que a León obligaron a compartir con Castilla sólo se la menciona en su estatuto “para protegerla”, sin hacer prácticamente nada de forma efectiva (salvo pagar a la tele autonómica no oficial un documental), y en Asturias se está produciendo un enconadísimo debate para hacerla oficial. Es decir, para mínimamente reconocerla a la misma altura que la otra olvidada en la Constitución de 1978, el aragonés.

Vamos, que veinte años después de que el Mirandés ascendiera a lengua oficial, el asturiano intenta avanzar entre lobos y el leonés está 'protegido' en Valladolid por los que consideran que no es más que un habla rural que estropea el castellano.

Portugal, sin embargo, la trata como una joya cultural, como se puede ver en este reportaje de Portugal Directo de la televisión lusa de siete minutos (comenzar a ver desde el minuto 12:10). Y además hace esfuerzos para que no se pierda. El mirandés es hablado por unas 15.000 personas, aunque sólo es lengua materna de unas cinco mil. La zona donde se habla es la parte leonesa que los propios portugueses llaman 'Reino de Lhión', al noreste de la región de Tras Os Montes (justo el mordisco que le falta al oeste a la provincia de Zamora) y que coincide casi con el municipio de Miranda do Douro y tres aldeas del de Vimioso. En el primero se habla en todos sus pueblos salvo en dos.

Pero no sólo es que sea oficial en Portugal. Es que ya años antes de ser considerado así, se comenzó a enseñar en las escuelas desde el curso 86/87 del siglo XX. Es decir, mientras en los colegios leoneses no se estudia su propia lengua (y sí el gallego), los mirandeses llevan más de treinta años pudiendo aprenderlo. Incluso en la facultad de la Universidad de Tras Os Montes ubicada en Miranda.

Para quien se quiera acercar a lo que es el mirandés, es aconsejable entrar en el artículo de la Biquipedia 'Lhéngua Mirandesa' en el que se explica en ese mismo idioma de dónde viene y cómo desciende, según sus estudiosos, de la lengua leonesa. También es curiosa su grafía, porque es como la portuguesa. Más o menos así: “La lhéngua mirandesa ten ua fonologie, morfologie i sintaxe çtinta de l pertués, zde la formaçon de Pertual (seclo XII). Ten las sues raízes ne l lhatin falado ne l norte de la Península Eibérica (l pertués zambolbiu-se ne l noroeste). L mirandés ye un decendiente de l antigo lhionés falado ne l norte de la Eibéria, ne l reino de Lhion, i ye la mesma lhéngua que l lhionés. L mirandés cumparte ua grande bariadade de palabras cun regionalismos de l pertués”.

Y en León, su lugar de origen, ni en los colegios

El debate sobre el reconocimiento oficial del mirandés comenzó el 19 de noviembre de 1998 en Parlamento de Portugal, que tardó poco más de un año en dar paso al “Reconocimiento oficial de derechos lingüísticos de la comunidad mirandesa” en el decreto-ley 7/99, publicado el 29 de enero de 1999. Éste que reconoce el derecho de los mirandeses a utilizar su lengua secular.

Justo después se celebró Convención Ortográfica Mirandesa, planteando alternativas y soluciones para conservarla y evitar la reducción de su variación ortográfica, la continuidad de su tradición gráfica, los problemas que tiene con los neologismos, y salvaguradar la claridad, simplicidad y flexibilidad. Aquel mismo año 1999 el ayuntamiento de Miranda do Douro y la Universidad de Lisboa elaboraron una norma ortográfica basada en la del portugués (de ahí su grafía) y su protección, promoción y normalización están a cargo del Anstituto de la Lhéngua Mirandesa, desde el primer día de 2003.

Por contra, su lengua materna, la leonesa, no dispone de gramática y de un diccionario oficial (exceptuando el gran trabajo de Janic LeMen y la puesta en marcha de la Cátedra de Estudios Leoneses), pese a la gran demanda de libros en el idioma de las leyes del viejo reino como el Fuero de León y los Decreta de 1188. Por desgracia la protección que tiene es nula en la práctica y no se estudia en los colegios —salvo durante una pequeña temporada en la que se la incluyó como actividad extraescolar gracias al empeño de Abel Pardo—, y aún se puede ver en algunos carteles informativos como el del Festival Celta Reinu de Llión. El único avance significativo fue que el Ayuntamiento de León aprobara que las nuevas placas que se repongan de calles en la capital sean tanto en leonés como en castellano.

Sin embargo, hoy en día muchos leoneses en una incomprensible actitud la denostan, siendo una de las pocas cosas culturales propias que demuestran que los de aquí ni son gallegos ni castellanos. Llegando a vandalizar carteles en el dialecto cabreirés en Truchas, en La Cabrera y montando en cólera cada vez que alguien, en su libertad como la de cualquier otro, anuncia un curso privado de leonés que cualquiera puede tomar de forma completamente voluntaria. Odiadores demasiado tóxicos para lo leonés.

Hasta el 'menos mal que nos queda Portugal' era una canción del grupo gallego Siniestro Total. Pero en realidad desde 1999 es “menos mal que nos queda el mirandés” protegido de cara al futuro. Una lengua asturleonesa preciosa (como se puede ver en el vídeo de aquí abajo) que hablan el 10% de los falantes del asturleonés y orgullo de todo un Estado, nada menos.

Lástima que no sea en el que vive la enormísima mayoría de leoneses y que a nadie de los que mandan en la autonomía que debería protegerlo le importe lo más mínimo si encarga al instituto que creó en exclusiva para loar en todo el mundo la lengua castellana las labores de promocionar el 'llionés'.