La historia comienza con un factor de Feve (Ferrocarriles de Vía Estrecha) en el Torío leyendo a Murakami. Podría ser el arranque de un cuento de Antonio Pereira. Realmente se trata de la inspiración de un proyecto en el que se mezclan la iniciativa cultural, la pasión ferroviaria y el espíritu reivindicativo. Y las sensaciones en apenas un mes de andadura resultan tan felices como el nombre de la localidad en la que se asienta. Factor. Espacio San Feliz ha convertido un antiguo almacén abandonado en un punto de referencia literario por el que asoman primeros espadas de las letras ya con una importante respuesta del público. Algunos de los asistentes llegan en tren, el medio que los promotores quieren que regrese al centro de León. “Y se puede recuperar a través de la cultura”, proclaman desde San Feliz de Torío, apenas a 10 kilómetros de distancia de la capital leonesa.
La prehistoria del proyecto se asienta sobre la base de un atril corroído, el triste símbolo del abandono de un almacén rehabilitado y cerrado a continuación a principios de la década pasada coincidiendo con el estreno de una nave para el Tren Transcantábrico y el acondicionamiento de la propia estación, que en este 2023 cumple 100 años como la línea entre León y Matallana de Torío. El techo también estaba siendo pasto del deterioro en un almacén en el que apenas se guardaban bicicletas y varios carritos de equipaje, además del atril. Propiedad de Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), servía en ocasiones para encuentros de trabajadores del sector que solicitaban su uso. Para eso precisamente llamó a Adif antes de la Navidad de 2021-2022 la responsable del Sindicato Ferroviario en León, María del Camino Rodríguez. Pero el edificio, le respondieron al otro lado del teléfono, ya estaba alquilado.
Factor. Espacio San Feliz también es la historia de un encuentro. El responsable de Eolas Ediciones y propietario de la Librería Universitaria de León, Héctor Escobar, se había encandilado del lugar al tomar el tren tras brindar en la localidad por el Premio Castilla y León de las Letras para José Luis Puerto en 2019. “Me emocioné. Esto es una señal”, se dijo cuando se encontró con un factor de Feve leyendo a Murakami. Eso fue un sábado. El lunes ya estaba haciendo llamadas para interesarse por ese almacén. Pasó la pandemia. Sólo él concurrió a la licitación para aprovechar el espacio. Escobar era la persona a la que se refería Adif como adjudicatario del lugar en el que se reunían esporádicamente antiguos trabajadores incluso para degustar ollas ferroviarias. Camino Rodríguez se plantó en la Librería Universitaria para conocerlo. “Y fue un flechazo”, reconocen ambos.
“Este es peor que yo”, se dijo Rodríguez al comprobar el entusiasmo de Escobar. “Gracias a Camino esto está en pie”, sentencia el editor. “Así se lo dice a todo el mundo”, reconoce ella. Los dos se pusieron manos a la obra en un almacén en el que Escobar se encontró a su llegada con “cuarenta pájaros muertos y humedades”. “Mi mujer, que es una santa, se puso a limpiar”, añade. “No te preocupes” fue el santo y seña de Camino Rodríguez, que se implicó en el acondicionamiento de un almacén en el que el techo seguía dando problemas. Ella tenía los contactos suficientes para saber a quién había que llamar en determinadas circunstancias y resucitar una instalación cerrada a cal y canto (con la salvedad de algunos encuentros puntuales) desde su rehabilitación. “Como ferroviaria y usuaria, esto era una pena”, admite. “Y para mí, como usuario, otra pena”, coincide Escobar.
Factor. Espacio San Feliz es una oda a la tradición ferroviaria con guiño en el nombre al trabajador que sirvió de inspiración y otras evocaciones a la nostalgia como una publicidad de Telefunken en la fachada
Lo primero fue acondicionar el continente, convertido ahora en local de Eolas y de la editorial Menoslobos, esta última de Miguel Riera. Héctor Escobar, que ha aportado una moto antigua que luce en una de las esquinas, agradece la implicación de promotores y artistas escultores como Pablo Martínez, de la Galería Estilo, Sebastián Román, Amancio González, José Antonio Santocildes o Alexandra Santocildes, autora de un trabajo que llama mucho la atención mirando ya hacia el techo de la instalación: una representación de libros ensartados en pájaros como alegoría de los encontrados muertos al tomar las riendas de la nave y acometer su puesta a punto.
Factor. Espacio San Feliz, una oda a la tradición ferroviaria con guiño en el nombre al trabajador que sirvió de inspiración y otras evocaciones a la nostalgia como una publicidad de Telefunken en la fachada, tuvo una especie de prólogo en septiembre de 2022 con un cuentacuentos que desbordó las previsiones y al revisor del tren, el medio de transporte por el que el promotor quiere que lleguen muchos de los asistentes a las presentaciones y actos, todos vinculados al mundo del libro. El bautismo oficial de las instalaciones tuvo lugar el pasado 14 de junio con la presencia del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince. En apenas un mes de andadura ya han pasado otros ilustres como Luis Mateo Díez o José María Merino. A finales de julio está prevista la participación de Julio Llamazares, relata Escobar sin dejar de lamentar que se haya implicado ya la Junta de Castilla y León y no la Diputación Provincial.
“Hacer cultural local”
Ahora toca seguir llenando el lugar de contenido. El espacio dedicado a librería irá creciendo. Héctor Escobar dice estar deseando que llegue el otoño para programar catas de productos vinculadas a libros. “Y eso es hacer cultura local”, cuenta con la satisfacción de haber implicado ya a público de la zona como el que asiste en una calurosa tarde de julio a la presentación de la novela de Carlos Fidalgo El baile del fuego. “Hay señoras del pueblo que vienen a los actos y me dan las gracias al marchar”, presume Escobar, convencido de que precisamente ese perfil podría ser el adecuado para montar un club de lectura una vez pasado un verano en el que la locomotora de Factor. Espacio San Feliz seguirá tirando de la oferta cultural. Sin ir más lejos, este mismo fin de semana coinciden un taller de escritura creativa a cargo de Leticia Sánchez Ruiz y las presentaciones este sábado 15 de julio de libros a cargo del Premio Nacional de Narrativa en 2021, Xesús Fraga, y del exdirector de la revista Leer Aurelio Loureiro.
Pendiente de recibir fondos Next Generation para cubrir buena parte de la inversión realizada para acondicionar las instalaciones, el espacio no se sale de las vías de uno de sus objetivos fundacionales. “No vamos a parar hasta volver a meter el tren en Padre Isla”, afirma Héctor Escobar sobre la histórica Estación de Matallana, que va ya camino de 12 años sin recibir tráfico ferroviario a la espera del ansiado tranvía. Camino Rodríguez reconoce la dificultad derivada de la decisión del Gobierno de Mariano Rajoy de expulsar el tramo de la Red de Interés General Ferroviaria, lo que ahora aborta cualquier posibilidad de desarrollo. “La base fundamental de este proyecto para los dos es recuperar el tren. Y se puede recuperar a través de la cultura”, señala Escobar, que no renunciará a este espacio: “Si me lo quitan, lo llevaré a otro lugar”. Nada sería más romántico (y literario) que el hecho de que un proyecto inspirado por un factor leyendo a Murakami en el Torío tuviera como eco el sonido del tren por el centro de León.