Epigmenio Rodríguez: “Tengo una tendencia, más o menos 'natural' a expresarme con imágenes”

Manuel Cuenya

Apasionado de Julio Verne, Herman Melville, Camus, García Márquez, Yourcenar o David Lodge. Y por supuesto de la literatura de viajes, que es un género en sí mismo, y de autores de libros de viajes como George Borrow, Julio Llamazares, Kapuscinski, Bill Bryson o Ramón Carnicer, Epigmenio Rodríguez, más conocido como Epi, es un solvente narrador y cineasta, que recientemente nos ha ofrecido un largometraje, estrenado con gran éxito.

Se trata de 'Un epílogo (y media hora)'. Una película sacada adelante con escasos medios, con mucho talento y tesón, gracias a una campaña de 'crowdfunding', gracias también a la colaboración de todo un equipo técnico y artístico bajo la batuta de su guionista y director, Epi.

Señalar que la película cuenta, entre otros muchos, con la interpretación de Saturnino García, un gran actor, al que tuve la ocasión de invitar, hace años, a las llamadas Tardes de Cine que hacíamos en Bembibre. Y pude comprobar que es extraordinario. Asimismo, en el equipo técnico están el genio Juan Carlos Mostaza y el gran Pablo Vega (quienes fueran colegas en la ex Escuela de Cine de Ponferrada). Y en el elenco actoral vemos a Inés Diago, estupenda actriz teatral, que también da mucho juego interpretativo.

'Media hora (y un epílogo)', como su título indica, hace referencia a lo que les ocurre en media hora, a través de saltos en el tiempo y elementos que acaban encajando como piezas de un puzzle, a unos personajes que protagonizan un hecho inesperado “En treinta minutos se puede construir un mundo... y también acabar con él”. Algo original, novedoso, arriesgado. “Un drama coral con ribetes de thriller cuya acción transcurre a lo largo de media hora y de noche”. El manejo ingenioso del tiempo y del espacio (claves en el arte cinematográfico), así como el concepto de fatalidad y la noche son elementos de suma importancia en esta cinta, a la que le deseamos largo recorrido. Aunque, como bien nos cuenta su director, la película, al carecer de una distribución dentro de la industria, ha requerido el cien por cien de dedicación.

La trilogía de la que ambas forman parte está inspirada en el último párrafo de 'Las ciudades invisibles', de Italo Calvino. Ése en el que habla de la existencia (y lo describe) del infierno de los vivos

Harto difícil se nos antoja hacer cine en León. Y que éste tenga proyección. Ahí están los casos, por ejemplo, de Chema Sarmiento, con su 'Filandón', 'Los Montes', 'El Wólfram, la montaña negra', 'Viene una chica', o bien Gabriel Folgado (Beli) con sus 'Paisajes interiores' (documento imprescindible sobre la minería leonesa) o 'Ancestral Delicatessen' (acerca del mundo de las castañas), que sí han logrado, también a base de mucho talento, esfuerzo y dedicación, tener una proyección internacional, algo realmente magnífico.

Por fortuna, Epi, que ya había filmado 'Las becicletas' (y que a buen seguro seguirá filmando) aunque no resulte nada fácil, es un buen narrador. Y autor del libro de viajes 'León sin prisa' (que tanto hace recordar 'Viaje a la Alcarria', de Cela), un recorrido por nuestra provincia, con la mirada de un genuino viajero, gran conocedor de la tierra.

También Epi, nacido en el pequeño pueblo de Taranilla, “en un entorno rural, bastante remoto, de la montaña leonesa. Y en una época como aquélla, a principios de los cincuenta del pasado siglo”, es el creador de las novelas como 'El color de las hayas' y 'El sol entre los rascacielos', que forman parte de una trilogía, a la espera de que su autor nos obsequie con la tercera novela. En ello está.

Literatura y cine

Precisamente, la novela 'El color de las hayas', concebida inicialmente como un guion de cine, está ambientada en la montaña leonesa. Y nos muestra la vida rural con todo lujo de detalles, desde el ordeño de las vacas hasta la feria de ganado, pasando por el pasaje de 'El tiro al plato' (en tiempos estampa festiva de los pueblos leoneses), con la mina como telón de fondo.

Teñida por todos los tonos, del amarillo al rojo (incluso al rojo sangre), nos muestra a unos personajes que conocen (y aún sufren) la dureza de la climatología, la crueldad de la vida en forma de silencio, porque éste, “sólo roto por el canto lejano de algún pájaro, lo invade todo”.

Personajes que obedecen a sus instintos primarios y que están marcados por un destino trágico.

Escrita con una prosa limpia y directa, despojada de pomposidad, con diálogos bien construidos, creíbles, mantiene el pulso narrativo, con ciertas dosis de intriga, hasta el final. La lectura de esta novela nos ayuda a conocer más y mejor la condición humana.

En cambio, 'El sol entre los rascacielos', como su título evoca, mira hacia La Gran Manzana, la capital del mundo, la “selva de cemento” donde se desarrolla gran parte de esta obra. Y que su autor parece conocer bien, habida cuenta de los detalles que nos deja de la misma. En todo caso, también Galicia aparece como escenario. De Galicia a Nueva York con billete de vuelta (la emigración como leitmotiv). Y aun un capítulo dedicado a su anterior novela. Un viaje al fondo de las oscuridades, de los subterráneos de los seres humanos, al menos de aquellos personajes que desfilan por las páginas de este libro, que su creador introduce con una cita de Italo Calvino: “las ciudades como ésta tienen un reverso: basta mirar al otro lado y aparecerá su faz oculta... cuerdas buenas sólo para colgarse de una viga podrida”.

En realidad, todas las ciudades, como los propios seres humanos, tienen su reverso, incluso su lado oscuro, como bien sabemos por el doctor Freud o a través del caso del doctor Jekill y Mister Hyde, de Stevenson. “El silencio lo invade todo, como si el cementerio fuera un lugar único, etéreo, un mundo en sí mismo, un espacio flotando fuera de la realidad”. Y Epi nos invita a bucear en estos bajos y sórdidos fondos humanos, con un estilo que se aproxima a lo cinematográfico, incluidos los ingredientes de intriga y ese final contenido en el inicio aunque sólo desvelado y revelado cuando uno finaliza la novela: recursos que también han sido empleados en algunas novelas de género negro, y aun en otras de corte existencialista como 'El túnel', de Sábato, incluso en 'Crónica de una muerte anunciada', del maestro Gabo.

“La trilogía de la que ambas forman parte está inspirada en el último párrafo de 'Las ciudades invisibles', de Italo Calvino. Ése en el que habla de la existencia (y lo describe) del infierno de los vivos”. Pues bien, en ambas novelas, creo yo (y lo mismo ocurrirá con la tercera en su momento) el elemento más destacable es que ese infierno de los vivos puede tomar forma, desarrollarse, en espacios y entornos bien diversos: uno rural, remoto, aislado, y otro urbano, en la gran metrópoli que es Nueva York“.

En el fondo, el Epi narrador está interrelacionado con el Epi cineasta, pues sus libros, incluso 'León sin prisa', están escritos en lenguaje digamos 'cinematográfico'. Esto es lo que opinan asimismo muchos de sus seguidores. “Supongo que algo de eso habrá, aunque a uno le resulte más difícil darse cuenta. De ser así, quizá se pueda concluir que tengo una tendencia, más o menos 'natural' a expresarme con imágenes. En todo caso, me encuentro igual de cómodo en ambos casos”, afirma este narrador-cineasta-viajero, quien, después del esfuerzo y tiempo invertido en su reciente largometraje, necesita un respiro. Y después “aunque sin plazo”, nos hará entrega de la tercera novela de la trilogía “y, quién sabe, quizá algún otro proyecto cinematográfico. Veremos”, apostilla este viajero, convencido de la importancia que tiene viajar.

“Cuando hablo de viajar no me refiero exactamente a hacer turismo. Ser viajero, no turista. Eso supone que el viaje tenga un 'sentido', y que posibilite un encuentro auténtico con el lugar y las gentes. Yo he podido viajar (menos de lo que me hubiera gustado, en todo caso), y también trabajar y vivir en el extranjero, y creo que nada hay que enriquezca más”, nos recomienda Epi, para quien leer y viajar son dos actividades con las que podemos aprender mucho.

Pertenezco a una generación-pivote, con las raíces en la sociedad tradicional y las ramas y las hojas en el mundo de hoy, lo que la hace diferente a cualquier otra

Epi, que ha podido viajar y vivir en el extranjero, como él mismo nos dice, trabajando como profesor en Londres, pertenece a “una generación-pivote, con las raíces en la sociedad tradicional (con todo lo que eso supone: trabajo desde niño, vida dura, carencias materiales, forja de un carácter...) y las ramas y las hojas en el mundo de hoy, lo que la hace diferente a cualquier otra. Eso, se quiera o no, marca a la hora de ver el mundo. Y también, por supuesto, a la hora de expresarse, ya sea con palabras o con imágenes”.

Como leonés, orgulloso de su tierra, cree que León es tierra en la que son muchos quienes escriben bien, entre los más conocidos Llamazares, Gamoneda, Merino, Mateo, Mestre..., a los que se puede añadir una nómina extensísima, tanto en la narrativa como en la poesía.

“Todo el mundo sabe que en León se escribe mucho”, remata Epi con humor.

Entrevista breve a Epigmenio Rodríguez

“La sociedad está anestesiada, parece incapaz de sobreponerse a la desinformación y la manipulación de los que manejan las riendas”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Me gusta releer, y lo hago mucho (lo mismo me ocurre con el cine). Podría citar bastantes. 'Las memorias de Adriano', 'Una historia breve de casi todo', 'Cien años de soledad', 'La lluvia amarilla'...

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Don Quijote. Y dos quijotes de nuestros días: Julian Assange y Edward Snowden.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

'Pasopalabra'.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Tal y como yo me veo, seguramente la curiosidad, el interés por conocer, por aprender. Las personas cercanas suelen asociarme a cuestiones como la determinación o la tenacidad. Supongo que algo de eso habrá también.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Si sólo se puede elegir una, el sentido del humor.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

La política, no muy buena. Corrupción e impunidad. Aunque sin generalizar: no todos son iguales. En cuanto a la sociedad, hago mío el pensamiento de Chomsky: anestesiada, parece incapaz de sobreponerse a la desinformación y la manipulación de los que manejan las riendas.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Me gustan muchas cosas: la naturaleza, viajar, leer, ver cine... Aunque si tuviera que elegir una creo que me quedaría con el encuentro y la conversación con gente interesante.

¿Por qué escribes?

Buena pregunta. De ser verdad que la escritura nos hace mejores, supongo que para intentar encontrar lo mejor de mí mismo, si es que tal cosa existe.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No lo creo.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Leo de todo, y todo inspira. Ahora mismo tengo en mi mesita tres autores leoneses: 'Matar el tiempo', último poemario de Luis Miguel Rabanal, 'La vida a medias', de Avelino Fierro, y 'Todos los últimos días grises', de Miguel Paz. Pero no sólo la literatura es fuente de inspiración. Todo lo que nos rodea puede serlo.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Sigo algunos con más o menos interés o curiosidad, pero sin que la palabra entusiasmo sea de aplicación.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

El mundo: una mota de polvo en medio del universo en la que se desarrolla esa breve aventura química que es la vida.