La dirección de la empresa Azucarera y los representantes sindicales anuncian que han alcanzado un preacuerdo sobre el expediente de regulación de empleo (ERE) anunciado por la compañía para sus factorías en España, sin transformarlo en ERTE para ganar tiempo, como le había pedido la Junta de Castilla y León, y sin que estas conversaciones hayan deparado una marcha atrás en la decisión de cerrar totalmente las instalaciones de molturación de remolacha de La Bañeza, con más de 120 despidos.
Así lo ha confirmado a EFE el secretario general de la Federación de Industria de CCOO-Castilla y León, Miguel Brezmes, quien ha remarcado que, antes de formalizarse, este preacuerdo deberá ser ratificado por las asambleas de trabajadores, informa Efe.
A falta de la concreción en la redacción definitiva del preacuerdo, el texto incluye bajas incentivadas, variables en función de la edad, traslados voluntarios a otras factorías y ayudas para la mudanza y el pago del alquiler, entre otras condiciones.
“La parte negativa es que no hemos podido revertir el cierre de la unidad productiva de La Bañeza”, ha reconocido Brezmes a través de una grabación enviada posteriormente a los medios de comunicación. Por este motivo, los sindicatos se han planteado como reto trabajar junto a las administraciones públicas y la propia empresa para que las instalaciones de La Bañeza puedan servir a alguna “industria alternativa”. Pero hay que recordar que la multinacional ni acudió la semana pasada a la Fundación Anclaje convocada para este fin por la Junta, algo que el Gobierno del PP vio como una mala señal para sus pretensiones.
Este objetivo serviría para reducir el impacto de esta decisión sobre el empleo y el propio tejido industrial de la comarca de La Bañeza, donde el cultivo de la remolacha azucarera ha servido de modo de vida de cientos de agricultores en las últimas décadas.
Brezmes ha remarcado que tienen que conseguir que las instalaciones que cesarían en su actividad para Azucarera no se conviertan en una “pequeña Chernobyl”, en referencia a anteriores cierres de molturadoras de remolacha en Castilla y León, y como ocurre en el cercano ejemplo de Veguellina de Órbigo y cerca de La Bañeza, que no son más que ruinas sin uso.