Tan increíble como tajante. El primer cáliz que los cristianos consideraron como perteneciente a Jesucristo lleva escondido en León casi mil años y es la parte superior del archiconocido Cáliz de Doña Urraca. Esta es la más que significativa conclusión de la investigación financiada por la Fundación MonteLeón llevada a cabo por la historiadora medieval Margarita Torres-Sevilla y Quiñones de León y el historiador del arte José Miguel Ortega del Río.
Una investigación que ha durado más de tres años y que surgió sobre las preguntas que concitó la presencia en la basílica de San Isidoro de León sobre una arqueta de un visir de Egipto del siglo XI... y que sorprendentemente llevó a dos pergaminos en El Cairo en los que se hablaba del traslado de “la copa del Mesías [...] utilizada durante la celebración consus seguidores [...] de una de las iglesias pequeñas que están en los alrededores de Jerusalem”. Es decir: que demuestra que el visir, una especie de primer ministro, de Egipto en 1054 donó al emir de Denia esta reliquia “pues era su intención enviarla al rey de León, Ferdinand 'al Kabir' [...] con el propósito de fortalecer la amistad con él”.
Todo llevó a investigar el Cáliz de Doña Urraca y certificar que su parte superior coincide con una pieza romana denominada en su tipología arqueológica Ritterling Hofheim tipo 8 fechada entre los años 30 y 40 antes de Cristo y ente el 40 y 70 después de Cristo. Pieza que coincidiría con la vajilla ofrecida por el rico judío José de Arimatea en lo que se viene a denominar la Última Cena que, además, es la pintura principal del Panteón de los Reyes de San Isidoro; escena que siempre se preguntaron los historiadores del Arte qué hacía allí pues no era nada común en criptas reales este tipo de simbología.
Todo ésto, al final, ha llevado a Margarita Torres y a José Miguel Ortega a publicar un libro con su investigación titulado 'Los Reyes del Grial', en el que afirman con toda la rotundidad científica posible que León escondía la pieza que desde el año 400 los cristianos de Jerusalem decían que era el 'Calix Domini' (el cáliz del señor). Investigación que hasta el propio estudioso del 'Grial' de Valencia, hasta ahora uno de los artefactos más sonados en el mundo como posible copa de Cristo, ha tenido que reconocer como muy fiable.
Un libro que rompe todos los esquemas, que deja a los centenares de 'griales' que existen en todo el mundo (incluido Estados Unidos) como meras anécdotas independientemente de su valor intrínseco como piezas antiguas. Un libro con un descubrimiento tal que ha hecho que, según ha podido saber ileon.com la seguridad en el Museo de San Isidoro haya sido incrementada para evitar problemas con este artefacto que puede cambiar no sólo la Historia del Cristianismo sino la de León una vez más.
¿Una copa de piedra preciosa y más antigua que Cristo?
La investigación de Torres-Sevilla y Ortega no afirma, como se ha supuesto en las primeras informaciones, que el artefacto de la parte superior del Cáliz de Doña Urraca (una de las hijas de Fernando I el Magno) sea ni el Santo Grial y ni siquiera que fuera la copa que estuvo presente en la última cena en la casa de José de Arimatea (es decir, que lo tocara Jesús o contuviera su sangre). Lo que sí demuestra es que es contundentemente probable sea la reliquia que veneraban los primeros cristianos en Jerusalem como si fuera tal.
¿Y cómo si supuestamente esa copa debería ser la de un carpintero y es de una piedra preciosa? “Pues porque la última cena se produjo en casa de José de Arimatea, un ricohombre judío del nivel de un senador”, indicaba José Miguel Ortega en la rueda de prensa ofrecida hoy en la Casa Botines de Caja España. ¿Y que pueda ser más antigua que el propio Cristo, casi setenta años? “Cuando tienes a alguien importante se saca la vajilla más célebre de la casa; podría decirse que la de la abuela y no la de Duralex, salvando las distancias para explicarlo como si fuera hoy”, afirma Margarita Torres-Sevilla.
Lo que es “absolutamente incorrecto”, según la historiadora leonesa y cronista de la ciudad de León, es que se haya hecho ninguna prueba del Carbono 14 como se afirmó en las informaciones del domingo pasado. “No se puede realizar pruebas así a una piedra, es imposible y nadie de los que formamos parte de la investigación nos hemos podido referir a eso”, dejó bien claro. “Lo que sabemos es que la tipología coincide, que la copa tiene un golpe y que es la única de las miles que dicen ser la de Cristo que está nombrada en dos pergaminos árabes del siglo XIV en El Cairo, copia de los originales por supuesto, y que se identifica por tener una muesca procedente de un golpe con una gumía... cuya esquirla está enterrada nada más y nada menos que con el gran Saladino.
León 'provoca' involuntariamente el surgimiento del mito del Santo Grial
Quizás lo más curioso del asunto es que la ocultación por parte del Reino de León que poseía desde el año 1055 del primer cáliz venerado como si fuera de Cristo en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalem (del que comienza a tenerse noticia en el año 400 de nuestra era) provocó el surgimiento del archiconocido mito del Santo Grial.
Lo ocurrido con esta historia mística, según los dos investigadores, es que cuando conquistan los Cruzados Jerusalem en 1099 no encuentran la copa en su lugar. Ésto se debe a que los árabes habían saqueado la misma hacía muchos años y trasladado el objeto de su capilla, marcada como “exedra calix domini” (la capilla del cáliz del señor) en planos de siglos anteriores, a El Cairo.
Durante el año 1054 se produjo una hambruna histórica y comprobada en Egipto y el único señor musulmán que ayudó enviando barcos de ayuda a los fatimíes egipcios fue el emir de Denia. Éste solicitó como favor el cáliz “que los cristianos consideraban del Mesías” (que no hay que olvidar que es profeta de la religión islámica) y se le concedió, guardándose para sí los gobernantes cairotas la “la noble esquirla” de la Copa que un antepasado de los Ban-l-Aswas hizo saltar con una gumía durante el viaje hacia Occidente para su entrega al emir de Denia de parte del califa al-Mustansir. Trozo que terminó en manos de Saladino, el gran estratega musulmán que luchó con el afamado Ricardo Corazón de León en las Cruzadas, y que se llevó a la tumba.
Así que la frustración de los Cruzados, que estuvieron buscando el cáliz de Jesús durante años, se transmitió a las historias populares europeas con la vuelta de algunos al viejo continente; y ésta a su vez se imbricó en las historias artúricas... que son las que más han transmitido, junto con los templarios, el mito del Santo Grial. Misticismo que con lo que descubre esta investigación parece ya descartado o pura ficción basada en esa búsqueda infructuosa.
Sin embargo, lo curioso del asunto es que uno de los mayores castillos templarios de Europa esté en Ponferrada; siendo el Bierzo una de las zonas más importantes del Reino Legionense. Aunque bien pensado, algunos estudiosos afirmaban que ese castillo tenía mucho que ver con lo que se llama místicamente el Grial o la copa de Cristo. Lo descubierto demostraría que tampoco andaban muy equivocados, al menos geográficamente.
Parece de risa, pero todo se ajusta de forma lógica
Así que todo cuadra: la arqueta con plata nielada de El Cairo es la que contuvo el “cáliz del Mesías” de los cristianos en su viaje a la Hispaniya musulmana y luego al Reino de León. La ocultación de los reyes leoneses, muy extraña para la época, podría ser según los autores del estudio para evitar su robo o problemas más grandes como guerras indeseadas, aunque dejan pistas en su propia cripta de San Isidoro de que la poseían. Y, por fortuna, el Cáliz de Doña Urraca —venerado y querido por los ciudadanos de la ciudad— es de los pocos objetos no expoliados de la capital del Viejo Reino Hispánico.
Lo mostrado por Margarita Torres-Sevilla y Quiñones de León y José Miguel Ortega del Río es sorprendente y espectacular, y tan asombroso que parece increíble. Las primeras informaciones, con la presencia de la palabra del Santo Grial y una prueba 'imposible' del Carbono 14 —que hoy se demostró inexistente— provocaron chanza y risa entre muchos. Las hipótesis basadas en estos documentos cairotas que hoy se han mostrado no pueden sino dejar boquiabiertos a los expertos y con ganas de continuar conociendo más las pistas que en León se han mostrado a la vista y la ignorancia de todos.
Los dos investigadores son conscientes de que van a recibir muchas críticas y que la apuesta es de las que pueden hundir una reputación: “Hemos arriesgado mucho en nuestras carreras con esta afirmación que da vértigo, pero los datos son consistentísimos”, según Torres-Sevilla. Aunque su compañero Ortega del Río está más tranquilo: “En el método científico tiene que haber crítica y tiene que investigarse más. Ya tenemos las pistas que nos harán encontrar muchísima más información y a partir de ahora veremos cómo misterios que no podíamos resolver tienen explicación gracias a este descubrimiento. Es lo que tiene que ser y esperemos que genere mucho más conocimiento”.
Es decir, que León ocultó uno de los artefactos más buscados de todos los tiempos... a la vista de todos. La Basílica de San Isidoro ha estado mostrando casi más de mil años uno de los objetos más significativos y deseados de la historia de los cristianos. “Como se sabe no hay mejor manera para ocultar cosas que dejarlas a la vista de todos”, dice la sabiduría popular. Y durante tanto tiempo en León se habría conseguido según esta hipótesis. Ahora es momento de que ese desconocimiento, que tanto afecta a la ciudad, deje de ser tal, según los investigadores que la proponen.
“Esperemos que ésto se aproveche para que León tenga más dinamismo económico y que no se pierda como tantas otras veces”, apuntó la cronista de la ciudad. Quizás esta copa de Cristo haga su 'milagro' y resucite a la capital del Viejo Reino.