La Junta autoriza una segunda planta de hidrógeno verde en Villadangos que cogerá el agua de la traída
La Junta de Castilla y León da autorización ambiental a un segundo proyecto de producción de hidrógeno y oxígeno verde en el polígono industrial de Villadangos del Páramo, este impulsado por la empresa Industria del Hidrógeno Mambrino S.L., de capital francés y vinculada a la ingeniera leonesa Tresca y al grupo pHYnix. La resolución, publicada este miércoles en el Boletín Oficial de Castilla y León (Bocyl), otorga cinco años de plazo para su puesta en marcha, previo aviso mediante declaración responsable.
El proyecto, con una potencia instalada de 100 MW, contempla la producción de hasta 14.662 toneladas de hidrógeno al año mediante electrólisis alcalina y con electricidad de origen renovable. Ocupará una parcela de 52.340 metros cuadrados en el polígono industrial. Las instalaciones, entre edificios de proceso, compresores, subestación y zonas de carga, superarán los 11.700 metros cuadrados construidos.
Aunque se localiza en el mismo entorno, esta planta no forma parte del macroproyecto Villadangos Green ni del conjunto promovido por el grupo Reolum, que incluye La Robla Green. Ambos cuentan ya con autorización administrativa y forman parte de un plan más amplio para la producción de metanol e hidrógeno verde en la provincia de León. En este caso, se trata de un proyecto paralelo e independiente, con financiación y gestión distinta.
Una de las características más destacadas y controvertidas de este nuevo proyecto es su gestión del agua. La planta no cuenta con captación propia, sino que tomará el agua directamente de la red municipal, es decir, de la traída común. Esta se usará para la electrólisis y los sistemas auxiliares, y después será vertida al colector municipal para su tratamiento. El consumo total previsto supera los 237.000 metros cúbicos anuales.
La planta generará también residuos, incluidos peligrosos, por encima de las 10 toneladas anuales, y tendrá que cumplir con un completo sistema de gestión ambiental y controles periódicos de emisiones.
Esta nueva instalación se añade al mapa del hidrógeno renovable en la autonomía, donde el eje León–La Robla–Villadangos se configura como polo industrial con el respaldo de fondos públicos. Sin embargo, también ha recibido duras críticas desde el movimiento ecologista y plataformas sociales, especialmente por la viabilidad de estos modelos a gran escala y el uso intensivo de recursos como el agua en un contexto de sequías recurrentes.
El modelo elegido para esta planta ha suscitado recelos técnicos y medioambientales. Ecologistas en Acción, entre otros colectivos, ha advertido del riesgo de convertir estos proyectos en “consumidores intensivos de agua potable” sin sistemas de reutilización ni planificación hídrica adaptada al cambio climático. La ausencia de captaciones propias o uso de aguas regeneradas contrasta con otros modelos de producción de hidrógeno más sostenibles.
Frente a estas críticas, la Junta defiende que todos los parámetros legales están cumplidos y que el seguimiento ambiental será estricto. Aun así, quienes lo deseen pueden recurrir la autorización por la vía administrativa en el plazo de un mes, o por la contencioso-administrativa en el plazo de dos meses.
El proyecto refuerza el perfil de Villadangos como enclave industrial vinculado al sector energético renovable, pero también reabre el debate sobre los modelos productivos, la sostenibilidad del hidrógeno verde y el uso responsable de recursos públicos y naturales.