El acusado rehusa declarar en el juicio
Ángel M. B., acusado de asesinar a su casera en León asestándole 52 puñaladas el 24 de marzo de 2020, en las primeras semanas de confinamiento por COVID-19, evitó hoy declarar en el juicio que acoge la Audiencia Provincial y en el que optó por remitirse a las declaraciones hechas durante el proceso de instrucción de la causa. Entonces, reconoció haber apuñalado en dos ocasiones a la víctima, Conchi, de 65 años, y dijo no recordar el resto. Sí relató que había perdido los nervios tras mantener previamente una discusión con la víctima, que según su relato, le habría amenazado con un desahucio.
Un hijo de la fallecida, José Manuel, fue quien la halló muerta en su domicilio después de haber sido avisado por su hermano de que una vecina y empleada de Conchi le había contactado porque no lograba comunicarse con ella y había luz el interior de la vivienda.
“Solo se veían los pies. Me acerqué y la veo en un charco de sangre inmenso. Al ver a mi madre así no daba crédito. La tomé el pulso, la toqué el pecho y no se movía. Tenía los ojos abiertos. Estaba helada. Tenía un agujero en el pómulo y el cuello raro, pero no era capaz de saber lo que pasaba. Todo muy extraño. Como un perro la dejaron ahí” manifestó en su emocionada comparecencia.
También prestó declaración el otro hijo, quien también se mostró muy afectado al explicar cómo había conocido por su hermano la muerte de su madre, de la que -al igual que su hermano- dijo que cuidaba su seguridad. También coincidió en señalar que ella no habría abierto la puerta en pantis, como fue encontrada. Además, declaró que no creía que su madre tuviera pensado desahuciar a ningún inquilino.
El fiscal, en su exposición, remarcó que el acusado mató a Conchi “con una brutalidad exagerada e innecesaria” y añadió que cuando lo hizo “tenía todas sus facultades. Supo lo que hizo y quería hacerlo” y señaló que ve ensañamiento en unos hechos por los que solicita 22 años de cárcel por asesinato y 14 meses más por el hurto de 3.000 euros. Además, propone indemnizaciones de 35.000 euros para cada hijo y para la pareja y 3.000 más para los herederos.
Las acusaciones particulares, que representan a los dos hijos y a la pareja de la fallecida, elevan a 30 años la petición de cárcel, 25 por el asesinato, que consideran cometido con alevosía y ensañamiento “con una maldad y frialdad brutales” y para el que reclaman la aplicación de agravantes y cinco años más por el robo del dinero, que para el abogado de uno de los hijos habría sido mucho más de los 3.000 euros cuya procedencia explicó a su mujer como procedentes de un coche del que los habría sustraído. En casa de la víctima apareció un sobre con más de 2.200 euros, hecho que se interpreta por los abogados como la intención de hacer ver que no se había cometido un robo o hurto.
“Es el ataque más brutal y salvaje que he visto en 35 años de profesión”, le dijo al jurado una de las letradas de la acusación y también incidió en la forma de actuar del acusado, dado que después de lo ocurrido y de haber sido interrogado varias veces por la Policía siguió viviendo ocho meses en el piso alquilado, justo encima del lugar de los hechos. Otra tildó los hechos de “crimen deleznable” del que nunca se habría arrepentido, dado que continuó su vida con normalidad y no se pronunció al respecto hasta que no tuvo conocimiento de las pruebas que apuntaban a su implicación. También recordaron que el agresor se situó a horcajadas sobre la victima durante la mortal agresión.
“Casi que me han convencido”, ironizó la abogada defensora del acusado en referencia a las argumentaciones de las acusaciones y antes de aseverar que su representado “no es un genio criminal, una persona que viva de transgredir la ley. Se ha encontrado en una situación que le ha superado, en un momento dado ha perdido los nervios y ha ocurrido lo que ha ocurrido, pero niega su intención de matar y de robar a la víctima”. En su argumentación enmarcó lo sucedido en un contexto de pandemia en el que su cliente se habría visto afectado por la posibilidad de tener que abandonar la vivienda. “Uno puede perder los nervios sin absolutamente ningún tipo de problema”, añadió.
Peritos y testigos declararán en las próximas sesiones hasta que el viernes los miembros del jurado reciban el objeto del veredicto e inicien la deliberación.