Un estudio científico publicado en la revista 'Conservation Letters' concluye que los caballos salvajes que viven asilvestrados facilitan la conservación del lobo, ya que suponen su principal alimento donde están presentes y con ello reducen el nivel de daño a otro tipo de ganado.
“El servicio más importante que prestan los caballos de monte”, según señaló el investigador de la Estación Biológica de Doñana del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y coautor del artículo, Alejandro Rodríguez, “es de índole socioeconómica”, dado que los caballos actúan como “atenuadores de las pérdidas de los ganaderos y parecen ser un factor esencial que permite la coexistencia del lobo con la actividad agropecuaria”.
El estudio aboga por mantener el régimen de manejo tradicional del caballo gallego de monte. Entre los servicios que presta esta raza autóctona asilvestrada destaca también la restauración de los brezales. Estos equinos contribuyen con ello a reducir el riesgo de incendios forestales.
Rodríguez añadió que los caballos “se han mantenido gracias a que apenas demandan inversión de recursos por parte de sus propietarios, al interés de preservar los recursos genéticos de esta raza autóctona y a tradiciones culturales asociadas al manejo de estos animales, que llevan un estilo de vida más próximo al de una especie silvestre que al de una doméstica”.
El estudio asegura que la continuidad de estos caballos es “incierta” debido a su escasa rentabilidad económica, a recientes regulaciones europeas que imponen costes adicionales a la ganadería equina y a la desaparición de las necesidades que dieron lugar a la selección y mantenimiento de esta raza milenaria. Los investigadores consideran también que la convivencia entre lobos y humanos en Galicia podría verse “amenazada” por el declive del caballo gallego de monte.
Las conclusiones de este trabajo son de alto interés para la labor que desarrollan la Asociación Trashumancia y Naturaleza (ATN) y Fundación Naturaleza y Hombre (FNYH), con la organización internacional Rewilding Europe, en las reservas naturales de Faia Brava, en Portugal, y Campanarios de Azaba, en Salamanca.
Estos espacios del gran proyecto del 'Oeste Ibérico' se resilvestran con manadas de caballos salvajes de Doñana de la raza 'retuerta' y del 'garrano portugiés', en la idea de recuperar con ellos al equivalente al tarpán, equino salvaje pintado en los grabados rupestres de Coa, en Faia Brava, hace 14.000 años.
En el Paleolítico, el caballo fue junto con el uro una presa clave para nuestros antepasados cazadores recolectores del Magdaleniense.