Dosis de oro líquido para estimular los sentidos

E.F.G./ Ical

Pery Lechuga es un experto en catas que, tras años de experiencias sensitivas, se estrena con usuarios de la Unidad de la Memoria de Alzheimer León. Se trata de un público especial para una experiencia que se desarrolla dentro de la Semana Azul que cada año organiza la Clínica San Francisco de la capital y que en esta ocasión le lleva a compartir sus conocimientos con personas que necesitan grandes dosis de estímulo.

La psicóloga Lucía de la Pisa detalla que en la Unidad de la Memoria trabajan en la estimulación cognitiva a través de todo tipo de posibles incentivos, desde los monumentos, con visitas y rutas a espacios emblemáticos de la ciudad, hasta los alimentos, con el programa 'Actívate cocinando'. La experiencia de la cata de aceite es, a su juicio, una propuesta muy interesante “porque además de poder potenciar capacidades como el lenguaje o estimular el conocimiento es algo distinto que les motiva bastante”.

“Todo lo que sea nuevo y externo es positivo y la respuesta fue buena. Además, te da pie para llevar a cabo otras actividades en sala relacionadas en este caso con el aceite como herramienta de estimulación”, añadió. De esa motivación fue testigo directo Pery Lechuga en el tiempo que compartió con los asistentes, tanto afectados por la enfermedad como algunos familiares.

La sesión incluyó una parte con explicaciones sobre “trucos en relación al aceite que se pueden aplicar en base nutricional y de ahorro para evitar posibles fraudes a la hora de comprar este producto”. Así, tuvieron ocasión de adquirir nociones sobre cuestiones que hay que tener en cuenta a la hora de adquirir una botella de aceite y la relación calidad/precio para que los usuarios saquen el máximo provecho de cada aceite tanto en platos fríos como fritos o guisos.

Con una pasa de manzana cruda o pan sin sal entre cata y cata para que las glándulas gustativas estén receptivas en cada momento, los participantes tuvieron ocasión de probar cinco tipos de aceite: girasol refinado, especial para fritos, oliva refinado y dos de extra virgen -una normal y otra de alta gama- de las que aprendieron a valorar el color, el aroma y el gusto.

“Se prueban los cinco aceites y se explican las diferencias entre unos y otros, que se nota mucho. Ellos hicieron preguntas sobre las calorías o la conservación en los domicilios los envases para que tenga una vida más prolongada. Se debe utilizar como máximo 15 meses después de su elaboración”, resumió Lechuga.

Para él, la primera experiencia con este público, reconoció, tuvo algo de especial. “Hay que adaptarse y huir de aspectos más técnicos porque el desarrollo de la cata es coloquial, para que los asistentes puedan captar mejor el contenido de la charla”, concluyó.