Los vecinos de Robles de Laciana (León) hacen un llamamiento a la Junta para que tome las medidas necesarias para alejar a un ejemplar de oso del pueblo. El animal ha matado desde principios del mes de junio a 14 ovejas, un ternero y una vaca en la localidad, según los testimonios de los afectados.
La presencia del oso en los montes de la comarca leonesa de Laciana no supone muchas molestias para sus habitantes. El problema más serio surge cuando el plantígrado se acerca al núcleo urbano, que es lo que ocurre en la localidad de Robles desde el final de la primavera.
El animal, un ejemplar macho que al parecer ha sido desplazado por sus congéneres, ha llegado a atacar una cuadra situada en medio del pueblo, junto a la iglesia, para matar una oveja. Los vecinos aseguran que ya no pueden salir a pasear tranquilos de noche, que es cuando suele atacar. “Dicen que no hace nada a las personas pero la gente tiene miedo”, señala Víctor Gutiérrez, propietario de una vaca a la que, asegura, el oso hizo despeñarse cuando estaba pariendo.
La Junta no le reconoce ese daño y se lo atribuye a otro tipo de animal o circunstancia. También sufrió la pérdida de otro ternero a manos del oso pero en una braña situada en los montes de la zona, donde la aparición de este animal es más habitual. El oso come en primer lugar las partes blandas de su 'víctima' y si el cadáver permanece accesible se lo lleva días después para dar cuenta de la carne cuando ya está en descomposición.
Los vecinos señalan que si el animal se acostumbra –creen que ya lo ha hecho- a matar será muy difícil que deje de hacerlo. Por eso, piden que se intente localizarle, se le duerma y traslade a un lugar alejado.
Más osos en otros pueblos
El ejemplar de Robles no es, ni mucho menos, el único que los habitantes de la zona tienen localizado. Hay otro más pequeño, de unos dos o tres años, que al parecer baja todas las noches a comer cerezas a Llamas de Laciana y otro que ronda la localidad de Lumajo “prácticamente de continuo” y que ataca las colmenas. “Es que lo tenemos al lado de casa”, afirman. Como método disuasorio descartan el lanzamiento de petardos o bengala que pudieran espantarlo. “El otro día hubo un tiro al plato y vieron que estaba el oso cerca y no se movió”, afirman.
“No es un comportamiento anormal”
El presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, explica que algunas veces ocurren casos de este tipo porque el ejemplar ve un recurso de comida de fácil acceso. Aunque no es un comportamiento anormal, apunta, hay que buscar una solución por los inconvenientes que está generando esta situación. “Habrá que tomar medidas para evitar que sigan estos daños”, apunta antes de recordar que el oso está en su hábitat. La proximidad a las viviendas, añade, no le parece lo raro pero lo que considera que es menos conveniente es que se habitúe a comer carne. En Robles de Laciana aseguran que el verano pasado el oso ya atacó algún animal y añaden que “el monte es su hábitat pero el núcleo urbano, no”.