La joven voz leonesa en la COP29: “Soy más consciente de que los jóvenes merecemos un papel decisivo en las negociaciones”
Azerbaiyán, concretamente su capital Bakú, acoge durante estas últimas semanas la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP). Esta reunión, que se celebra cada año en diferentes localizaciones, es el único foro multilateral de toma de decisiones sobre cambio climático que reúne a casi todos los países. Este año, el evento cuenta con la presencia de un grupo de cuatro jóvenes españoles, entre ellos la leonesa Paula Rincón Muñiz, que lleva a la COP la perspectiva de aquellos que provienen de pequeñas capitales afectadas por la despoblación, como es el caso de León.
Con 20 años, Rincón Muñiz, que es de la promoción de 2022 del Instituto Legio VII de la capital leonesa, estudia actualmente una especialización en Humanidades Políticas y una subespecialización en Comercio Internacional y Finanzas en el Instituto de Estudios Políticos de París (conocido como Sciences Po Paris) y la Universidad McGill de Montreal (en Canadá). Además, forma parte del equipo de comunicaciones de Care About Climate, una organización internacional liderada por jóvenes cuya misión es empoderar y educar a la juventud para influenciar políticas climáticas.
Fue seleccionada para participar en esta COP por el Ministerio de Transición Ecológica, Fundación Biodiversidad y el Consejo de la Juventud de España a través de la iniciativa Generación Clima por su proyecto ‘ClimuFem’, que propone reducir las desigualdades en educación, género y oportunidades que existen en comunidades rurales o que sufren despoblación; una problemática especialmente acusada en provincias como León.
Un altavoz para los jóvenes en el debate sobre el cambio climático
Según explica ella misma, la presencia de jóvenes es esencial en esta y todas las COP, para lograr que su perspectiva sea escuchada ante gobiernos internacionales, a pesar del reto que supone, especialmente desde el punto de vista de una joven procedente de una capital de provincia como León, que forma parte de la España despoblada: “Es difícil tener la valentía de hablar ante un público de gente que no conoces sobre tus experiencias y sobre temas técnicos que se están negociando, pero también lo veo como una necesidad, porque nadie nos va a proporcionar ese espacio si no presionamos y luchamos por él. Dar mi perspectiva en estos eventos me ha ayudado a darme cuenta de que las personas jóvenes tenemos mucho que aportar a conversaciones sobre la crisis climática, por muy complejas que sean”.
Ella y el resto de compañeros han participado activamente en actividades de la COP como negociaciones, mesas redondas o ponencias. Además, Paula ha asistido a las negociaciones de género y financiación climática, trabajando en paralelo con grupos de jóvenes para proponer cambios específicos en los borradores de los acuerdos con el objetivo de promover la justicia climática. También se ha reunido, junto con otros jóvenes, con negociadores de la Unión Europea, Rusia, y México para influenciar los resultados de las negociaciones. Todo ello con el objetivo de que sus voces sean, por fin, escuchadas: “Como jóvenes, estamos siendo testigos de la falta de ambición por parte de los gobiernos para luchar contra la crisis climática, y estamos viendo cómo se toman decisiones sobre nuestro futuro sin que formemos parte de la conversación en ningún momento”.
Como jóvenes, estamos siendo testigos de la falta de ambición por parte de los gobiernos para luchar contra la crisis climática, y estamos viendo cómo se toman decisiones sobre nuestro futuro sin que formemos parte de la conversación
“La mayoría de veces, las nuevas generaciones somos las únicas que estamos haciendo rendir cuentas a estos organismos. Además de las dificultades para conseguir una acreditación, los que conseguimos asistir a estas cumbres del clima trabajamos 12 horas al día durante dos semanas de forma no remunerada con la esperanza de ejercer la presión suficiente para que finalmente se nos escuche y se acuerden las medidas necesarias para cumplir los objetivos del Acuerdo de París”, lamenta Rincón.
La desconexión entre los ciudadanos y los gobiernos
Los kilómetros entre España y Azerbaiyán no son la única distancia que separa la COP de los ciudadanos españoles, a pesar de los esfuerzos de estos jóvenes. Aunque la COP es la única mesa de debate y el único foro internacional de toma de decisiones, los ciudadanos desconocen las acciones y compromisos que adquieren sus países en estas cumbres: “Es complicado entender la conexión entre una decisión de financiación climática que se toma en Azerbaiyán y la subida de los precios de productos básicos como el aceite, pero es necesario cerrar esta brecha de información para que más gente entienda estos problemas y demande que los gobiernos cumplan con su responsabilidad”, explica Rincón, que reclama más trabajo divulgativo por parte de expertos e instituciones.
Otra de las problemáticas es el perfil que cuenta con los altavoces en este tipo de cumbres: “Creo que un gran problema de los espacios internacionales de toma de decisiones es que hay una representación desproporcionada de personas que provienen de grandes ciudades o de las capitales de sus respectivos países. Esto dificulta aún más que se visibilicen y se comprendan las necesidades del medio rural o de zonas despobladas como León”, explica.
Un gran problema de los espacios internacionales de toma de decisiones es que hay una representación desproporcionada de personas que provienen de grandes ciudades o de las capitales de sus respectivos países
El problema no solo se reduce a la falta de información de los ciudadanos, sino al hecho de que se les responsabiliza y se les culpabiliza desde gobiernos y otros organismos, como es el ejemplo de algunas empresas: “Es una estrategia de distracción para culpabilizar a los individuos y evitar atraer atención al centro del problema: los combustibles fósiles. Estas compañías han sabido desde hace décadas que son las mayores causantes de la crisis climática y han llevado a cabo campañas masivas de publicidad para centrar la responsabilidad de la crisis climática en torno al consumidor mediante mecanismos como la popularización de la huella de carbono”.
“A pesar de que frenar la crisis climática sea una responsabilidad colectiva, este no es un problema que podamos resolver simplemente con pequeñas acciones diarias. Se necesita presión para conseguir una eliminación gradual de los combustibles fósiles y una transición justa que solo se puede llevar a cabo mediante la creación de políticas climáticas que atiendan a las necesidades de las comunidades más afectadas por esta crisis”, contextualiza la joven leonesa.
Sin embargo, Rincón reclama para los jóvenes que han acudido a la cumbre un altavoz mucho más potente en el futuro: “En la COP, las personas jóvenes que formamos parte de la sociedad civil raramente tenemos la oportunidad de hacer una intervención en las negociaciones. Esto debe cambiar. He pasado horas y horas sentada en las salas de negociación tratando de descifrar las estrategias de representantes de distintos países, y estoy cansada de observar cómo personas que no vivirán para ver el impacto real de las decisiones que están apoyando son las únicas que tienen voz en un proceso que decide el futuro de todos los jóvenes”.