“Estaba tomando unas cañas con unos amigos...” Muchas historias empiezan así, también muchos chistes. En una conversación de barra de bar, aseguran los promotores, salió la idea de que propone resucitar el suroeste de León con un nuevo pantano en el río Eria que afectaría a las comarcas de Cabrera, Maragatería y Valdería. Un proyecto de cientos de millones de euros, reiteradamente solicitado sin éxito desde los años 90, que vuelve a revivir ahora con Achilles Renewables, una empresa con domicilio fiscal en Bilbao, y al tintineo de los fondos europeos para implantar energías renovables en aras de la transición ecológica.
Sin inversores ni dinero propio, sin planificación de cuánta capacidad va a tener, dónde se va a colocar la presa, hasta dónde llegará la inundación de agua, plazos, generación de puestos directos ni indirectos... Tan solo una idea de generar energía eléctrica con la construcción de un muro de hormigón, que podría ir aparejado a la colocación de “placas solares o eólicos”, y a partir de esa energía producir “hidrógeno verde” explotando industrialmente una de las pocas joyas fluviales que quedan en España y uno de los territorios más despoblados de la provincia de León que viene reivindicando ser declarada Parque Natural por su riqueza medioambiental.
Javier Díez, nacido en Felechares de la Valdería y socio de la empresa promotora, tuvo la idea en una visita al pueblo que abandonó cuando tenía tres años, charlando con unos amigos mientras tomaban algo en el bar. En una conversación con ILEÓN lamenta que muchos, como él cuando era niño, “se van sin querer irse” porque “falta agua” en un río que se suele desbordar en invierno y se llega a secar en verano.
“Mi empresa se dedica a las [energías] renovables en todo el mundo”, explica, y por eso se le ocurrió retomar la fracasada iniciativa. Él mismo está siendo el encargado de echarlo a rodar, con la organización de una primera reunión con alcaldes y pedáneos de algunos de los muchos ayuntamientos de la zona que se verían afectados, a los que pidieron su apoyo sin aportarles ningún dato. En ese sentido, asegura que es fundamental el respaldo local de los vecinos y que, en caso de no tenerlo, valorarían desistir.
“Hicimos estudios y es casi rentable. No es superrentable, pero puede serlo”, manifiesta grandilocuentemente y sin ninguna información que lo apoye, respaldándose en que el proyecto está en una fase “muy embrionaria”, pero que garantizaría la salvación de la agricultura y la ganadería de la zona y evitaría que el valle “se muera”.
A esa primera reunión habrían acudido diez de las catorce entidades locales convocadas, según el representante de la empresa, que asevera que recogió en el encuentro “un apoyo mayor del que esperaba. La gente está ilusionada”. Todos los responsables públicos que se entrevistaron con Achilles Renewables salieron convencidos y apoyando la iniciativa. Sería el caso, según la empresa, de los municipios zamoranos de Alcubilla de Nogales, Arrabalde, Villaferrueña, Morales del Rey, Vecilla de la Polvorosa y los leoneses de Castrocalbón, Castrocontrigo y San Esteban de Nogales. No asistieron y se desconoce la posición de los zamoranos de Coomonte y Santa María de la Vega. “Primero queremos tener el apoyo de los Ayuntamientos y Juntas Vecinales para, después, hacer el proyecto”, adujo.
Por ahora no se tiene siquiera una aproximación de la capacidad que se pretende para el embalse. “Me pillas”, igual que para explicar dónde se colocaría la presa y hasta dónde llegaría la inundación del caudal habitual del río o si afectaría a pueblos o terrenos agrícolas y de pasto. Ante tanto misterio e incertidumbre, el Ayuntamiento de Truchas, y previsiblemente el principal afectado, ha preferido mantenerse al margen hasta saber al detalle qué se va hacer y dónde. “Como el proyecto sea como el del año 96 que se intentó otra vez en 2007, que cuenten con que vamos a estar totalmente en contra”, trasladó el alcalde, Francisco Simón, a este medio.
Lo que sí ha querido subrayar el responsable de Achilles Renewables a ILEÓN es que se pondrán en contacto con él y que por el momento ni han presentado su idea a ninguna administración ni tienen aún el visto bueno de la Junta de Castilla y León ni de la Confederación Hidrográfica del Duero. “No tenemos fechas” y, por el momento, no teme que las suspicacias que el tema ha levantado ya entre representantes públicos y ecologistas puedan, de nuevo, tirar abajo la presa antes de construirla.
Ecologistas de Cabrera, en contra
Las asociaciones ecologistas Cabrera Despierta y Cabrera Natural, de la comarca leonesa de Cabrera, han lanzado un SOS por el río Eria, “que se encuentra en un maravilloso estado ecológico, desde su nacimiento en los manantiales de las faldas del Teleno y a lo largo de su discurrir”.
En un comunicado que han hecho llegar a este medio, defienden que “el bosque de ribera asociado está en un perfecto estado de conservación”. El río Eria y el valle en su conjunto “acogen un nutrido repertorio de hábitats y especies que deben ser preservados” porque están recogidos en la Directiva Europea Hábitats y que “parte de su recorrido pertenece a la Red Natura como Lugar de Interés Comunitario (LIC)”. Además, en las aguas cristalinas de la corriente de agua viven poblaciones de trucha común, “100% autóctona” y otros animales como “la nutria o el desmán de los pirineos, gravemente amenazado”.
El proyecto, que entienden que es fruto “del voraz apetito de la industria renovable”, buscaría “profanar este reducto natural de la geografía leonesa” con “una mera excusa” de producir energía renovable para la lucha contra el cambio climático “para conseguir unos objetivos económicos empresariales especulativos”. Por todo ello, “pedimos que se desestime este macroproyecto en el río Eria”.
El megaproyecto que costó el puesto a dos alcaldes de toda la vida
No es la primera vez que Cabrera se rebela contra macroproyectos energéticos en su territorio. La megacentral hidráulica reversible que, según desveló ILEÓN, pretende crear un embalse artificial en Odollo, perforar una montaña entera hasta llegar al río Cabrera y construir una presa en su cauce, a 200 metros de los Canales Romanos y a 20 kilómetros de Las Médulas, la mina de oro a cielo abierto más importante del Imperio Romano y reconocida como Patrimonio Mundial de la Unesco, le costó le puesto a dos alcaldes de toda la vida.
Los históricos Tomás Blanco (PSOE) y José Manuel Moro (PP) dejaron de ser alcaldes en Castrillo de Cabrera y Encinedo tras las elecciones municipales del pasado 28 de mayo y tras haber sostenido entre sus manos el bastón de mando con mayoría absoluta durante dos décadas.
La connivencia que mostraron con la empresa promotora y las dudas del proyecto, en ese caso Capital Energy, afectó al resultado electoral y sus vecinos les retiraron su confianza en las urnas y con el peor resultado electoral de su carrera política como recordatorio de al servicio de quién están los cargos públicos, los ciudadanos.