Sara García, astronauta: “Quiero inspirar a niños y jóvenes como alguien que viene de familia humilde y ciudad pequeña”

Caty Arévalo / Agencia EFE

Recién concluida la penúltima semana de su primera fase de entrenamiento y antes de viajar a Pirineos para formarse en supervivencia a temperaturas extremas, Sara García resume así estos días de preparación para ser, potencialmente, la primera española en ir al espacio: “Ser astronauta consiste en aprender absolutamente de todo”.

La bióloga molecular leonesa, de 35 años, atiende a EFE por videoconferencia desde el Centro Europeo de Astronautas de la Agencia Espacial Europea (ESA, en inglés) en Colonia (Alemania), donde lleva seis semanas formándose para sobrevivir y hacer investigación en el espacio como una de los 17 nuevos astronautas seleccionados en 2022 (entre 23.000 aspirantes) por la agencia, en su caso entre los 12 de reserva.

Para ir a Colonia, García ha pedido dos meses sin empleo y sueldo en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) donde investiga terapias diana contra el cáncer de pulmón.

La astronauta ha tenido intensas jornadas de preparación, de 8.30 a 17.30 horas, en las que cada actividad estaba planificada al minuto: “Tu cerebro tiene que estar un poco compartimentado para ahora, de repente, aprender sobre física, mecánica orbital, capacidades de liderazgo, para enfrentarte al frío extremo o hacer un deporte que no habías has hecho en tu vida”, explica.

Ese aprendizaje en sí ya es “un desafío mental”, reconoce, “porque se presupone que al habernos seleccionado para astronautas es como si nos hubieran puesto una capa de superhéroes y se espera que seamos buenos en todo. Esa es una presión añadida con la que hay que lidiar porque tú quieres que estar a la altura y a veces te encuentras con dificultades”.

Aprender a vivir en entornos muy hostiles

¿Cómo combate Sara García el estrés que generan esas situaciones extremas que ha vivido en los entrenamientos para prepararse ante cualquier imprevisto que pueda ocurrir en el espacio? Ella misma relata cómo, por ejemplo, las pruebas que ha hecho en la piscina han incluido toda clase de situaciones críticas, y la próxima semana en Pirineos vendrán otras para aprender a sobrevivir en entornos muy hostiles.

“En situaciones de estrés, en las que tu cuerpo puede sentir ansiedad, lo primero que hay que hacer es dar un paso atrás, mantener la cabeza fría, pensar que hay un procedimiento, y concentrarte en cumplirlo porque sabes que así no te va a pasar nada”, cuenta.

En los próximos bloques de formación adquirirá formación médica, desde nociones de anatomía o fisiología, a sesiones prácticas en hospitales para aprender a sondarse, poner una vía, extraer sangre, o familiarizarse con heridas y fracturas para saber reaccionar ante cualquier incidencia personal o de un compañero.

Constante y tenaz, García, que hace entrenamiento intenso varias horas al día, también ha dedicado parte de su tiempo libre en Colonia a mantener su rutina física: “Como normalmente entreno en el salón de mi casa, he aprovechado el gimnasio del Centro Europeo de Astronautas, que me encanta”.

Una vez va acabando la jornada y contestados los correos electrónicos (mantiene contacto permanente con sus tres estudiantes de doctorado o responde a decenas de solicitudes para participar en actos de divulgación), la astronauta se pone con lo que más le relaja y le ayuda a desconectar: sus ovillos de lana, “estas semanas he hecho ratoncitos, una molécula…”.

La ciencia, camino hacia las soluciones y la desinformación

Sara García ha querido aprovechar la visibilidad que le da ser astronauta “para explicar cómo beneficia a la humanidad la investigación espacial; para inspirar a niños y jóvenes con la historia personal de una persona que viene de una familia humilde y de una ciudad pequeña, y ha visto que esforzándose mucho se puede llegar lejos”.

Sostiene que “explicar que la ciencia es el camino hacia las soluciones con un lenguaje que todo el mundo pueda entender es la mejor forma de combatir la desinformación”.

“Esta desinformación y estas conspiraciones se producen porque la gente escucha a quienes dan respuestas muy simples a cuestiones muy complejas; y como no la entienden, algunas personas prefieren quedarse con la respuesta facilona que les deja tranquilos, aunque sea falsa”.

Hija única y prueba de la eficacia de las becas como motor del ascensor social, la leonesa confiesa que sus padres están “emocionadísimos” con su carrera de astronauta: “Siempre me han animado a dejarme llevar por mi curiosidad, por mis sueños y buscar mi felicidad. Creo que me metí en el proceso de selección de la ESA por esa semilla que ellos sembraron en mi”.

Una misión espacial financiada por España, su sueño

Uno de los sueños de la astronauta -y de la investigación española-, es que el Ministerio de Ciencia pueda financiar una misión espacial de un par de semanas a la Estación Espacial Internacional, como ya han hecho otros países europeos.

En ese caso, todos los experimentos científicos de la misión saldrían de centros de investigación, empresas o 'startup' españolas y el retorno en conocimiento y económico volverían al país; y al ser de corta duración los astronautas solo se dedicarían íntegramente a hacer sus experimentos sin necesidad de hacer las labores de mantenimiento de la Estación Espacial Internacional.

“También te digo cuando si en algún momento ocurre esa misión y yo estoy en la nave espacial, no me quiero imaginar la cara de mis padres y de mi marido viendo el despegue del cohete”, bromea.

Sara García ha pensado muchas veces en ese instante y se imagina muy acompañada: “creo que todo el mundo en España va a estar igual de nervioso que yo porque es algo muy bonito para nosotros, son más de 20 años sin tener una misión y ahora nosotros podríamos diseñarla y recibir sus beneficios, es una oportunidad enorme para nuestro país y para toda la ciencia y la tecnología española”.