Coches en vez de árboles: Los vecinos de la calle Padre Isla en León se rebelan contra el incumplimiento del proyecto

Sara Lombas

30 de junio de 2023 08:57 h

A falta de poco tiempo para que las obras de la Zona de Bajas Emisiones de Padre Isla se den por finalizadas, un numeroso grupo de vecinos ha llevado a cabo un movimiento ciudadano para conseguir que la reforma de la calle se parezca en lo máximo posible a lo proyectado. Y es que si en el documento aprobado por el Ayuntamiento de León aparecen varios aspectos fundamentales para la reforma de la calle como la presencia de árboles o la reducción del tráfico, a medida que transcurrían las obras los vecinos se han dado cuenta de que muchas cosas se han quedado solamente en el papel.

Este proyecto se incluye de un plan que lleva a cabo el Ayuntamiento de León para implantar diferentes zonas de bajas emisiones a lo largo de la ciudad de León. El final de Padre Isla fue una de las calles seleccionadas para calmar el tráfico y darle prioridad al peatón. El proyecto tiene un coste de 1.181.967,32 euros financiados a través de los Fondos Next Generation otorgados por la Unión Europea y que tienen como objetivo crear espacios verdes en las ciudades, tal y como se afirma en su página web

Con el anuncio de esta obra, y el amplio coste de la misma, muchos vecinos se sintieron afortunados de que su barrio fuese el elegido para tal prometedora modernización. Lo que en un principio fue una buena noticia para muchos ha desencadenado un verdadero clima de tensión y una división entre quienes desean que la obra mantenga lo máximo posible las condiciones pasadas de tráfico y quienes defienden que se cumpla con el proyecto aprobado por el Consistorio. Estos últimos han comenzado a dar pasos para reclamar al Ayuntamiento el cumplimiento del documento de obras aprobado en abril de 2022. Ya son 12 comunidades de vecinos, unas 300 viviendas, las que han firmado actas, muchas de ellas por unanimidad, para que se dé prioridad al peatón en las aceras.

La obra

En el proyecto oficial, el único aprobado al respecto y sin modificaciones, el Ayuntamiento consideraba necesaria una actuación en esta calle para llevar a cabo una serie de mejoras al detectar que los coches ocupaban “la mayor parte de los espacios públicos, con único sentido de circulación con aparcamiento en batería en ambas márgenes y con aceras estrechas”. Anteriormente, el tráfico en una sola dirección de esta calle que conecta el centro de León con la carretera de Carbajal estaba frecuentemente congestionado, con aparcamientos en batería a ambos lados de la calle, y unas estrechas aceras que frecuentemente se veían invadidas por coches.

La obra cambiaría todo aquello. El proyecto refleja que se harían mucho más anchas las aceras y subirían el nivel de la calzada para quedar al mismo de la acera, sin barreras físicas entre una y otra. Además se plantarían árboles con una separación de 7 metros entre uno y otro a ambos lados de la calle; más de 70 en total. De esta forma, la calle pasaría a tener la categoría de Prioridad Peatonal, de 'coexistencia', con un espacio central (calzada) destinado a la circulación “de transporte público, vehículos de servicio público, carga y descarga con limitación horaria” según las ordenanzas. No incluye en este apartado el acceso de los vehículos de vecinos, aunque no puede ser de otra forma, ya que la calle cuanta con varios accesos a cocheras y garajes, además de la existencia de dos talleres mecánicos.

Ahora que la obra está casi terminada algunos vecinos son conscientes de lo mucho que dista del documento. La polémica ya colea. Hace varias semanas los vecinos y los talleres se enfrentaron por el número de coches que aparecían aparcados en las aceras. Muchos culparon a los mecánicos de aparcar tantos coches fuera de sus talleres, mientras ellos aseguraban que el Ayuntamiento les permitía dejar algunos vehículos en las aceras (sin especificar la cifra) y que el resto eran de vecinos.

La problemática de los aparcamientos

Aquella situación fue la punta del iceberg ya que ahora que la obra está más avanzada los coches han comenzado a aparcarse en batería, como antes, y ahora que no existe una diferencia de nivel ni una barrera física entre la calzada y las aceras, algunos de ellos dejan muy poco espacio para el paso de los viandantes, especialmente para aquellos que transitan en silla de ruedas. En el mejor de los casos las aceras se quedan con la misma anchura que antes de la obra. Lo que se suponía que debía de ser una zona con prioridad peatonal ha quedado en la misma situación por un coste de más de un millón de euros.

“Nosotros no sabemos de obras, veíamos lo que se estaba haciendo pero estábamos contentos. Veíamos todo tan especial y espectacular por la presupuesto de la obra... Hasta que nos hemos dado cuenta de que esto va a ser así. Nos iba a quedar una calle bonita y estábamos agradecidos, ahora sentimos que nos han tomado el pelo. Esto es un despilfarro. Hacer semejante obra por más de un millón de euros para dejarlo incluso peor que antes es vergonzoso. Un abuso”, lamenta una de las vecinas.

Rafael, vecino y presidente de una de las comunidades que han aprobado actas para reclamar más espacio peatonal, exige la dimisión del concejal de Urbanismo, ahora en funciones: “Hay que actuar, esto es una cacicada total y una burla porque han aceptado dinero europeo para corregir una situación que ahora ha empeorado”.

Este vecino cuenta que el ambiente en la calle es cada día peor: “Hay mucha gente ofendida, el ambiente está mal, muy mal; enrarecido. Un día me paré a hablar con una señora en la calle sobre este tema y no dejaba de mirar para todas partes. Le pregunté si es que le daba miedo que la viesen hablar conmigo y me dijo que un poco sí. A mí nunca me han increpado por esto, pero sé que a otros sí. Hay mucha tensión, es lógico, y a medida que pasan los días va a peor”.

“Los coches se aparcan hasta los portales. Nosotros entendemos que los talleres se tendrán que adaptar, pero lo que no puede ser es que no dejen paso para los peatones cuando esta calle va a ser residencial. Hasta ahora lo hemos tolerado, y había aparcados coches y furgonetas que no te dejaban visibilidad cuando salías de las cocheras. Pero ya que se está haciendo una obra, al menos cambiar las cosas”, comenta la vecina. “Se aparcan los coches hasta la puerta de entrada o el escaparate. Un día va a pasar algo con mis clientas”, comenta preocupada una de las peluqueras que atienden su negocio en Padre Isla.

Para solucionar esta situación los vecinos proponen el aparcamiento en línea, que dejaría más paso para los peatones en las aceras: “Nos dicen que los coches se pueden aparcar detrás de una franja gris podotáctil, que sirve para las personas invidentes, pero hay coches que se aparcan encima. ¿Cómo van a detectarla? Dicen que quieren poner un carril bici detrás de los aparcamientos en batería, ¿cómo van a salir marcha atrás? ¿Quién ha pensado en las consecuencias de esta obra?”.

Otra de las situaciones que provoca el aparcamiento en batería sin barreras físicas es que algunos de los bares que se encuentran en la calle se encuentran con poco espacio para colocar sus terrazas, lo que provoca además un obstáculo añadido para los peatones, como denuncian algunos vecinos.

El documento del proyecto no especifica cómo van a ser los aparcamientos, si serán en línea o en batería y en qué espacios, o si se permite para empezar ya que, en uno de los bocetos del proyecto, se expone la ausencia de espacio de estacionado:

Los árboles

El proyecto contaba con más de 70 árboles que, hace unas semanas, el alcalde en funciones, José Antonio Diez, reconoció que iban a convertirse en 20 por las quejas de “los vecinos” que “querían y exigían estacionamiento y para hacerlo había que reducir de manera importante el arbolado”, aunque también se ha reunido con negocios como los talleres, quienes reclamaban más aparcamientos para poder trabajar con más coches.

Sin embargo, los vecinos que se agrupan ahora reclamando que se cumpla el proyecto son un número importante, habitan en cerca de 300 viviendas: “No sabemos por qué el Ayuntamiento lo ha cambiado así. Igual porque ha creído que es la opinión general de los vecinos, pero nosotros nos hemos encontrado con una gran respuesta vecinal y mucho apoyo”, cuenta una vecina que reconoce que lo principal ahora mismo es solucionar la situación de los estacionamientos pero que lucharán también por la plantación de más árboles, tal y como se compromete en el proyecto de obra.

Si han tardado tanto tiempo en organizarse es, dicen, porque deseaban hacerlo de forma regulada, comunidad por comunidad. Saben que la asociación San Esteban Vías está llevando a cabo una recogida de firmas pero no creen que esta sea la forma más ordenada de hacerlo, ya que a través de las actas vecinales se puede identificar mejor si los vecinos que expresan su opinión residen en esa calle.

El siguiente paso es reunirse con el alcalde, al que ya han solicitado una cita con el compromiso del Ayuntamiento de que hasta no escuchar sus opiniones la obra no se dará por finalizada, afirman estos vecinos: “Tenemos argumentos, queremos que la calle sea residencial, con arbolado. Vamos por las buenas, queremos demostrar que el apoyo que tenemos es cierto. Estamos dispuestos a llegar a donde sea si la reunión no es fructífera”, advierten los vecinos.

Mientras tanto, han creado una petición de firmas a través de Change.org para conseguir más apoyo, pueden participar a través de este enlace.

Este periódico se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de León para obtener su versión respecto a las modificaciones del proyecto de las obras de Padre Isla y también sobre las obras para crear otra Zona de Bajas Emisiones en Ramiro Valbuena que deberían haber comenzado en febrero, sin obtener una respuesta en el momento de la publicación.